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«El ruido y la furia»: Una vuelta de tuerca más a la literatura inmortal de William Faulkner

Se cuenta que el autor norteamericano rehizo esta novela cinco veces y todavía al final confesó no estar del todo contento con el resultado. Dicen que el filósofo existencialista francés Jean Paul Sartre escribió al referirse a esta obra: que «La metafísica de Faulkner es una metafísica del tiempo”.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 23.9.2018

Todo el mundo afirma que la novela El ruido y la furia, es una obra maestra, y no tengo ninguna duda de que es, pero también es una obra difícil de leer, por muchas razones, entre otras por los muchos diálogos escritos reflejando el habla de la gente de color del sur de los Estados Unidos.

Se cuenta que William Faulkner (1897 – 1962) rehizo esta novela cinco veces y todavía al final confesó no estar del todo contento con el resultado. Dicen que Jean Paul Sartre escribió para referirse a El ruido y la furia que: «La metafísica de Faulkner es una metafísica del tiempo”.

La novela fue publicada por primera vez en Nueva York el 7 de octubre de 1929, unas pocas semanas antes de la caída de la Bolsa de Valores de Manhattan.

También los entendidos afirman que Faulkner se refirió en varias ocasiones a El ruido y la furia, su cuarta novela, como su más espléndido fracaso, probablemente el autor pensaba que su obra requería de un lector audaz y tesonero, de esos que no se desaniman a la primera dificultad; digo esto porque el título es de una enorme complejidad y es a la vez un trabajo sumamente ambicioso, en el sentido que espera y demanda la completa colaboración del lector para poder ser actualizada en cada lectura, sin importar el lugar o el momento en que esta ocurra.

La novela narra la decadencia de una familia de Mississippi, los Compson. Se trata de una familia blanca y aristocrática que «se ha venido a menos» paulatinamente, al punto que para mandar a uno de sus hijos a estudiar a la Universidad de Harvard tienen que vender sus tierras y despojar a sus otros descendientes de lo que sería parte de su herencia.

La novela se estructura en cuatro partes; tres de ellas ocurren en un fin de semana del mes de abril de 1928 y la segunda en un día de junio de 1910. Si reordenáramos el argumento en torno a las fechas para leer la historia de modo lineal tendríamos la parte dos como la primera, la tres como la segunda y la primera como la tercera y la cuarta no cambiaría de posición.

Las primeras tres secciones están narradas en primera persona, en forma de monólogo interior, por parte de cada uno de los tres hermanos varones. La primera parte -fechada el 7 de abril de 1928- la cuenta Benji, el hermano que padece deficiencia mental y quien ha sido declarado como un inútil por sus propios parientes y cuyos recuerdos irrumpen en su realidad inmediata para describir la infancia de los protagonistas.

Dicen los que saben, que Faulkner deseaba hacer esta parte de la novela como un relato por boca de alguien que sabe lo que ocurre, pero no sabe por qué sucede. De ahí la referencia a los célebres versos de Macbeth, en los que se dice que la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada.

La segunda parte está fechada el 2 de junio de 1910 y es contada por Quentin, un hombre atormentado por la incestuosa pasión que siente hacia su hermana Caddy; la tercera la relata Jason, un hombre de mal temperamento, además de tacaño que, a la muerte de su padre alcohólico, se ha erigido como cabeza de familia. Esta parte se encuentra fechada el 6 de abril de 1928, un día antes de la versión de Benji.

La última fracción está fechada el 8 de abril de 1928 y se haya contada en tercera persona, probablemente la voz de Faulkner y está centrada, con toda justicia, en la figura de Dilsey, la criada negra de la familia y quien conoce la totalidad de la historia genealógica de ese grupo.

De alguna manera, la vida de todos estos personajes gira en torno a los dos personajes femeninos (que no tienen voz narrativa): Caddy, que ha deshonrado a la familia teniendo una hija ilegítima y que se ha ido para siempre, y esa hija, a quien bautizarán con el nombre de su tío Quentin, y que se convertirá también en una adolescente difícil de manejar y que al final también escapa de la casa.

Para mí, la novela gira en tono a la figura de Caddy, en torno a ella se teje un juego de opacidades y complicidades que constituyen, a mi juicio, el núcleo de la obra; aunque Caddy no tiene un espacio narrativo propio, ella es el centro de la historia, y es el personaje principal de esta ficción que refleja no solo a una familia en decadencia sino a toda una región y tal vez a un país entero que ha perdido la brújula.

La novela refleja un trabajo de experimentación notable por parte de Faulkner, pues cada una de sus cuatro capítulos es diferente no solo en el manejo y uso del lenguaje sino también en la sintaxis y el sustrato cultural desde el cual se narra cada sección de la historia.

En El ruido y la furia hay casi de todo: estafas, suicidios, castraciones, huidas, intrigas, incesto y traición, desprecio y marginación; hay además fracasos, pasiones imposibles, frustraciones, hipocresía y miseria; pero sobre todo en la novela hay buena literatura en el sentido de que Faulkner nos reta a leer con detenimiento, a estar concentrados en cada una de sus páginas, pues el autor rompe con esta creación la vieja idea de que la lectura es una actividad pasiva y cómoda. El gran escritor parece pedirnos una oportunidad para emocionarnos, para hacernos partícipes de una historia cruel y dolorosa, para entender la complejidad de las relaciones de amor y de odio que terminan por destruir a esta familia sureña.

En esta apuesta literaria Faulkner nos da a conocer a los personajes desde ellos mismos, desgarrados y en carne viva, y son estos quienes se describen, se auto retratan y nos expresan sus sentimientos con toda su crudeza, sin cortapisas.

Que Faulkner es una autor difícil no cabe duda, que es genial tampoco cabe la consulta. Ahora le toca a usted, lector, la decisión de tomar esta novela por los cuernos y meterle el diente.

Le deseo buena suerte y le pido mucha paciencia, y si en el proceso de lectura y de prendamiento siente que necesita regresarse unas cuantas páginas, hágalo, al cabo la literatura se lee por placer y no por obligación ninguna.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos.

 

La primera edición de la novela «El ruido y la furia» (1929), de William Faulkner

 

 

Crédito de la imagen destacada: El escritor estadounidense William Faulkner, por The Guardian (https://www.theguardian.com/).

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