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Concierto 7 del Municipal de Santiago: La batuta de Maximiano Valdés y la técnica de Luis Alberto Latorre

La última presentación de la Orquesta Filarmónica de Santiago contempló la ejecución de un programa dedicado a recrear partituras del compositor chileno René Amengual, del polaco Krzysztof Penderecki y del creador romántico alemán Johannes Brahms, en un espectáculo que reunió la conducción del maestro nacional y la experticia en el teclado del connotado profesor del Instituto de Música de la UC.

Por Jorge Sabaj Véliz

Publicado el 12.9.2018

El programa del  Concierto 7 de la Temporada 2018 del Teatro Municipal de Santiago, interpretado el día 4 de septiembre en su función de estreno, nos ofreció obras de dos compositores no habituales del repertorio, al menos en Chile, se trata de René Amengual (Santiago, 1911 – Santiago, 1954) con su Preludio sinfónico (1938) y de Krzysztof Penderecki (Dębica, 1933 –   ) con su Resurrección (2001-2002), para finalizar con una pieza de uno de los más populares ciclos sinfónicos del repertorio como es la Sinfonía Nº 4 Op.98 (1884), del compositor alemán Johannes Brahms (Hamburgo, 1833 – Viena, 1897).

 

Preludio sinfónico (1938)

Comienza el oboe y fagot para luego presentar el tema por violonchelos y violines. Obra sugerente con un tema que al final se libera en un tutti que se prolonga más allá del final del sonido y de la partitura hasta nuestros recuerdos.

 

Resurrección (2001-2002)

Piano: Luis Alberto Latorre

Obra de difícil concepción rítmica, con abundantes cambios de tempo. Uso expresivo de las cuerdas con stacatto, tutti orquestales con bronces en diferentes tonos que las cuerdas. Un solo sufriente de violonchelo con reminiscencias a compositores como Shostakovich y Stravinsky. El solo de piano utilizado como un elemento expresivo más. El piano interrumpe el discurso caótico  de la orquesta para hacer saltar las notas. Uso de la sordina en los bronces. Percusión con campanas. Acompañamiento de arpa. El pianista desarticula su discurso en forma pulcra y ordenada. Parecía que el piano iba a ser engullido por la orquesta y su discurso arrebatador. Tres golpes de trombones y tuba y coral de trombones.

El piano toca a capella su discurso de lamentos. Los trombones y la tuba insisten en su castigo. El pianista desarrolla un motivo rítmico que luego toman los violonchelos.

El timbal marca el inicio del final mientras el piano se expande en acordes. El tambor militar da los últimos toques junto con las campanas. El piano arriba a otro estado, más luminoso hasta que la orquesta desarrolla un gran coral en forte y tutti con un campanario amplificado por sobre la agrupación, campanas y arpa, tambor militar. Muchos clímax y contra clímax dentro de la obra.

 

Sinfonía Nº 4 Op.98 (1884)

Allegro non troppo: Al primer movimiento le falta algo de definición o nitidez de colores sobre todo en las cuerdas graves. Esto cooptó para que el sonido orquestal se unificara. La opacidad de los cornos ayudó a esta indefinición. La línea de los violonchelos doblados por los cornos fue particularmente difusa. Parte del problema es que tocaron muy piano. Los violines, con un bello sonido, tendían a destacar constantemente restándole armonía al sonido del conjunto. Buen cierre al movimiento.

Andante moderato: Buen sonido del solista de corno el que se equilibró bien con el resto de los vientos de madera y con las cuerdas en staccato. El tema central de violines y violonchelos no fue exhibido con el marco adecuado, y hubo poca flexibilidad dinámica. El sonido de los violonchelos no mejoró en sus intervenciones. Buen final.

Allegro giocoso: Buen inicio de cuerdas y de la orquesta en general. Mejoró el sonido de las cuerdas graves y eso contribuyó al conjunto. El ritmo interno adoptado por el director, Max Valdés, favoreció a la orquesta en este movimiento: se trató del pasaje mejor interpretado de la sinfonía.

Allegro energico e passionato: Buena introducción de bronces. Destacaron violines en sus temas. El solo de la flauta traversa fantástico como siempre. En el dúo de vientos de madera y violonchelos, a éstos últimos les faltó un poco de presencia. Lo mismo puede decirse en el dúo con trombones.

 

La temporada 2018 de la Orquesta Filarmónica de Santiago prosigue el próximo viernes 19 de octubre cuando la tradicional agrupación docta interprete piezas de Debussy, Saint-Saëns y Bartók, en un programa que será dirigido por su conductor titular, el maestro ruso Konstantin Chudovsky.

 

Maximiano Valdés dirigió a la Orquesta Filarmónica de Santiago en el Concierto 7 de la temporada 2018

 

 

Tráiler:

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Marcela González Guillén, del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile.

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