Reflexiones de una historia local sobre la Región de Valparaíso

La urbe del puerto, denominada antiguamente como “Valle del Paraíso”, si bien nunca ha sido fundada en cuanto una ciudad, dicen que fue descubierta durante el siglo XVI por Juan de Saavedra, quien venía como parte integrante de la colonización a cargo del adelantado Diego de Almagro.

Por Carlos Ravest Letelier

Publicado 18.08.2017

Wolf en su texto: “Europa y la gente sin historia”, nos recuerda como la historia tradicional tiende a subvalorar a ciertos personajes como decisivos, en el devenir de los relatos canónicos. Desde mi óptica, esta frase es clave para entender el rol que en Chile jugaron los “héroes populares anónimos”, y en especial algunos personajes que tomaron parte en la forma final de la Región de Valparaíso, como es el caso del croata Pascual Baburizza, quien luego de llegar a Chile comenzó sus oficios en el Norte como ferretero y vendedor de pescados frescos, posteriormente en las finanzas pasó de ser accionista minoritario a unos de los principales socios de las Sociedades que llevan su apellido. Aportando con su colección de pintura europea a Valparaíso, y los terrenos donde se mandó a construir en su momento el Parque del Salitre de Viña del Mar, actual Jardín Botánico Nacional, y como presidente de la Defensa de Yugoslavia para la América del Sur (1).

Federico Santa María Carrera, el pobre de la familia Carrera, también parte en el oficio de los pescados frescos, y destaca por su labor filantrópica luego de su paso por Francia y por la Bolsa de Comercio, invirtiendo lo que sobrevivió de sus ganancias en la Bolsa de Estados Unidos, en una universidad en Chile para la clase media y la gente trabajadora de la zona, la cual lleva hoy su nombre: “Universidad Técnica Federico Santa María”.

Esto dentro del contexto que significa la formación de los antiguos ciudadanos universales en “cosmopolitas”. Ahora bien, detrás de los contextos existen lugares geográficos suspendidos en el tiempo, que siguen más el itinerario del tiempo cíclico que el tiempo lineal, en palabras de Mircea Eliade, como es el caso de la antigua Hacienda de Las Palmas, la cual a fines del siglo XVIII reunía a Tunquen, Limache, Quilpué, Reñaca, Viña del Mar, Valparaíso, en un todo integrado.

Valparaíso, denominada antiguamente como “Valle del Paraíso”, si bien nunca ha sido fundada como una ciudad, dicen que fue descubierta durante el siglo XVI por Juan de Saavedra, quien venía como parte integrante de la colonización a cargo del adelantado Diego de Almagro. Así, el antiguo indio cuenta que existían entre Valparaíso y Viña del Mar dos haciendas:

1) La hacienda Las Siete Hermanas: Partía desde el Cerro Barón, llegando hasta el estero Marga-Marga.

2) La hacienda Viña del Mar: Partía desde el estero Marga Marga, y alcanzaba hasta Reñaca y Concón.

Aquí es menester destacar la labor del ministro de Guerra, Francisco Vergara Álvarez, durante el siglo XIX, el cual además de haber aportado con sus caballos en la Guerra del Pacifico, intentó unificar ambas haciendas. Su hijo Salvador Vergara Álvarez, por su parte, aportará entre fines del siglo XIX, y comienzos del XX, mediante la impronta liberal que caracterizará a la ciudad de Viña del Mar, y a la urbanización de la playa de Reñaca. Seminarios relacionados con la historia de Valparaíso, señalan que la urbe en 1875 poseía un crecimiento desmedido, sumado a la ausencia de planificación. El terremoto de 1906 desestabilizó al puerto, teniendo que migrar gran parte de la gente hacia las dependencias de Viña del Mar. La posterior migración campo-ciudad, es un fenómeno que no pasó desapercibido en Valparaíso, generándose aproximadamente en 1950, en los cerros, el denominado “crecimiento informal”, y los problemas de ubicabilidad de las viviendas sociales.

Finalmente, el arquitecto Juan Luis Moraga profundiza sobre el trazado de Valparaíso. Detrás de aquella ruptura, existen lugares que mantienen los significados. La habitabilidad de Valparaíso en sus distintas formas, más que responder al tipo de trabajo, o tipo de movilización, parece guardar relación con las rutas internas existentes al interior de la región.

(1) Torres, I. (2003). La vida de un Croata: Pascual Baburizza Soletic. Ediciones Universidad de Playa Ancha.