«Yo, Carmen», en CorpArtes: La voz y el alma femenina, a través de la danza

En la reciente presentación de la artista sevillana María Pagés todos los elementos en escena funcionaron perfectamente, así, los pies de esta bailaora hablaron y transmitieron algo que va más allá del placer de la coreografía y que sólo los grandes exponentes pueden proyectar desde un escenario: alegría y libertad.

Por Miguel Alvarado Natali

Publicado el 10.11.2017

¡Y vivimos la pasión del flamenco! Ya que los asistentes al teatro CorpArtes el viernes 4 y el sábado 5 de noviembre, quedaron sencillamente fascinados con la brillante presentación de María Pagés, la extraordinaria bailarina y coreógrafa andaluza, que ha hecho de este estilo de danza -como lo es el flamenco- su vida, y que con su  compañía creada en 1990, se han presentado con gran éxito en todo el mundo con “Yo, Carmen” montaje que se encuentra basado en la novela “Carmen”, del escritor e historiador francés, Próspero Merimée, publicada en 1847. Esta fue la segunda visita a Chile de la artista española, luego de presentarse en el Teatro Municipal de Santiago, hace ya dos temporadas, en marzo de 2015.

Aquí se resalta la voz y alma femenina sin temor a lo que dirán los hombres, pese a que no hay varones en escena, como lo es en la “Carmen” original, María Pagés se expresa en forma más moderna y da a entender que las mujeres han cambiado, pueden ser más libres, como en ese juego con el abanico que hacen todas las bailarinas, al comienzo de la obra, con una delicadeza, ternura y perfección que cautiva y envuelve a los espectadores, mientras las luces crean la atmósfera perfecta.

Sorprenden los cantantes en vivo, donde la mujer toma la palabra y la acción a través de la poesía, mientras que las guitarras y el violonchelo, no hacen más que realzar las notas del flamenco, conjugándose con la música popular y clásica -lo que se agradece para el disfrute de nuestros oídos-, donde el sonido no podía ser mejor, seguido de variados elementos en escena, como libros, delantales, bastones, escobas y bolsos, los que van apareciendo de los costados, del cielo y de entre las manos de la bailarinas. Sin dudas que estuvimos ante un espectáculo de primer nivel, lleno de fuerza, de destreza y de coordinación.

 

La bailaora española María Pagés, en plena ejecución del montaje «Yo, Carmen», exhibido hace unos días en CorpArtes

Andalucía es la cuna del flamenco, el cual data del siglo XVIII y sólo ciento veinte kilómetros la separan de Sevilla donde nace en 1963 María Pagés, considerada una de la bailaoras y coreógrafas más importantes del flamenco y que hoy nos deslumbra y deleita con “Yo, Carmen”, generando una emoción desde su entrada al escenario y hasta su salida. Ella sabe ocupar los espacios, sus movimientos de brazos que se extienden por todo el cuerpo y pareciera que sus capas, vestidos y accesorios son parte de ella y su danza zapateada que no para de sorprenderte, cuadro tras cuadro, destacándose el momento en que ella, delante de un espejo, transforma sus vestimentas con una elegancia y naturalidad, que sólo lo da, esa madurez artística que ha logrado tras tantos años arriba de un escenario. En “Yo, Carmen” todos los elementos en escena funcionan perfectamente, pero los pies de esta artista hablan y transmiten algo que va más allá  que el placer de la danza y que sólo los grandes exponente pueden proyectar desde un escenario: alegría y libertad.

“Ni el aire ni la tierra son iguales después de que María Pagés haya bailado”, ha dicho el Premio Nobel de Literatura, Jesé Saramago. Y razón tiene, ya que el gran número de eventos coreográficos que ha realizado es sencillamente notable: «Sol y sombra» (1990), De la luna al viento (1994), «El perro andaluz. Burlerías» (1996), «La tirana» (1998), «Flamenco Republic» (2001), «Canciones antes de una guerra» (2004), «Sevilla» (2006), «Autorretrato» (2008), «Flamenco y poesía» (2008), «Dunas» (2009), «Mirada» (2010), «Utopía» (2011) y a estos hay que agregarles sus colaboraciones cinematográficas, destacándose su participación en: «Carmen, el amor brujo y flamenco», de Carlos Saura, así como en «La bella Otero» y en «Hemingway, fiesta y muerte», de José María Sánchez Divina (2012), «La alegría de los niños» (2013), «Siete golpes y un camino (2014)» y ahora el montaje de “Yo, Carmen”.

 

Un espejo y la artista: En evidencias la destreza y la coordinación de María Pagés, para llevar a cabo los movimientos requeridos durante su reciente presentación

 

Crédito de las fotografías: Natalia Núñez, de la Fundación CorpArtes