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[Centenario] «Diario»: Los grandes y tristes ojos de Katherine Mansfield

Los textos que forman estas páginas recién lanzadas en castellano por la editorial Lumen, transcurren durante un período de doce años —desde 1910 hasta 1922—, y el último fue escrito tan solo unos pocos meses antes del fallecimiento de la autora de origen neozelandés, ocurrido en enero de 1923, hace justo un siglo atrás.

Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda

Publicado el 6.2.2023

Todo escritor que pase a la posteridad, corre el riesgo de ver publicados documentos que, si permaneciera con vida, quizás, no llegaran a ver la luz.

Dorothy Parker señalaba, al referirse al Diario de Katherine Mansfield que: «lo que leemos es tan íntimo que casi me siento culpable por haber transitado estas páginas. Es un libro magnífico, pero creo que solo los grandes y tristes ojos de Katherine deberían haberlo leído».

La editorial Lumen acaba de publicar unos textos que, en vida de la escritora neozelandesa, eran fragmentos de ficción o breves notas personales, y que gracias a la dedicación de John M. Murry, marido y editor de Mansfield, se convirtieron en unos textos que nos acercan al pensamiento más íntimo de la excepcional cuentista.

 

Nadie amó tanto como ella

Katherine Mansfield (1888 – 1923) abandona muy pronto Nueva Zelanda, para trasladarse a Inglaterra. Allí iniciará sus estudios de música, sintiendo una gran vocación por el violoncelo.

Su aparición en la escena literaria se inicia con la publicación de un conjunto de relatos, en 1911. Ese mismo año conoce a quien será su principal editor, y su futuro marido, John M. Murry. A ese primer libro siguió la publicación de Prelude, en la prestigiosa editorial del matrimonio Woolf: Hogarth Press.

Pero el libro que la convertiría, a los ojos de la crítica, en una escritora de prestigio fue Fiesta en el jardín, un libro de cuentos que vio la luz en 1921.

Fue, precisamente, Virginia Woolf, una de las primeras lectoras de este Diario, que se editó por primera vez en 1927. Las agudas reflexiones de la escritora británica, nos ayudan a comprender la delicadeza de estos breves e intensos textos que dan cuerpo a este volumen.

Virginia Woolf se pregunta: «¿desde qué perspectiva contempla la vida [Katherine Mansfield], ahí sentada, con su terrible sensibilidad, registrando una tras otra impresiones tan diversas? Es una escritora; una escritora nata. Todo lo que siente, oye y ve no es fragmentario ni desplazado; pertenece en conjunto a su escritura».

Una muestra de la sensibilidad de Katherine Mansfield en sus reflexiones la tenemos en el siguiente fragmento: «Hay tanto por hacer y hago tan poco. La vida aquí sería casi perfecta si trabajara siempre que pretendo estar haciéndolo. Mira los relatos que esperan y esperan justo en el umbral… Día siguiente. Pero pongamos esta mañana por ejemplo. No deseo escribir nada. El día está gris; pesado y monótono. Y los relatos parecen irreales, como si no mereciera la pena escribirlos. No quiero escribir; quiero vivir».

Los textos que forman este Diario transcurren durante un período de doce años, desde 1910 hasta 1922. El último apunte, unos meses antes de morir: «Todo está bien».

Y Virginia Woolf reflexiona sobre estas palabras finales: «Y puesto que murió tres meses después de escribir estas palabras es tentador pensar que representan cierta conclusión; una conclusión que la enfermedad y la intensidad de su propia naturaleza le llevaron a hallar a una edad en la que la mayoría de nosotros vivimos holgazaneando cómodamente entre apariencias e impresiones, entre diversiones y sensaciones que nadie amó tanto como ella».

 

 

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Eduardo Suárez Fernández-Miranda es licenciado en Derecho de la Universidad de Sevilla (España).

 

«Diario», de Katherine Mansfield (Lumen, 2023)

 

 

 

Eduardo Suárez Fernández-Miranda

 

 

Imagen destacada: Katherine Mansfield.

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