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“La banda del Rodolfo”: “Con nosotros detrás, a Nico López le hubiesen hecho un juicio express en la Dirección de Obras de su comuna”

La ficción y la literatura también se hacen presente en el caso que conmueve a la opinión pública nacional, a través de esta imaginaria confesión que brinda el líder de uno de los grupos criminales y operativos más temibles del Centro de Santiago: “No creemos en el Estado de Derecho, pero sí en que se haga ‘justicia’ por debajo ocupando todos los medios que tengamos a disposición”, afirma el sórdido hampón, disfrazado de empresario.

Por Cyrano de Bergerac

Publicado el 17.7.2018

“Todo comenzó en agosto de 201…, bajaron del cuarto o tercer piso, no me acuerdo bien, y nos pidieron ayuda para echar a un vecino de la universidad: nosotros no lo conocíamos pero nos dijeron que había gente del cine, del arte, de la política metida y que iban a correr las lucas como recompensa, en agradecimiento, y que firmáramos tranquilos, no más, porque nadie lo iba a saber, que habían personalidades poderosas cubriéndonos las espaldas, los mismos que aplaudían a Karadima, y que entonces todo iba a salir bien: imagínate, yo soy empresario, soy un padre de familia, facturo millones, tengo un auto, entonces eso me da la libertad de hacerle daño a la gente gratuitamente, a cualquiera, con impunidad garantizada, porque sí, y más encima después sorprenderme porque me lleguen represalias. Amén”.

“Así firmamos, mentimos, nos desenvolvimos en nuestro primer trabajo como banda criminal organizada y después la cosa se complicó porque ese gallo interpuso unos recursos que se tramitaron, pero ahí nos enseñaron que se podía ganar por debajo, corrompiéndonos, humillándonos, mintiendo, asesinando como vulgares matones y ladrones, porque, ¿cómo podemos estar tantas personas equivocadas?, ese es nuestro principal argumento. Y la justicia vale callampa, digo yo, y el debido proceso es una estafa de los juristas, si hasta mi esposa dijo que ese hueón la había acosado, que la arrinconó aquí abajo bajando la escalera, y así tiene que ser, si ese gallo nos molestó, si me fregó a mí y a mi socio, que somos bacanes, entonces nos movilizamos no más, y juntamos firmas, falsos testimonios, y esos poderosos que pregonan el Bien Común harán su pega, como ya lo hicieron antes limpiándoles los fusiles a los militares: se moverán en los tribunales, coimearán, torceremos el Derecho a la mala y por debajo, total el cohecho y la corrupción en Chile tienen penas bajas… Y así podemos ganar eternamente, y si existe una Dirección de Obras que sancionará como corresponde, como se debe, ante lo cual la Fiscalía no puede hacer nada, porque simplemente no existen pruebas y estamos muleando, ¿por qué molestarse en denunciar cuentos chinos al Ministerio Público? Que la Dirección de Obras mande inspectores y que haga su trabajo, digo yo, acogiendo lo que ningún juez serio se molestaría en revisar”.

“Porque yo soy el Rodolfo, soy empresario, y tengo el poder para mentir, me apoyan el Pelao dueño de un motel, una chanchería-jamonería hedionda a ratones, gente que ni conoce a ese hueón, un Chévere y sus subalternos, un gallo connotado que comenta los goles en la tele, un fotógrafo mediocre que vende pastillitas mareadoras, la Pacita, el Ché Galindo, el Ronnie H.D., el Arcángel Gabriel, el don Roberto, el René Mandarina, el Giovanni, pues Chilito es de los poderosos, de los cobardes y de los mentirosos, y hasta en los Tajamares moverá los hilos el conspicuo de la Diestra-Progre gracias a los contactos y a los pitutos de sus viejos, y yo soy el Rodolfo, y nadie se mete conmigo, y me gustan la nieve y los autos deportivos y el Iván tiene que tener pega porque no se la puede de otra manera, y ya llegarán las lucas y los contactos de la gente del cine, y hasta los Narcos del barrio de al lado están conmigo, con el súper poderoso, con el líder de la Banda del Rodolfo, y también intervenimos teléfonos, tengo a un colombiano experto en eso, y al Egon, y no vamos a dejar tranquilo a ese hueón, y le vamos a ganar de una vez por todas, pero por debajo, que se lo grabe en la cabeza, siempre coimeando, destruyendo la Democracia y violándose a la Constitución cuantas veces sea necesaria, porque yo soy el Rodolfo, y es cierto, estamos muleando y por eso nunca nos atreveríamos a decir lo que le decimos al jefe de Obras, lo que nunca y jamás declararíamos ante un oficial que transcribiría legalmente nuestras difamaciones: pero las direcciones de obras son competentes para ver estos casos y ahí nos focalizaremos, digo yo, no hace falta más”.

“Yo soy el Rodolfo, y para mí no existen ni la Constitución ni la ley, menos las desgraciadas Garantías Constitucionales, sólo la pillería, y la ayuda de un Pelao que era publicista. Por eso, con nosotros detrás, a Nico López le hubiesen hecho un juicio express en la Dirección de Obras de su comuna, y nos evitamos tanto chamullo, tanto escándalo, y demasiado drama, y le ponemos su buena multa de entrada, en UTM, digo yo, para que se sosiegue y no joda más, porque yo soy el Rodolfo, soy empresario, soy padre de familia, tengo un auto, tengo una empresa y eso me da derecho a todo, a echarles encima un grupo de narcos a una familia entera, y de matar si es necesario, porque tenemos una red de corrupción multidisciplinaria, y no creemos en el Estado de Derecho, pero sí en que se haga ‘justicia’ por debajo ocupando todos los medios que tengamos a disposición, porque yo soy el Rodolfo… mañana intervendremos otra vez, y al fin ganaremos, porque yo soy el Rodolfo, sí, señor, y qué se cree ese hueón de meterse conmigo y con mi socio, le daremos hasta el infinito, sí, sí, yo soy el Rodolfo».

 

 

Imagen destacada: Los actores Najwa Nimri, Juan Diego Botto y Gustavo Salmerón en una escena del largometraje «Asfalto» (2000), del realizador español Daniel Calparsoro

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