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[Crítica] «No todo lo que brilla es oro»: El poeta sobre el alambre

La editorial Independently Poetry pone en circulación una antología dedicada a la profusa bibliografía y obra lírica del escritor y juez chileno, Víctor Ilich. El trabajo de recopilación y de selección ha estado a cargo del profesor Luis Elmes Araya, sempiterno y generoso maestro del antiguo y glorioso Instituto Nacional «General José Miguel Carrera».

Por Luis Cruz-Villalobos

Publicado el 12.12.2021

Víctor Ilich es poeta y juez. Es juez y poeta. Su estilo poético es juicioso. Sus sentencias no sé si son poéticas. Es un poeta que gusta cruzar danzando sobre el alambre. Me recuerda al arlequín que cae a los pies de Zaratustra y que seriamente pide consuelo ante su muerte inminente.

Zaratustra, el poeta que decía que todos los poetas mienten, lo (des)consuela misericordiosamente, diciéndole que después hay nada… nada-nada, que por lo mismo nada hay que temer, nada-nada. Pero nos queda la duda si aquel (des)consuelo funciona.

Víctor Ilich cruza el alambre, y aunque Mefistófeles trata de hacerle algunas zancadillas, no cae. Se queda bien parado y asido de transcendentes e inmanentes referencias abstractas que lo salvan.

Referencias meta-físicas, vale decir, que él concienzudamente ha validado a sangre y fuego en su fuero interno. Lo conozco, por eso puedo ventilar estas confesiones.

Víctor Ilich escribe poemas que delatan su ambición más honda, su hambre y sed, su anhelo. Él quiere ser un fósforo encendido que no se desintegra. Quiere ser el cuarto y más extraño estado de la materia: plasma. Plasma meta-físico que se disuelve de alegría y paz en el plasma ontológico que él observa al otro lado de su corazón, así como quien ve y es seducido por Solaris, el planeta de Tarkovski.

Ilich es un hombre de fe, pero entiéndanme bien: un hombre de fe vidente, no alucinógena, no fe ciega, sino la de aquellos y aquellas que ven lo que otros y otras no ven. Es decir, la fe de quienes cambian el mundo, para bien o para mal.

Víctor Ilich también es un poeta divertido. Serio y divertido. Le encanta el estilo sardónico. Es de esos que bailan sobre las tumbas, respetuosamente. Uno que no mide del todo sus palabras. Aunque a veces rima. A veces también miente un poco. Pero diciendo la verdad: de-velando el misterio, des-ocultando el corazón del día a día y de los siglos.

Este poeta, con varios libros a su haber, necesitaba una antología. Una muestra que deje patente su vocación de espino que arde y que no se desintegra… tanto.

 

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Luis Cruz-Villalobos (Santiago de Chile, 1976). Poeta y editor. Psicólogo clínico y Ph.D. por la Universidad Libre de Ámsterdam en Holanda.

Cuenta con una amplia producción poética (además de trabajos académicos en sus áreas de especialidad), con más de cincuenta obras publicadas, dentro de las cuales se destacan: Poesía teológica / Theological Poetry (2014 / 2015), prologada por el reconocido filósofo norteamericano John D. Caputo, la antología Como abrazo exacto (2015), y Salmos breves en una sola hoja y otros poemas (Hebel, Santiago de Chile, 2019).

También ha realizado un número importante de trabajos de “fotopoesía” con fotógrafos y fotógrafas como David Gysel (Chile), Rosa Gómez (España), y Julie de Waroquier (Francia), entre otros y otras.

Varios de sus trabajos han sido traducidos a más de siete idiomas, destacándose la reciente traslación de su libro Con Cioran (2011), al rumano, por la poeta Carmen Bulzan (Cu Cioran, Editura Kult, București, 2018).

Actualmente vive en la localidad de Casazul, precordillera de Curicó, Séptima Región del Maule (Chile).

 

«No todo lo que brilla es oro», de Luis Cruz-Villalobos (Independently Poetry, 2021)

 

 

El profesor Luis Elmes Araya

 

 

Cruz-Villalobos junto a su mártir y compañera

 

 

Imagen destacada: Víctor Ilich.

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