Abordar origen o la producción de las conmociones existenciales desde una perspectiva afín a los paradigmas actuales —desde la complejidad, pero sin renunciar a la parsimonia cuando se puede—, es una característica a destacar en el prolífico doctor Luis Cruz-Villalobos, quien saca a relucir en estas páginas sus competencias tanto como escritor y también en su rol de destacado académico universitario.
Por Marco Sánchez Vera
Publicado el 4.5.2025
En el libro Hermenéuticas del trauma: El trauma y su afrontamiento positivo como fenómenos hermenéuticos, Luis Cruz-Villalobos (1976) nos lleva a recorrer una variada travesía teórica desde diversas perspectivas, pasando por la psicología del trauma y el afrontamiento postraumático, diferentes propuestas psicoterapéuticas y la psicopatología.
Con todo lo anterior, además se entrama la hermenéutica, en particular la hermenéutica fenomenológica descrita por el filósofo alemán Martin Heidegger.
En un lenguaje amable, el libro inicia las conceptualizaciones desde diferentes planteamientos en torno al estrés, la adversidad y el trauma. Una vez resuelto esto, el paso siguiente será el afrontamiento positivo del trauma, bebiendo principalmente de la psicología positiva.
Se exploran y describen, en este apartado, las diferentes modalidades de afrontamiento positivo de la experiencia traumática, a saber: resistencia, resiliencia y crecimiento postraumático.
En el siguiente capítulo del libro, se abordan perspectivas teóricas en apariencia muy disímiles, pero que el autor integra de forma coherente y muy interesante, al enhebrar en un mismo tejido la fisiología del sistema nervioso central en el acto de recordar, la hermenéutica y la fenomenología hermenéutica de Heidegger.
Posterior a esta conceptualización, Luis Cruz-Villalobos, se propone incorporar en un ejercicio heurístico llamativo, una estructura exegética que facilite la interpretación de la experiencia traumática.
Esta estructura de interpretación consiste en la descripción de cuatro mundos: mundo circundante, mundo social, mundo propio y mundo de los entes culturales, todos estos constitutivos de la experiencia personal desde una perspectiva no dualista, entendidos como dimensiones simultáneas del ser-en-el-mundo, las cuales se ven afectadas disruptivamente con el trauma.
Asimismo, es interesante reflexionar sobre las implicancias que tiene esta perspectiva integrativa en la comprensión de un fenómeno como el trauma, abriendo posibilidades de diálogo entre la psicología y la psicopatología, entre la fenomenología hermenéutica y la psicoterapia, entre las ciencias sociales y las humanidades.
Esto último, lo menciono en particular, pues a lo largo de todo el libro, el autor añade referencias provenientes del arte escrito, invitando a hacer una pausa y a complementar nuestra lectura, que es de carácter académico, como si de una conversación con Luis Cruz-Villalobos se tratase.
Un paseo por la historia de las conmociones
Más que una guía o manual teórico, el libro Hermenéuticas del trauma consiste en una revisión profunda y una articulación teórica y conceptual en torno a la experiencia humana del trauma.
Así, el dominio existencial al que apunta el texto, trasciende las limitaciones de una aproximación dualista de la mente y el cuerpo, pues la reformulación teórica del trauma desde una perspectiva hermenéutica es afín a las conceptualizaciones contemporáneas dentro de las ciencias cognitivas y la clínica.
Por lo mismo, no esperen una guía clínica para el abordaje terapéutico del trauma. En su lugar, dispóngase a disfrutar de un paseo por la historia del estudio de esos «golpes, tan fuertes en la vida… ¡Yo no sé!», como dijera César Vallejo.
Es curioso ver que el libro hace su última parada en torno a la hermenéutica heideggeriana, que se remonta a, por lo menos, 100 años atrás. Digo que es curioso, porque se siente fresco y actual. Al incorporar la hermenéutica fenomenológica en la comprensión del fenómeno del trauma, el autor propone una necesaria actualización de uno de los cimientos históricos de la psicopatología y la psicoterapia.
Pensar y comprender la traumatogenia desde una perspectiva afín a los paradigmas actuales, desde la complejidad, pero sin renunciar a la parsimonia cuando se puede, es una característica a destacar en nuestro prolífico autor, que saca a relucir en estas páginas sus competencias como docente.
Entonces, para finalizar esta reseña, diría que los principales aspectos a destacar del libro son, sin dudas, las constantes citas y referencias bibliográficas que dieron forma a esta amplia y profunda articulación teórica, el esfuerzo del autor por incorporar y hacer dialogar a las distintas perspectivas y el cuidado que tiene para acompañar didáctica y poéticamente a los lectores por una travesía que podría ser una amenazante selva llena de animales salvajes y peligrosos (sí, me refiero particularmente al filósofo de Messkirch).
Y en contra, es muy necesario señalar, que el libro termina casi súbitamente. Cuando ya estamos inmersos en la vorágine teórica y conceptual, las conclusiones nos apresuran hacia el final del libro dejándonos con ganas de una necesaria secuela en la que tal vez se profundice en la psicoterapia de la experiencia traumática desde esta perspectiva hermenéutica. Dicen que en pedir no hay engaño.
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Marco Sánchez Vera es psicoterapeuta y docente chileno, psicólogo de la Universidad de Concepción y magíster en psicología clínica de adultos de la Universidad de Chile. Ha sido profesor de psicología en la Universidad del Desarrollo.
«Hermenéuticas del trauma», de Luis Cruz-Villalobos (Independently Academic, 2025)
Marco Sánchez Vera
Imagen destacada: Luis Cruz-Villalobos.