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Serie «El embarcadero»: De lo convencional y lo salvaje

Esta obra audiovisual española -de reciente emisión por televisión-, y creada por Álex Pina y Esther Martínez-Lobato es un thriller cuyo argumento se inspira en la naturaleza salvaje en los seres humanos. Ambientada en la Valencia Mediterránea, relata la historia de dos mujeres radicalmente distintas que viven en mundos opuestos: la metrópolis moderna y la albufera (un lago salado cerca del mar) como reducto de un tiempo pasado que perdura. Mujeres que van a conocerse tras la muerte del hombre cuyo amor compartían.

Por Jordi Mat Amorós i Navarro

Publicado el 5.3.2019

 

La autenticidad salvaje

«Necesitamos encontrar una canción que cantar, estirar nuestros miembros y moverlos en una danza tan salvaje que nada pueda esconderse en nosotros».
Barbara Lazear Ascher

Óscar (Álvaro Monte), hombre de negocios felizmente casado con la exitosa arquitecta Alejandra (Verónica Sánchez quien la encarna convincentemente) decide descargar tensiones tras un día agotador bañándose en la playa, y como no tiene bañador lo hace desnudo. Y le roban su costosa ropa, desnudo e incómodo acude al aparcamiento intentando abrir-forzar su coche. Allí, Verónica (Irene Arcos interpretando brillantemente a una mujer salvaje) se ofrece a llevarlo a su casa en plena albufera (una laguna de agua salada). Óscar se da cuenta de que es una mujer muy distinta a Alejandra, y en general a las mujeres del mundo convencional en el cual él se mueve.

Verónica vive sola trabajando en los cultivos de arroz, nació en esa zona y conoce bien la naturaleza, sabe defenderse (la vemos con su escopeta obligando a un hombre a devolver unos patos sustraídos de la albufera), es feliz en su casa de campo sin lujos y con su viejo coche casi de época, vive “al aire libre” pasando mucho tiempo en su sencillo porche, ríe y al hacerlo transmite la felicidad de quien es libre, camina descalza y viste desenfadada, se ofrece para todo y nada esconde, es una mujer auténtica que vive y deja vivir. Ella es salvaje como la naturaleza en la que habita. Se ríe de la situación y le presta ropa a Óscar, además consigue abrirle el coche haciéndole el puente para arrancarlo. Al hombre urbanita y acomodado le descoloca su forma de ser-vivir, sus capacidades, ella tiene recursos para todo o para casi todo; le descoloca y le atrae con la fuerza desbocada salvaje que ella encarna, una fuerza magnética y ardiente como el magma de las entrañas de la Tierra.

Óscar volverá en varias ocasiones con distintas excusas, se resistirá a su instinto porque ama a Alejandra y no es el típico hombre infiel, pero al final se dejará llevar por la fortísima atracción que siente por ella (atracción que es mutua) engañando a su mujer. Y mantiene su relación con Verónica quien a diferencia de la arquitecta sí sabe toda la verdad sobre su vida. Para ella no es problema porque es una mujer libre que no está por la “propiedad privada” tan prioritaria para la gente convencional, de hecho hace el amor con un amigo cuando le apetece e incluso hacen juntos un trío. Pero Óscar no se atreve a decir la verdad de su doble vida a Alejandra, lo sabe su mejor amigo y compañero de trabajo (quien le cubre sus falsos viajes) y lo sospecha Katia (Marta Milans, espléndida) la mejor amiga y compañera de trabajo de ella. Alejandra lo descubrirá cuando su esposo muera por un aparente suicidio, a partir de ahí ella querrá saber y este querer saber cambiará su forma de ser-sentir la vida.

 

Verónica Sánchez (en el rol de Alejandra) en «El embarcadero» (2019)

 

Saliendo de lo convencional

«La Tierra latiendo va encendiéndome la piel / puedo ver la raíz, sentirme Tierra también / Y lo que no me hace bien lo voy echando de mí».
Muerdo

Alejandra acude a la albufera para verificar la identidad de su esposo. El teniente Conrado (Roberto Enriquez en una buena interpretación) es quien lleva el caso e inicialmente da por seguro que se trata de un suicidio. Ella no comprende nada porque Óscar a quien creía de viaje parecía estar bien. Entre sus pertenencias descubre que tenía dos teléfonos móviles y que uno contiene vídeos e imágenes de él con otra mujer y una niña en una casa de la albufera.

La arquitecta es una mujer muy trabajadora y metódica, sus exitosos proyectos de grandes edificaciones le absorben hasta el punto de haber decidido esperar a ser madre. Ahora todo ha cambiado de golpe y su prioridad es saber la verdad; como persona inteligente y metódica se dedica de pleno a ello. Su madre (la veterana actriz Cecilia Roth) es una exitosa escritora que se desespera al ver la conducta obsesiva de Alejandra. Y también les ocurre así a Katia y al jefe del despacho en el cual ambas trabajan.

