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[Ensayo] «Licorice Pizza»: Los instantes más alucinantes de una vida

El título de este largometraje de ficción del director estadounidense Paul Thomas Anderson corresponde a la manera popular con que se denominaba a los discos de vinilo en la década de 1970, lo cual parecería un fetiche de la época de la adolescencia, pero las escenas del filme están tan bien urdidas, que fluyen naturales entre esas canciones y un montaje que no deja rastros de su hilván.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 8.10.2025

Escenas despreocupadas y un aire de nostalgia situado en Los Ángeles de la década del 70. La reconstrucción de época es simplemente maravillosa, la música es el telón de fondo perfecto para retratar a los personajes. Gary, un joven productor de 15 años, que invita al bar a una chica 10 años mayor, Alana, aspirante a actriz que tiene una vida mucho menos resuelta que la de su joven pretendiente.

Con todo, el título de la cinta corresponde a la manera popular con que se denomina a los discos de vinilo, parecería un fetiche de la época de la adolescencia, pero las escenas están tan bien urdidas, que fluyen naturales entre esas canciones y un montaje que no deja rastros de su hilván.

Son imágenes de un color antiguo que flotan ante los ojos del espectador y reflejan fielmente los inseguros pasos de la adolescencia. Esa magia en que creemos estar viviendo una secuencia que no se detiene cada vez que nos levantamos, ese apenas atreverse a rozar la mano de una chica y aunque no pase nada (el sexo no era necesario en esta cinta) las emociones desbordan a estos personajes.

Gary se involucra en variados negocios, arma su vida a cada instante, mientras Alana siente que va tomando decisiones equivocadas y que su existencia no alcanza ningún objetivo.

La química entre los dos actores jóvenes puede que sea el epicentro de la película. Él es encantador y no esconde dobleces; ella apuesta por una sensualidad que no siempre es tan genuina, pero el cariño que siente por Gary va aumentando conforme pasan estas dos deliciosas horas.

 

 Los chicos corriendo por las calles

Gary observa desde lejos como Alana se relaciona con algunos chicos mayores. La idealiza y está ahí para sostenerla en cada caída. Su amor es leal e ingenuo, en cambio Alana muchas veces es cortante y desnuda la realidad de una vida futura no tan promisoria.

Así, los personajes secundarios aparecen los minutos precisos en escenas que develan las obsesiones de unos adultos que no congenian con el tono mágico que fluye entre Alana y Gary. La cinta no incurre en los cinismos típicos de las comedias románticas, y hay una estética luminosa que nos impone el punto de vista de estos chicos y sentimos sus vidas como propias.

Las historias secundarias de hecho nunca se concretan, el espectador las ve salir por unos fuera de campo inconclusos, sólo interesa el destino de la pareja protagónica e incluso al final, esas anécdotas adolescentes parecen llegar a su fin y al espectador le queda una sensación de que se le escapa el agua entre los dedos.

De esta manera, los travelling de los chicos corriendo por las calles o acudiendo a su encuentro son fantásticos. Fotografían ese amor de estar compartiendo los instantes más alucinantes de sus vidas, capturan ese tiempo que vuela ante sus narices.

En efecto, la película semeja una única escena continua donde escasean los grandes acontecimientos, y sólo fluye el sentimiento de una época que parece extenderse de manera placentera en la retina del espectador.

Quizás el mérito mayor de la cinta es que logra que rememoremos nuestra época adolescente, entendamos los pequeños conflictos de los personajes y los amemos tanto como ellos mismos lo hacen.

 

 

 

 

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y quien también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).

Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013), los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014), y las historias ficticias de Pensamiento replicante (Editorial Vicio Impune, 2025).

Otros libros suyos son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), Pensamiento delirante (Editorial Vicio Impune, 2023), Vivir atormentado de sentido (Editorial Vicio Impune, 2024) y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Licorice Pizza (2021).

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