Inspirado en «Vineland» —una novela del enigmático escritor estadounidense Thomas Pynchon—, este largometraje de ficción del inmenso realizador de «Magnolia», guarda en su desarrollo audiovisual una de las mejores escenas filmadas en lo que va de la presente década: una persecución en apariencia simple, con dos vehículos que transitan por una carretera en el desierto.
Por Giorgio Kazdikian
Publicado el 3.10.2025
Desde la década de los 90, el director estadounidense Paul Thomas Anderson (1970) se ha consolidado como uno de los talentos más fascinantes del cine contemporáneo.
Constantemente aclamado tanto por el público general como por la crítica especializada, cuenta en su filmografía con logros como Boogie Nights (1997), Petróleo sangriento (2007) o El hilo invisible (2017). Este año estrena su décimo largometraje, Una batalla tras otra.
Tras dieciséis años, y ante el resurgir de su mayor enemigo, una banda de exrevolucionarios vuelve a reunirse para proteger y rescatar a la hija de uno de sus miembros, Bob, interpretado por Leonardo DiCaprio.
Si algo ha demostrado Paul Thomas Anderson a lo largo de su carrera es su versatilidad. Sus obras abarcan géneros y temáticas muy diversos, a menudo opuestos entre sí, siempre impregnados de su característico estilo y del alto nivel de guion que distingue a su cine.
Por ejemplo, su película anterior, Licorice Pizza (2021), era un coming-of-age que condensaba lo mejor del cine independiente estadounidense, en contraste con el monumental nivel de producción y el carácter de gran evento cinematográfico que supone Una batalla tras otra.
Un elenco con grandes interpretaciones
Desde sus primeros minutos, la cinta despega con un ritmo acelerado que sumerge al espectador de inmediato en su mundo, y no hace más que intensificarse acto tras acto. A pesar de su larga duración, la película nunca resulta tediosa ni pesada; al contrario, el espectador desea ver más y queda a la expectativa de hasta qué punto puede escalar el frenesí.
La historia está cuidadosamente construida, y cada pieza que Anderson presenta cumple una función específica, haciendo que el momento —en que todo el rompecabezas encaja— resulte increíblemente satisfactorio.
Otro de los puntos brillantes del filme son las interpretaciones. Leonardo DiCaprio ofrece una gran actuación, como de costumbre, encarnando a un padre colgadísimo en sustancias, desesperado por encontrar a su hija, interpretada por la joven promesa Chase Infiniti.
Sin embargo, la verdadera estrella de la película es Sean Penn como el coronel Steve J. Lockjaw, quien construye un villano caricaturesco y, al mismo tiempo, perverso. Su interpretación lo apunta como uno de los candidatos más fuertes para los próximos premios de la Academia.
Uno de los elementos más refrescantes es la comedia, tanto intencionada como involuntaria, que resulta sumamente efectiva. Destaca especialmente el personaje de Benicio del Toro, cuya vis cómica aporta ligereza y encanto a cada una de sus escenas.
La tensión y las secuencias de acción también están ejecutadas magistralmente. En especial, una persecución —en apariencia simple, dos vehículos por una carretera en el desierto— se convierte, gracias a su impecable ejecución y a la belleza del formato VistaVision con el que fue filmada, en una de las escenas más espectaculares del año y, probablemente, de la década.
Con todo, la música es otro de los aspectos sobresalientes. Compuesta por el británico Jonny Greenwood, miembro fundador de Radiohead y habitual colaborador de Anderson, eleva la potencia de cada momento de la película.
Asimismo, el guion del este largometraje colosal, se encuentra basado en la novela titulada Vineland (1990), de cuya autoría presume el enigmático y casi anónimo escritor estadounidense, Thomas Pynchon (1937).
En resumen, Una batalla tras otra es una cinta monumental, divertida e intensamente tensa, que logra ser, al mismo tiempo, personal y relevante en el contexto sociopolítico actual. Demuestra el poder y la versatilidad de un gran Paul Thomas Anderson, consolidándose como la mejor película de lo que va de 2025.
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Giorgio Kazdikian (Santa Marta, Colombia, 2006) hizo el Bachillerato Internacional Voramón en Barcelona, y actualmente estudia cinematografía en la Escuela Superior de Cinematografía y Audiovisuales de Cataluña (Universidad de Barcelona).
Apasionado por la narrativa visual, es director y escritor de cortometrajes como Gala (2024).
Tráiler:
Giorgio Kazdikian
Imagen destacada: Una batallas tras otra (2025).