Pero Alejandra sigue investigando y averigua que tanto el amigo de Óscar como Katia le ocultaron lo que sabían. Ella quiere llegar hasta el final y localiza a Verónica aunque le miente presentándose como Martina, una ornitóloga que va a estudiar las aves locales. La mujer, siempre generosa, le ofrece una habitación y la arquitecta acepta. Así, poco a poco, la va conociendo tanto a ella como a su hija Sol (cuyo padre es Óscar). Conociéndola se da cuenta de su autenticidad y la defiende frente a las críticas de su madre y Katia. Alejandra admira a Verónica, siente y comprende la fascinación de Óscar por su naturaleza salvaje.

Buscando averiguar los motivos de la muerte de su esposo, Alejandra descubre que trabajaba para un empresario que lo utilizaba para blanquear dinero; actividad de la que nada sabe Verónica, Óscar también la engañó. Cada vez están más unidas y Alejandra se siente mejor compartiendo con ella el día a día que no en su mundo convencional donde impera la falsedad y el interés económico. Se reafirma en ello al saber que Óscar ha nombrado heredera a Sol con la tutoría de Verónica, y esta quiere renunciar e incluso hablar con la esposa para explicarle todo (ella no sabe que es su amiga Martina).

Una descolocada Alejandra (que como Óscar siempre ha dado importancia al dinero y los bienes materiales) acaba confesando la verdad a Verónica tras hacer el amor con ella, no puede seguir siendo falsa con una mujer que es toda verdad. En la escena de cama se nos muestra como ve a Óscar en Verónica, de alguna manera hacienda el amor con ella lo hace con él. Y en esa entrega amorosa las dos mujeres se funden, sus dos mundos se unen. Lo que sucederá a partir de aquí queda para la siguiente temporada.

 

Irene Arcos (Verónica) en «El embarcadero»

 

Más allá del bien y del mal

«Allí detrás de los pensamientos / acerca del bien y del mal, hay un campo / Allí te esperaré».
Rumi

Vivimos en una sociedad a menudo falsamente liberal e hipócrita. Resulta más escandaloso una infidelidad que un expolio; se evidencia en los personajes públicos y famosos, así por ejemplo un gobernante suele caer más en desgracia por un amorío que por malversación. Curioso y sintomático. Y en nuestra sociedad existe una tendencia a considerar a la mujer como más “culpable” que el hombre en las infidelidades, la mujer infiel se equipara a prostituta, demonizando así de paso a este colectivo. Esta desafortunada forma de ver-entender me lleva a una pregunta: ¿porque existe la prostitución? Entiendo que en parte (hay muchas más razones evidentemente) por no aceptar y reprimir según qué actitudes sexuales a las que se considera “sucias” en el mundo convencional dominante.

La obra nos plantea hasta qué punto la libertad sexual está restringida en nuestras mentalidades supuestamente libres. Aceptamos varias relaciones en nuestras vidas si se dan en una secuencia temporal tras el papeleo legal o religioso. Sabemos que se puede querer de verdad a varias personas pero en general no lo aceptamos-comprendemos si ese querer-amar se produce en un mismo tiempo.

Está claro que hay gente que nunca se compromete en nada, que no sabe amar y salta de relación en relación; algunos de ellos son cazadores-coleccionistas quizás como forma de engrandecer su ego. No es el caso de Óscar, él ama de verdad a las dos mujeres. Otra cosa es la mentira a Alejandra (especialmente cuando es padre con Verónica) A mi entender, la mentira puede comprenderse e incluso justificarse si se adopta como mecanismo de espera a un tiempo mejor para decir la verdad. Y cuando Óscar ya es padre parece necesario hacerlo, la relación con Verónica de alguna manera se convierte en su relación principal debido a que con su mujer no tiene hijos. Al no explicar su otra realidad a Alejandra, al temer decir la verdad, se convierte en “carne de cañón” del chantaje de un empresario que lo utiliza para blanquear dinero. Actividad de la que nada sabe Verónica. Así, Óscar también la miente a ella. Y esa mentira es la que probablemente le ha conducido a su misteriosa muerte. Posponer la verdad es una cosa, pretender “matar” la verdad es otra. La verdad, como la vida, afortunadamente no muere.

 

Jordi Mat Amorós i Navarro es pedagogo terapeuta por la Universitat de Barcelona, España, además de zahorí, poeta, y redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Una escena de «El embarcadero», con los personajes de Verónica y Alejandra

 

 

 

 

 

El trovador catalán Jordi Mat Amorós i Navarro, redactor del Diario «Cine y Literatura»

 

 

Tráiler:

 

 

 

Imagen destacada: Los actores Álvaro Morte e Irene Arcos en «El embarcadero» (2019), de los realizadores Alex Rodrigo, Jorge Dorado, y Jesús Colmenar.

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