El nuevo filme de la realizadora española Carla Simón plantea una situación narrativa cautivadora: la aproximación de la protagonista a la familia de un padre biológico desconocido y a las barreras que existen entre ambos, ya sea por diferencias de creencias o bien de clase social, y lo cual despierta en el personaje principal preguntas incisivas de carácter existencial.
Por Giorgio Kazdikian
Publicado el 22.9.2025
La cineasta catalana Carla Simón (1986), tras sus aclamadas Verano 1993 (2017) y Alcarràs (2022), llega a la Selección Oficial del 78 Festival de Cannes para dar cierre a su trilogía autobiográfica con Romería (2025), actualmente en cartelera en las salas españolas.
Marina (interpretada por Llúcia Garcia) quedó huérfana a temprana edad. Ahora, con dieciocho años, decide viajar a la costa Atlántica española en busca de un documento que certifique su vínculo con la familia biológica que nunca conoció.
La película plantea una situación narrativa cautivadora: la aproximación de Marina a la familia de su padre y a las barreras que existen entre ambos, ya sea por diferencias de creencias o de clase social. Esto despierta en la protagonista preguntas incisivas, como qué tan distinta habría sido su vida si se hubiese criado junto a ellos (con sus parientes por lado paterno).
De ritmo pausado y contemplativo
Romería es una cinta sobre la preservación de la memoria y el recuerdo. La protagonista —alter ego de Simón— reconstruye el pasado de sus padres, un pasado que durante años permaneció en el olvido, no muerto, sino escondido.
La fotografía de Hélène Louvart (La quimera, La hija oscura) eleva la obra con creces, ofreciendo una travesía visual por el mar Atlántico mediante imágenes de gran belleza y potencia artística.
El filme mantiene en su mayoría un ritmo pausado y contemplativo, que nos invita a adentrarnos en el mundo de Marina. La prioridad de la historia no es tanto su visita a Galicia como el viaje interno que emprende.
Sin embargo, pese a no ser el eje central, se echa en falta un mayor desarrollo de la relación entre Marina y la familia de su padre, pues las conexiones con sus tíos y primos resultan efímeras.
Asimismo, Simón incorpora momentos vividos por los padres de la protagonista, a través de las cartas que ambos se enviaron y las cuales fueron guardadas por la madre de Marina. En una secuencia particularmente evocadora, esta última imagina la vida de sus progenitores, mezclando elementos del realismo mágico con una propuesta estilística más artística.
Romería es, en definitiva, una película que celebra la memoria familiar y busca reconciliar el presente con un pasado fragmentado. Es un recordatorio de que las raíces, aunque invisibles, sostienen la identidad y la mantienen viva.
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Giorgio Kazdikian (Santa Marta, Colombia, 2006) hizo el Bachillerato Internacional Voramón en Barcelona, y actualmente estudia cinematografía en la Escuela Superior de Cinematografía y Audiovisuales de Cataluña (Universidad de Barcelona).
Apasionado por la narrativa visual, es director y escritor de cortometrajes como Gala (2024).
Tráiler:
Giorgio Kazdikian
Imagen destacada: Romería (2025).