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[Estreno] «¡Por la vida!»: Cómplices en el absurdo

Dirigida por el realizador alemán Uwe Janson, este rescatable largometraje de ficción puede ser visionado a través de la plataforma de streaming de Arcadia Films On-Line, y se encuentra protagonizada por los buenos actores Max Riemelt y Hannelore Elsner.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 7.5.2021

Ópera prima de este director alemán con carrera en la televisión inglesa y germana. Es una pieza dramática que utiliza distintos formatos para contarnos la historia y persiste en ella la estructura de cine narrado dentro del cine.

Es interesante su propuesta, combina imágenes vertiginosas con otras donde el tiempo se detiene. La idea del cine al interior del cine no es nueva, tampoco para el audiovisual alemán: Wim Wenders la empleó en su maravillosa En el transcurso del tiempo (1976) donde dos hombres recorrían los pueblos de la frontera entre las dos Alemanias proyectando viejas películas en blanco y negro.

El filme de Owe Janson no es una road movie, pero rescata la técnica de mostrar en sepia lo filmado en celuloide, en tanto la dirección de actores le funciona igualmente natural como a Wenders.

Ruth Weintraub hace 40 años fue una cantante de cabaret que seducía a su público con su voz y en la actualidad está siendo desalojada de su antigua vivienda por los servicios sociales.

Uno de los jóvenes de la mudanza se ofrece a llevarle sus cosas a un pequeño y sombrío departamento en un barrio alejado de la ciudad.

La mujer de 60 años le hace un encargo y a su regreso la encuentra desmayada en la tina de baño.

 

Seres exiliados de la vida

Ruth ha intentado quitarse la vida, no por primera vez, debido a que no tiene amigos ni familiares vivos y sufre pesadillas horrorosas de tiempos de los campos de concentración.

Ella es una judía sobreviviente del Holocausto, su madre la arrojó del camión rumbo al exterminio y estuvo a punto de ser fusilada cuando era una niña.

La tristeza siempre rondó su vida y las canciones aliviaron en parte su predicamento. El joven de la mudanza la traslada al hospital y más adelante la recluirán en un hospital psiquiátrico.

Jonas es otro ser errante. Le han robado su furgón y se queda a dormir en el departamento de Ruth mientras ella se recupera de sus heridas.

Hurga entre sus cosas y desempaca una proyectora de ocho milímetros donde se entera de su pasado como cantante. El que filma es el amor de su vida y es extremadamente parecido a él.

Jonas ha huido a Berlín escapando de su esposa (Emily). Le esconde la enfermedad degenerativa por la que murió su madre. Ama a Emily, pero no la quiere hacer pasar por el martirio que vivió junto a su progenitora.

Sufre de esclerosis múltiple y encuentra que quitarse la vida es una cobardía. Lo filmado en la vieja cinta, el director lo expone en colores más cálidos que el presente sin esperanzas que vive Ruth.

Las imágenes la muestran en su esplendor como artista a través de ojos enamorados.

 

Pesadillas en blanco y negro

Jonas evoca esas imágenes, dentro del único ambiente del pequeño departamento, las observa en sepia proyectadas en la pared. Hay otro blanco y negro, más opaco y gris (cambio de formato muy al estilo Wenders) que nos adelanta las pesadillas de infancia de Ruth.

Es muy apropiado el recurso, debido a que la mujer se encuentra ahora en el psiquiátrico reviviendo esas pesadillas que le contaba a su amor de juventud (el cineasta).

La historia del enamoramiento platónico de Jonas por la señora Weintraub no es novedoso, tiene algo de lugar común, pero la estructura de cine dentro del cine le da cierto encanto estético a la cinta que la hace llevadera al espectador.

Además, Hannelore Elsner interpreta con acierto a una mujer mayor, orgullosa y coqueta, que muestra gran química en pantalla con el actor Max Riemelt (Jonas).

«Te amo demasiado como para odiarte», reza la canción de Ruth que sirve de leitmotiv al filme. Un amor de juventud que no la apoyó cuando más lo necesitó: falta fuerza en ese mensaje, es muy cerebral.

El espectador desearía que el metraje de 86 minutos se extendiera, pero el director abandona estos relatos paralelos bien entrelazados, con texturas y ritmos propios, y pareciera querer encajar las piezas de modo apresurado.

Al final las historias de Jonas y de Ruth se resuelven con demasiada luz y la película pierde brillo. El final es demasiado convencional e incluso no hay lugar para las emociones de los personajes.

 

***

Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013)El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles de Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).

Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020) y Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021).

Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Auf das Leben! (2014).

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