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[Ensayo] «El diario de Edith»: Una existencia familiar alternativa

Esta novela —publicada originalmente en 1977— se aleja de los relatos criminales que hicieron famosa a Patricia Highsmith, aunque sus páginas se encuentran lejos de abandonar esa ominosa estética de perversidad, y la cual se percibe en la mayoría de los textos concebidos por la magnífica autora estadounidense.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 5.7.2025

La escritora Patricia Highsmith (1921 – 1995) debe ser una de las autoras más reconocidas de Estados Unidos en el siglo XX. Dotada de un indudable talento para crear personajes complejos y moralmente ambiguos, en su prolífica producción, que se cuenta entre más de treinta libros entre novelas y cuentos, y se hizo mundialmente famosa por las numerosas adaptaciones cinematográficas de sus relatos.

Y en especial, la autora norteamericana concibió un personaje literario, que trascendió sus páginas con luz propia, y al cual le dedicó varios títulos: el controvertido Tom Ripley.

Esta breve introducción sirve para dimensionar el portento artístico que fue Patricia Highsmith. De ahí que sea tan importante que la editorial Anagrama reedite una serie de sus libros para que las nuevas generaciones disfruten de sus increíbles trabajos. En este caso, a través de su Colección Compactos, llega una de sus novelas más aplaudidas: El diario de Edith (1977).

Así, Edith es una mujer que llega a vivir a Pensilvania, desde Nueva York, siguiendo a su esposo Brett quien ha aceptado un nuevo trabajo en la zona. Arriban junto a su hijo Clifford, o Cliffie, que al momento de la mudanza tiene diez años.

Y a esa casa de ensueño a la que se cambian, se une a los meses, el tío George, un pariente de Brett, un anciano que en un comienzo iría a alojar por unos pocos días y que luego se va quedando paulatinamente en la casa, durante años.

La narración presenta de manera pausada la vida de Edith, que gira sin grandes acontecimientos, en torno a su familia. Ella es representada con una sensibilidad y opinión política muy desarrollada, cuya existencia se va hundiendo en la monotonía de un matrimonio que se rompe.

Luego, ella debe hacerse cargo de un hijo que tiene inclinaciones perversas y de un anciano cada vez más dependiente de cuidados especiales.

En este contexto, cuando Edith es abandonada por su esposo para rehacer su vida romántica con otra persona, ella asume de manera estoica la nueva normalidad. Su único escape a la situación es la escritura: textos que crea para un periódico regional y su «diario de vida», que lleva años escribiendo.

Sin embargo, en las hojas del diario, las anotaciones que registra empiezan a esbozar una vida paralela, una existencia en la que vuelca sus fantasías de un mundo ideal, donde especialmente emerge la idílica «carrera universitaria» de su hijo Cliffie.

 

El colapso moral de la sociedad estadounidense

El diario, cuando ella lo encuentra durante la mudanza, tiene una lúcida anotación, cuyo tono luego desaparecerá con las nuevas ensoñaciones que irán poblando las nuevas páginas, pero que quedan resonando a lo largo de la narración:

«¿No es más seguro, más prudente, creer que la vida carece por completo de sentido?»

Los registros de Edith en su libreta, se hacen más fantasiosos, a medida que se hunde más en los problemas domésticos, con Cliffie bebiendo sobre la cuenta, o lidiando con su holgazanería, además de la total desafección y apatía por los problemas del hogar, por parte de aquél.

Se suman a esto las dificultades de salud de George, que cada vez se hace más dependiente de cuidados, constituyendo una molestia insalvable, de la cual Brett se desentiende. No obstante, en su interior, ella parece ser consciente de su declive:

«A veces tengo la sensación de que algo se está… de que algo se está como rompiéndose dentro de mí».

Y mientras más la consumen sus preocupaciones, más radical se vuelven sus opiniones y textos que empieza a mandar a diversas publicaciones.

Este drástico cambio de parecer tiene un correlato con la historia de su nación. La narración abarca casi un par de décadas. Parte en el año 1956 y se extiende hasta el año 1975. El inicio del relato se sitúa en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, un momento de esplendor del estilo de vida norteamericano.

Después cambia a los convulsos años de 1960, con la Guerra de Vietnam que vino a quebrar la idea de bienestar y de credibilidad que los estadounidenses tenían de sus instituciones. Para terminar con la dimisión de Nixon y sus consecuencias en el momento más bajo de la presidencia norteamericana.

El que la acción transcurra en un pueblo alejado de los focos de enfrentamiento de las grandes ciudades, hace que la voz de Edith se sienta más aislada en un entorno aparentemente tranquilo. Esa preocupación permanente por los hechos políticos de su país en el discurso de ella, se percibe como una disrupción, un tanto patológica, entre amigos y familiares.

Y contrapone su separación total de la realidad, con su diario, el cual sigue desarrollando a través de sus páginas una existencia familiar alternativa.

De este modo, el derrumbe de Edith se puede leer como una gran metáfora del colapso moral de la sociedad de Estados Unidos en un breve período de años.

El diario de Edith se aleja de los relatos criminales que hicieron famosa a Patricia Highsmith. Sin embargo, no abandona del todo esa ominosa atmósfera de perversidad que se percibe en la mayoría de sus libros. De hecho, la narración desarrolla con precisión esa cotidianidad inicial con que presenta a los personajes, en algo torcido y perturbado que de a poco se cierne sobre ellos.

Finalmente, este título despliega un mundo en apariencia normal, donde lo extraño y lo sombrío emergen, en una escritura que —con mano paciente y firme— conduce a su lector hacia el borde de un abismo, que otros llaman el universo de Highsmith, sin que éste caiga en la cuenta.

 

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó asimismo el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).

 

«El diario de Edith», de Patricia Highsmith (Editorial Anagrama, 2024)

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: Patricia Highsmith.

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