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[Crítica] «La trama fenicia»: Artificios inverosímiles

Este filme es la culminación del estilo que Wes Anderson ha perfeccionado a lo largo de los años, y también es un largometraje que rebosa personalidad en la creación de un mundo extravagante, respaldado por un apartado visual impecable y actuaciones a la altura de sus personajes más entrañables, pero el cual —no obstante— carece de una narrativa potente y de la emocionalidad que distinguía a sus primeras obras.

Por Giorgio Kazdikian

Publicado el 2.7.2025

En 1996, el joven texano Wes Anderson (1969) debutó como director con Bottle Rocket, una película que, a pesar de ser más sencilla y menos estilizada que sus trabajos posteriores, ya dejaba entrever los primeros trazos del llamativo estilo que más tarde lo definiría.

Con un ojo siempre en la composición simétrica, el uso del color y la creación de personajes excéntricos, en las últimas décadas este cineasta se ha consolidado a sí mismo y a su estilo como uno de los más distintivos y populares del cine contemporáneo.

De esta forma, y con obras como Los excéntricos Tenenbaums, Moonrise Kingdom o El gran hotel Budapest, ha demostrado una creciente maestría en la construcción de mundos únicos y personajes irreverentes, así como una meticulosidad cada vez mayor en la puesta en escena y en la narrativa visual.

Su película anterior, Asteroid City, podría considerarse la cúspide de su estilo. Una obra que encapsula todas las exploraciones visuales de sus trabajos anteriores: la armonía visual equilibrada, los colores pastel, el uso del stop motion, en una propuesta que llevó su estética a su máxima expresión.

Este año, Wes Anderson presenta su más reciente trabajo, La trama fenicia, estrenado en la Sección Oficial del Festival de Cannes.

 

Aburrida y poco sustancial

La historia gira en torno a Zsa-Zsa Korda (Benicio del Toro), un empresario que, tras sobrevivir a múltiples intentos de asesinato, emprende un viaje para reconectar con su hija (Mia Threapleton, hija de Kate Winslet) y nombrarla su única heredera, mientras busca financiación para un ambicioso proyecto de ingeniería en el país ficticio de Fenicia.

Fiel a su estilo, Anderson presenta una propuesta visual coherente con su filmografía, apoyada en un impecable trabajo de arte y fotografía.

El núcleo emocional de la obra reside en la relación padre e hija entre los protagonistas. Aunque este vínculo no alcanza a ser del todo trascendente, se ve realzado por las interpretaciones.

Del Toro, que ya había colaborado anteriormente con Anderson, sobresale como un despiadado Korda dispuesto a todo por su hija, interpretada por Threapleton, quien, junto a Michael Cera, encaja perfectamente en el universo del director.

Sin embargo, más allá de su falta de emocionalidad, la película resulta bastante confusa y mantiene un ritmo demasiado lento en relación con la escasa progresión de los acontecimientos. Por momentos, llega a sentirse aburrida y poco sustancial.

El tono es similar al de sus producciones más recientes, alejándose de la carga dramática que caracterizaba obras como Los excéntricos Tenenbaums, y apostando por una comedia más estilizada y contenida, al estilo de Asteroid City. Esto deja una sensación de artificialidad e inverosimilitud que, si bien funciona en muchos momentos, depende en gran medida del sentido del humor del espectador.

Personalmente, creo que hay escenas en las cuales la comedia no aterriza del todo. En particular, una pelea en el tercer acto de la cinta roza lo paródico por su exageración —recurso que ha funcionado en las películas de animación del director, pero aquí resulta menos efectivo—.

En resumen, La trama fenicia es la culminación del estilo que Wes Anderson ha estado perfeccionando a lo largo de los años. Rebosa personalidad en la creación de un mundo extravagante, respaldado por un apartado visual impecable y actuaciones a la altura de sus personajes más entrañables. No obstante, carece de una narrativa potente y de la emocionalidad que distinguía a sus primeras obras.

 

 

 

 

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Giorgio Kazdikian (Santa Marta, Colombia, 2006) hizo el Bachillerato Internacional Voramón en Barcelona, y actualmente estudia cinematografía en la Escuela Superior de Cinematografía y Audiovisuales de Cataluña (Universidad de Barcelona).

Apasionado por la narrativa visual, es director y escritor de cortometrajes como Gala (2024).

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Giorgio Kazdikian

 

 

Imagen destacada: La trama fenicia (2025).

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