«Don Giovanni», de Mozart, en el Círculo Lírico de Viña del Mar: Conclusiones de un sociólogo

El apellido elegido por el genio de Salzburgo, como “Ópera Buffa”, es un patrón que habita en su vida como compositor. Para abrir una obra a diferentes posibilidades de perspectiva, es necesario trascender la rigidez de la seriedad, mezclando sutilmente los colores trágicos de la existencia, con el fondo de comedia que a veces adquiere el destino. Un contrapunto, diría Bach

Por Carlos Ravest Letelier

Publicado el 2.11.2017

El lunes 16 de octubre, y el 23 de ese mismo mes, se exhibió en la Sala Viña del Mar de la Corporación Cultural de la Ciudad Jardín, la tercera de las óperas de Wolfgang Amadeus Mozart (1756 – 1791) conocida como “Don Giovanni”. La obra proveniente del libreto de Giovanni Bertati, sucesora directa de “Las bodas de Fígaro”, y se presentó en la Quinta Región, en el contexto de un evento ofrecido por el Círculo Lírico de Viña del Mar. Para algunos el punto medio entre la tragedia, y la comedia, para otros, una pieza con múltiples interpretaciones.

El apellido elegido por el genio de Salzburgo, como “Ópera Buffa”, es un patrón que habita en su vida como compositor. Para abrir una obra a diferentes posibilidades de perspectiva, es necesario trascender la rigidez de la seriedad, mezclando sutilmente los colores trágicos de la existencia, con el fondo de comedia que a veces adquiere el destino. Un contrapunto, diría Bach.

La vida de Mozart, se caracterizó por estar llena de cambios: La muerte, las deudas, el trabajo. La personalidad de éste, por su parte, en vez de desarrollar una “máscara” de indiferencia, y luego de evitar caer en el cinismo característico de la aristocracia, siguió la ruta de la creación, la composición, la ironía.

La figura del “gran pecador arrepentido” nos retrotrae al origen de la historia, y a las múltiples exégesis que posee la partitura: ¿Qué sentido tienen la fama, el lujo, y el libertinaje, cuando se carece de un libreto trascendente?

¿No será que detrás del gran pecador arrepentido, subyace una máscara que limita sus potencialidades, y consume su forma de ser?

Aquellos interesados en profundizar sobre el tema, pueden leer la obra de Lincoln Maiztegui: “Mozart detrás de la máscara”. Considerada una respuesta al célebre filme de Milos Forman, “Amadeus” (1984).

El sentido de la tragedia para el músico austríaco, está vinculado a lo cómico, en el sentido existencial: ¿Cómo no considerar una tragedia el trabajar sin gusto, ejecutar sin armonía, vivir sin sentido, adaptar la vida propia a los intereses de una persona que ni siquiera sabe lo que quiere? Es en ese sentido donde la picardía, la ironía, cumplen un rol fundamental en la creación total de Mozart. Trizar un poco la linealidad temporal.

Si para el compositor de conservatorio lo importante es la precisión, la exactitud, sin importar mayormente las variaciones de tono, para el genio de Salzburgo las variaciones vienen a simbolizar diferentes puertas de entrada a una misma obra. Esto explica el ensalzamiento realizado hacia sus creaciones por parte de autores como Goethe y Gustave Flaubert; la adaptación que realizara de sus ideas estéticas el filósofo Kierkegaard para sus propios escritos; las variaciones realizadas por Beethoven y Chopin, a las principales melodías de las partituras compuestas por Mozart; la denominación de “ópera de las óperas”, dicha por Wagner, a raíz de «Don Giovanni».

La ambigüedad en la estructura de la personalidad, la convergencia entre los universos de la tragedia y de la comedia, nos muestran el sentido que poseen experiencias como el dolor, la venganza, la ira desenfrenada, la pasión sin dirección, en nuestro paso por el mundo.

¿Será el Universo un guion único e irrepetible, o más bien el cosmos podría ser una versión de una multiplicidad de dimensiones, forjadas en un espacio anterior? Queda a la libre interpretación de cada compositor.

 

Afiche original del estreno de la ópera en Viena, el 7 de mayo de 1788

 

Imagen destacada: Retrato de la familia de Mozart, por Johann Nepomuk della Croce, en 1780