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[Crónica] Caminar en Guanajuato: Era tanta la belleza

Escuché por ahí que el tiempo pertenece al que callejea, y estoy de acuerdo, recorrer una ciudad me hace sentir dueña de mi tiempo, de mis lecturas, de mi ruta: el cuerpo puesto en la calle incide en los otros y viceversa, como un intercambio de perspectivas personales y espaciales.

Por Melissa Morales Bonich

Publicado el 30.10.2021

Entonces no buscaba nada en específico, y sin embargo fui depositaria de mucho.

A pesar de que amo la naturaleza, el bosque, la montaña y el mar, también disfruto de la ciudad en profundidad. Es que las ciudades son como libros y los muros son sus páginas, y yo vibraba ante la idea de leer una nueva historia.

Escuché por ahí que el tiempo pertenece al que callejea, y estoy de acuerdo. Recorrer la ciudad me hace sentir dueña de mi tiempo, de mis lecturas, de mi ruta. El cuerpo puesto en la calle incide en los otros y viceversa, como un intercambio de perspectivas personales y espaciales.

En la calle nuestra existencia es efímera y transitoria pero algo va quedando, algo sucede en el entremedio.

 

Museo de las Momias de Guanajuato

 

Alguna extraña promesa de eternidad

Me animé a dar unas vueltas por dos ciudades que me atraían por las referencias recibidas en distintos lugares de México: Guanajuato y Guadalajara, esta última capital del Estado de Jalisco.

La ciudad de Guanajuato, capital del Estado Libre y Soberano de Guanajuato, me sorprendió por su belleza. Me sentía dentro de un cuento medieval en aquella ciudad Cervantina, patrimonio de la humanidad desde el año 1988.

Además de lo bien cuidada que está, todo en ella me invitaba a soñar: sus calles retorcidas entre cerros coloridos, su arquitectura colonial, los túneles que conectan los distintos puntos, las estatuas del legendario Don Quijote de la Mancha y su servil escudero Sancho Panza, sus museos, el teatro Juárez, su historia de oro y plata, los cantos de los mariachis en las famosas callejoneadas, la amabilidad de la gente, en fin.

Era tanta la belleza de aquella ciudad que daban ganas de fotografiar cada lugar, cada detalle, capturar para siempre cada recodo del camino.

Tenía poco tiempo para recorrer mucho más, por tanto decidí ir a uno de sus principales “atractivos” antes de irme: el Museo de las Momias de Guanajuato. Tal fue mi impresión, que salí de ahí con una perspectiva totalmente diferente de la ciudad en particular y de México en general.

No entraré en detalles por el respeto que me infunde ese lugar, pero mi relación con la muerte cambió. La miro a la cara, la siento natural. Los fantasmas de la ciudad se me revelaron en un diálogo secreto, haciéndose patente el sentir efímero entre la relación pasado y presente que muchas veces abruma.

Todo desaparece y a la vez no, y aquellos vestigios hablan de alguna extraña promesa de eternidad, de la que pude ser testigo gracias a aquella exhibición que conmociona.

Con pesar me fui, pero pensando en volver algún día.

 

Los demás son iguales a nosotros, pero de otro modo

De Guadalajara me impresionaron sobre todo sus monumentos y sus tortas ahogadas. Me pareció una ciudad más convencional, como se diría en la jerga del derecho: una ciudad “fungible”.

Aunque claro, la Catedral imponente en su arquitectura neogótica, los Arcos de Guadalajara y el Teatro Degollado, ofrece una perspectiva histórica de lo que aquella ciudad representa, imposible de soslayar.

En el mercado Corona pude comer exquisito y barato, y el hostal de la calle Hidalgo en que me quedé esos días, fue un lugar de intercambio amable y generoso con la gente que ahí conocí, que increíblemente al instante de presentarnos, me hicieron sentir como en casa.

Disfruté de los atardeceres, de los paseos con amigos, de sus historias de turistas, comprobando una vez más que los otros son iguales a nosotros pero de otro modo.

La ciudad es un lugar para reconocerse en la diferencia y disfrutar de ese entendimiento.

 

***

Melissa Morales Bonich es una abogada de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, nacida en Santiago de Chile y que actualmente vive en México.

 

Melissa Morales Bonich

 

 

Imagen destacada: Teatro Juárez de Guanajuato.

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