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[Crítica] «Horizonte»: La necesidad existencial y humana de redimirse

El filme del director colombiano César Augusto Acevedo corresponde a un largometraje de ficción audiovisual que a través de una estética escatológica y metafísica explora en la temática de la guerra civil de ese país, que comenzada a mediados del pasado siglo XX, se extiende con variantes políticas hasta el día de hoy.

Por Patricio Altamirano Arancibia

Publicado el 10.7.2025

La película Horizonte del realizador César Augusto Acevedo (1984), es una coproducción de varias casas cinematográficas, como Inercia Películas, Ciné-Sud Promotion, Tarantino, Quijote Films, In Vivo Films, Unafilm, entre otras, y en su grabación participaron esfuerzos de origen colombiano, francés, luxemburgueses, chilenos y alemanes.

Debido a este motivo fue seleccionada en la sección Discovery, para ser exhibida en el prestigiado 49º Festival Internacional de Cine de Toronto, en septiembre de 2024.

El solo hecho de haber sido seleccionada para dicha instancia, constituye un mérito para Horizonte de Acevedo.

Así, el filme entró en circulación en algunas salas de cine, en el mundo, y recientemente el miércoles 5 de junio en Francia, y luego se estrenó el 12 de junio en Chile, y el 19 de junio se exhibió en Colombia, por citar.

El largometraje en análisis rescata una tradición católica universal, fuertemente arraigada en Colombia, para ellos sitúa a una madre colombiana, que estando muerta se encuentra en el purgatorio, buscando la purificación de su alma para alcanzar el cielo, y así poder descansar en paz.

El enfoque cinematográfico de mirar el conflicto armado desde la lógica del estado del purgatorio, que busca la redención, es novedoso frente a las grandes cantidades de películas que hablan acerca de una sociedad colombiana en constante estado de guerra, pero con esto el filme se enfoca en esa tradición católica, que es universal, logrando hacer hablar a los personajes en situación de penitencia.

 

La sorprendente interpretación de Paulina García

Un primer acertijo cinematográfico que desarrolla la película es hacer que Inés y su hijo Benito tomen conciencia que están en estado de purgatorio, es decir, que asuman que están muertos.

Además, es hacer qué el público espectador, también comprenda que es un filme de muertos en estado de purgatorio. ¿Al verla se puede indicar en qué minuto se le hace explicito tal situación al espectador, o bien es preferible decir que nunca éste se percata?

Por ese solo hecho es digna de verse.

Un segundo acertijo cinematográfico de esta obra audiovisual es saber cómo murió Inés y su hijo Benito, si bien en la película aparecen actuaciones todas son en un estado de purgatorio, son fantasiosas recreaciones exculpatorias, donde la realidad se encuentra transformada. Quien la vea podrá decirnos la o las respuestas.

El estado de sanación espiritual de la madre en estado de purgatorio, se logra mediante dos actos. El primero es que la madre encuentra a su esposo que fue secuestrado por los militares, y luego desapareció. El segundo acto, es hacer que las asesinados por su hijo, lo perdonen.

Con todo, el estado de «purgatorio» se entremezcla con actos en vida de los actores, sobre todo en base a la actuación de la edad más juvenil del personaje Benito, quien en dicha temporalidad fue interpretado por el actor colombiano Michael Steven Henao.

Sin embargo, resulta difícil encontrar su nombre en la promoción del reparto del filme, esto es algo a reparar por las productoras, no obstante, él mismo indica en una entrevista lo siguiente: «la película se llama Horizonte, y mi personaje es el protagonista en su etapa infantil y juvenil».

Cuando se dio el estreno de esta obra en Chile, en la Cineteca Nacional, la destaca actriz chilena Paulina García Alfonso solo destacó al actor Claudio Cataño Porras, quien caracteriza al personaje Benito en su vida más adulta, siendo él quien más más aparece en la película, y el que más interactúa con su madre (Paulina García Alfonso) en la fase del purgatorio.

En el guion no se ve la crianza que le da Sofía a su hijo Benito, esto deja un vacío en el desarrollo dramático del filme, pues no se logra percibir como fue la formación maternal y desde luego paternal en la infancia de Benito: este es un déficit del libreto, que el espectador está obligado a imaginarse.

Con todo, en la película si se muestra como la crianza maternal-paternal fue arrasada por la formación militar, que comienza con el «cuasi» secuestro que realizaron los militares en contra del joven Benito, quien fue forzadamente convertido en militar.

Se muestra cómo sufrió el adoctrinamiento militar, se describe de manera magistral la forma en la cual aprendió de manera traumática: que si no mataba, lo iban asesinar a él, después, solo se ve la feroz transformación en un adulto criminal de guerra.

Esto último lo sabrá Sofia, ella no lo usa como argumento maternal para buscar la redención ante los actos criminales de Benito, ese argumento queda sin ser usado, se desvanece. Al ir a verla usted puede opinar sobre esto.

Donde la película muestra una genialidad total es en la manera en la cual se exhibe la guerra colombiana, sin usar estridentes balazos, ni desangramientos, ni estridentes gritos.

Muestra la destrucción total de un pueblo, de sus viviendas y de sus habitantes, en base a la desolación que deja el paso de la muerte, en base a imágenes que simulan el estado real, que se alternan con imágenes de esos mismos muertos en estado de purgatorio.

Esto se refresca con imágenes de la belleza natural de los diversos territorios de Colombia. Es el contrapunto entre un horizonte horroroso o un horizonte hermoso.

Se destaca el maquillaje de la actriz Paulina García Alfonso, quien es envejecida para el papel de Sofía, que es la madre de Alonso: aquí se destaca su rostro que muestra los estragos de la guerra.

En el plano actoral resulta totalmente notable el asombroso desdoblamiento vocal de la actriz chilena, Paulina García Alfonso, quien pasa de un castellano chileno, que es su habla nativa, a un castellano colombiano, con una espontaneidad impresionante, y mantienen durante toda su actuación.

Aquello es solo un botón de muestra de su capacidad de escenificación. Esto último permite que los diálogos con su hijo, y con los asesinados tengan una fluidez asombrosa en el castellano colombiano, sumado a las destrezas actorales del reparto de la película.

Inés en estado purgatorio a través de la interacción con los asesinados por su hijo, puede enterarse de las atrocidades cometidas por Benito en su transformación en un criminal. Al saber esto, ella busca que los asesinados perdonen a su hijo, sin embargo, eso nunca se da.

Sofía logra encontrar a su esposo, sin embargo, Alonso sigue en su camino de purgatorio, ya que ninguna de sus víctimas lo perdonó. No se percibe claramente que ellos suban cielo: ¿al parecer quedan en el purgatorio?, para verificar eso, vaya a visionar este sugestivo filme.

 

 

 

 

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Patricio Altamirano Arancibia realizó sus primeros estudios en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, para luego ingresar a la carrera de sociología en la Universidad ARCIS, donde se especializó en la investigación académica sobre la clase alta chilena. En esa misma casa de estudios obtuvo el grado de doctor en procesos sociales y políticos en América Latina.

Desde entonces, ha publicado y presentado diversos trabajos en congresos de sociología tanto en el país como en el extranjero, por citar: «La ruta de la modernización agraria chilena: capitalista, reaccionaria y extranjerizante», «El capitalismo ilustrado del siglo XXI» y «Las ocho sombras de los mayorazgos modernos en el siglo XXI», entre otros.

En septiembre de 2021 presentó la monografía La casta Larraín en la burguesía chilena (Ojo Editores).

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Patricio Altamirano Arancibia

 

 

Imagen destacada: Horizonte (2024).

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