La obra de la autora mexicana pone el foco en la realidad de su país, y en sus páginas se rastrea un intento por despertar la conciencia sobre los principales problemas que afectan a la sociedad de su tiempo, pues como se ha dicho, su obra simboliza un verdadero ejercicio de investigación social, reescritura y restitución simbólica.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 20.6.2025
«Leer Terrestre es sobrevolar parajes sobrecogedores e inestables, que son también territorios movedizos de la memoria, sabiendo que todos los caminos se recorren una sola vez y que ‘todo se está despidiendo siempre de cualquier manera’. Aquí el viaje es el vínculo y también la forma».
Liliana Colanzi
Cristina Rivera Garza (1964) es una de las más destacadas escritoras latinoamericanas. Su obra literaria posee una voz poderosa y sugerente. La cadencia de sus frases atrapa al lector hasta llevarlo por territorios donde transitan el deseo, la rebeldía y la añoranza.
En el año 2024 obtuvo el Premio Pulitzer por la traducción de uno de sus títulos más importantes: El invencible verano de Liliana (Random House, 2021). La cual de trata de una obra-homenaje-reivindicación de la trágica muerte de su hermana a manos de su expareja. Debemos recordar los terribles casos que llevan a cientos de mujeres a desaparecer asesinadas.
Cristina Rivera Garza dejó que el tiempo curara sus heridas —pasaron treinta años hasta que pudo escribir este libro— para ofrecer al lector: «una excavación en la vida de una mujer brillante y audaz que careció, como nosotros mismos, como todos los demás, del lenguaje necesario para identificar, denunciar y luchar contra la violencia sexista y el terrorismo de pareja».
El foco en la realidad de México
Otro de sus títulos más destacados es Autobiografía del algodón (Random House, 2020). Esta novela, que parte de elementos biográficos de la propia autora —habla de hombres y mujeres que habitan su pasado familiar—, sigue las huellas de aquellos obreros y campesinos que poblaron la tierra entre Tamaulipas y Texas, con el fin de construir un territorio vital con el sistema de la siembra del algodón.
La deportación, la migración o la repatriación fueron elementos fundamentales para que esa sociedad próspera terminara transformada en un lugar donde el narcotráfico había tomado las riendas.
Como vemos, la obra de la autora mexicana pone el foco en la realidad de su país. Hay un intento de despertar la conciencia sobre los principales problemas que afectan a la sociedad de su tiempo. Como se ha dicho, su obra es: «un ejercicio de investigación, reescritura y restitución».
Terrestre (Random House, 2025) es su último libro hasta el momento. Se trata de un conjunto de siete relatos donde los géneros se diluyen. Cuentos, crónicas de viajes o relatos confesionales, donde la autora trabaja con: «juegos intertextuales, narradores múltiples, tiempos y puntos de vista dislocados que a veces parecen callejones sin salida».
El libro transcurre por distintos territorios y países: «A pie, en bus o en tren, las jóvenes protagonistas de estas historias avanzan acompasadas por rutas ignotas, inventando para sí nuevos modos de ocupar los espacios negados y en disputa».
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, realiza sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma Casa de Estudios superiores.
Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.
Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.
«Terrestre», de Cristina Rivera Garza (Random House, 2025)
Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Imagen destacada: Cristina Rivera Garza.