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Concierto 8 del Municipal de Santiago: Los dilemas entre un pianista y su orquesta

En un programa dirigido por el conductor titular de la agrupación filarmónica, el ruso Konstantin Chudovsky, la octava fecha regular del recinto de la calle Agustinas destacó por la presentación como solista del artista galo Jean-Philippe Collard, en la ejecución del Concierto Nº5 para piano y orquesta, «El egipcio», de Camille Saint-Saëns, el cual fue llevado en gran parte de su recorrido a través de diferentes tiempos y de velocidades rítmicas y estéticas, por parte de sus intérpretes (el tecladista galo y el conjunto docto capitalino).

Por Jorge Sabaj Véliz

Publicado el 27.10.2018

El programa del Concierto 8 de la Temporada 2018 del Teatro Municipal de Santiago -desarrollado en funciones dobles los días 19 y 20 de octubre- nos ofreció obras de tres compositores distintos, dos franceses y un húngaro Claude Debussy (Saint-Germain-en-Laye, 1862 – Paris, 1918) con su Preludio a la siesta de un fauno (1894) y de Camille Saint-Saëns (París, 1835 – Argel, 1921) con su Concierto para piano y orquesta Nº5, Op. 103, El egipcio (1896), para finalizar con el Concierto para orquesta, Sz. 116 (1943) del compositor húngaro Béla Bartók (Nagyszentmiklós, 1881-Nueva York, 1945).

 

Preludio a la siesta de un fauno (1894).

Comienzo adecuado en cuanto a la dinámica orquestal en mezzopiano. Buen solo de flauta traversa y de corno. Obra de gran sutileza sonora. A las cuerdas les costó encontrar su volumen, generalmente tocaban más fuerte de lo necesario ahogando a los vientos de madera. Los cornos en este sentido, estuvieron en lo correcto, aunque opacaron un tanto al concertino en su solo. El arpa marcaba presencia sin molestar. Se notó que hubo un trabajo del director en cuanto a la dinámica de la obra, de contener a la orquesta.

 

Concierto para piano y orquesta Nº5, Op. 103, “El egipcio” (1896).

Piano: Jean-Philippe Collard.

1) El comienzo nos presentó un solista con una dinámica distinta a la de la orquesta, en especial a la de los violines primeros, por lo que sus líneas perdían luminosidad. El piano destacaba en sus pasajes a capella o cuando la orquesta tocaba piano o pianísimo. El segundo tema fue mejor a amalgamado pues cada parte, solista y orquestal, desarrollaban su expresión dinámica independientemente el uno del otro. Correcto volumen de bronces. Los pasajes pianísimos al final del movimiento fueron especialmente logrados.

2) El piano tocó escalas ascendentes y descendentes mientras buscaba “alianzas” con secciones orquestales. El piano le confiere todo el carácter a este movimiento al tocar los temas ante la participación subsidiaria de la orquesta. Algo similar ocurre con el segundo tema aunque las cuerdas primeras lo re-exponen de forma adecuada. Luego la orquesta retoma el primer tema, cuando el piano acompaña y se produce un diálogo entre ambos. Largos pasajes a capella del solista mientras las cuerdas acompañan o callan. Las cuerdas repiten un tema en distintas intensidades mientras el solista improvisa. Buen final con ostinato de chelos y piano controlando el ritmo.

3) Comienza con un tema alegre y “movido”. Ése mismo impulso lo retoma la orquesta. Gran dominio técnico del pianista. En este movimiento la orquesta y el solista alcanzan su mayor grado de complicidad. El clímax llega en el mejor punto de colaboración y con un solista totalmente entregado. El tema surge entre abundantes cromatismos de la línea melódica. El final fue una apoteósis solista-orquestal de primer nivel con Jean-Philippe Collard entregado con asombrosa exactitud a infinitas escalas y acordes súper-expresivos.

 

Concierto para orquesta, Sz. 116 (1943), de Béla Bartók.

1. Comienzan los chelos y la orquesta se mantiene en mezzopiano hasta que los violines primeros entran con un tema en fortísimo conduciendo el primer clímax del movimiento. Cada sección orquestal busca su lugar en el conjunto. La obra juega con estados de calma contrastados con estados de gran agitación. Buen sonido de bronces. Excelente final. La orquesta exudaba energía y vitalidad.

2. Juego con los distintos colores y timbres orquestales. Cuerdas en staccato y otras tocando con normalidad y creando contrastes. Buen sonido de corales de bronces en contraste con el tambor. Continuo cambio en cuerdas entre cuerda frotada y staccato, tanto en violines como en chelos y contrabajos.

3. Vientos de madera en escalas ascendentes y descendentes mientras las cuerdas tocan notas unísono en mezzopiano. Comienzo con un tema misterioso. Nuevamente un forte súbito de los violines primeros nos introducen al punto de inflexión dramática. Diálogo entre violas y violines. El director lleva ortodoxamente los tempos y la orquesta se somete concentradamente a ellos. El flautín con un solo descendente termina el movimiento.

4. Un tema impuesto por la flauta traversa, desarrollado y variado por las cuerdas con repentinas intervenciones del trombón. Uso de glisandos, percusión de platillos para volver al tema del inicio. Mucho trabajo para el oboe, el clarinete y la flauta traversa.

5. Bien los cornos en la presentación. Un tempo que acelerado se va acumulando y aumenta su intensidad. Todos los instrumentos se suben a ese “carro” rítmico en una especie de fuga. Una etapa de calma con temas descendentes en las distintas secciones para pasar a un segundo tema. Las trompetas lo llevan en forma marcial mientras las cuerdas aportan la base armónica. Cromatismo del timbal. Fuga de cuerdas. Con stacattos y frotados mezclados. La orquesta acumula tensión y la libera. Un momento de calma antes del gran final anunciado por timbales en piano y trompetas en sordina. Las cuerdas desarrollan escalas en piano. Los bronces abren el fortísimo tutti y orquestal para terminar la ejecución de la partitura.

 

La próxima presentación en el Teatro Municipal de Santiago, correspondiente a la temporada 2018 será el próximo jueves 6 y viernes 7 de diciembre, cuando la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile visite el escenario de la calle Agustinas y ejecute el noveno concierto regular del año -conducida por el maestro estadounidense Leonid Grin-, en un programa que será dedicado a la interpretación de piezas musicales creadas por los compositores rusos Aleksandr Borodín, Modest Mussorgsky, Nikolái Rimski-Kórsakov y Piotr I. Tchaikovski.

 

Una imagen del Concierto 8 de la Temporada 2018 del Teatro Municipal de Santiago

 

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Marcela González Guillén, del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile.

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