El Ensamble Antara y su lucha frente a la burocracia municipal

Al contrario de lo que sugiere la fuerte oleada conocida como “Postverdad”, donde las emociones y las creencias personales, importan más que los hechos mismos, el Ensamble Antara nos recuerda los acontecimientos que han sido olvidados en Latinoamérica, en pos de la construcción de una idea de la prosperidad y del progreso basadas en una liquidez (Bauman), o decadencia de lo común (Byung Chul Han).

Por Carlos Ravest Letelier

Publicado 18.08.2017

Dirigido por el maestro Alejandro Lavanderos, la noche del jueves 17 de agosto se presentó en el escenario del Teatro Municipal de Viña del Mar el Ensamble Antara, apelando al sentido Latinoamericanista en un contexto moderno cada vez más atomizado. El Ensamble Antara es un proyecto transdisciplinario, que en líneas generales trabaja desde la formación musical, la investigación etnomusicológica, la sistematización de técnicas multiculturales en la ejecución de los instrumentos, y sobre el uso de las nuevas tecnologías en la creación sonora.

Es menester señalar, que Antara es la primera agrupación chilena invitada como conjunto en residencia por el prestigioso Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París, en el año
2006. Durante la temporada 2014, por su parte, fueron convocados al Festival Berlioz, considerado el evento sinfónico más importante de Francia. Desde el plano de la creación instrumental, el Ensamble Antara ha estrenado más de 60 obras de compositores chilenos y extranjeros escritas especialmente para el conjunto, y han desarrollado, de forma simultánea, proyectos con nuevas partituras provenientes de Francia, Rumania, Corea, Japón, Noruega y Colombia.

En esta ocasión, dentro de un repertorio breve de ocho canciones interpretadas en el Teatro Municipal de Viña del Mar, el maestro Lavanderos apeló al espíritu Unamuniano sintetizado en la idea: “El pasado no es válido, si no se actualiza dentro del presente continuo”. La sincronización del ensamble, y la atmósfera musical, en armonía con el espíritu Latinoamericano, recorrió fragmentos musicales del Virreinato del Perú, acerca de la influencia española en Chiloé, y en torno a la magia de los territorios insulares de Chile. Lo clásico, lo ancestral, y lo tecnológico, aparecen ahora mezclados en un contexto de fusión cultural (Malgesini, Gimenez), o culturas híbridas (Canclini), incorporando fuertemente el rol del mestizo y del criollo, dentro de la composición de las piezas ejecutadas.

Al contrario de lo que sugiere la fuerte oleada conocida como “Postverdad”, donde las emociones y las creencias personales, importan más que los hechos mismos, el Ensamble Antara nos recuerda los acontecimientos que han sido olvidados en Latinoamérica, en pos de la construcción de una idea de la prosperidad y del progreso basadas en una liquidez (Bauman), o decadencia de lo común (Byung Chul Han).

La idea de prosperidad basada en el acceso a “cosas”, por sobre el desarrollo de la cultura y de las artes, de la educación, de las ciencias deportivas; parece guardar relación con el histórico horror al vacío característico de la modernidad: Creer que los barcos que llegan al horizonte, caerán en un abismo. Queda en evidencia que, frente al espíritu cortoplacista, rentista, y especulador que en estos momentos prima al interior de la Municipalidad de Viña del Mar, el desarrollo humano mediante la “transdisciplinariedad”, y la transformación de los establecimientos educacionales, a través de una “educación multidisciplinaria”, son algo que está lejos de ser una prioridad.

Lo importante para la modernidad es unir a través del vacío, confundir para poder administrar de mejor manera los votos, mantener a la gente controlada a través del stress, de la depresión, y de los trastornos del ánimo.