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Los tiempos mejores y sus sueños de grandeza

En estos días de post cuarentena, Cara de Goma despierta en las noches, y apresurado corre a mirarse al espejo de la pedantería, frente al cual cada mañana se viste con traje de director de circo y se pone la careta.

Por Walter Garib Chomalí

Publicado el 20.8.2020

Este personaje de la farándula criolla, hará historia en Chile. Hace años decidió crear su propio circo, vieja aspiración de toda una vida. Deseaba divertir al público, cansado de la mediocridad y farándula política. Se le atribuían dotes de ilusionista y escapista —no cualquiera huye a la desbandada después de quebrar un banco— destrezas adquiridas a temprana edad. Émulo del ilusionista y escapista Houdini, viajaba por el mundo demostrando virtudes. Así empezaba a ser llamado Cara de Goma, debido a la facilidad para hacer morisquetas y graciosos tic. Aureolado del justo sobrenombre, sentía la necesidad de crear su propio circo.

Amante de la farándula y del vaudeville, dio inicio a sus actividades en la carpa de la “SOFOFA” y quienes lo vieron actuar una tarde de otoño, quedaron prendados. Les sedujo esa distinción al enfrentar al público, mientras hacía morisquetas y desde un sombrero, sacaba conejos, ante el asombro de la concurrencia.

Al concluir la función, el presidente de la SOFOFA se le acercó y mientras lo felicitaba y abrazaba como al hijo primogénito, le propuso iniciar el circo de la política. Venía la primavera y comenzaba en el país, la temporada de circos, es decir, de las elecciones. Cara de goma, cuya sagacidad no se puede menospreciar, vio en este mecenas, el encargado de abrirle las puertas de la fama e introducirlo en las elites del poder, donde sólo los audaces llegan.

Se fueron a cenar al Matadero de Santiago, donde se comen las mejores morcillas, chunchules y longanizas de la ciudad. Se miraron a los ojos entre sonrisas y muecas, y en ese instante de mutua seducción, decidieron crear una collera. Ahí surgió el nombre al que bautizaron “Caretas”. Al principio, Cara de Goma demostró alguna reticencia por el nombre. Lo hacía recordar a Charles Chaplin y se inclinaba más por otro nombre. Sin embargo, su socio respondió que por el contrario, ello atraería la atención del populacho y añadió: “Es una forma de ocultar nuestras intenciones, pero debemos entender que la misión de ilusionistas y payasos en política, es hacer reír, engañar a los borregos, incluida la clase media, donde usted pertenece”.

La explicación hechizó a Cara de Goma. Vio en el ducho empresario, la capacidad de análisis que él no tenía. El sentido de la suspicacia y la observación, el tono mordaz de quien sabe, cómo engatusar. En cambio, Cara de Goma iba a aportar a esta alianza, chistes verdes, historias plañideras tan del gusto del medio pelo.

Desde la primera presentación del dúo “Caretas”, el público advirtió el nacimiento de una alianza mordaz, hábil en hacer trucos, que se empezaba a destacar en el complejo mundo de la farándula política. Si los ineptos payasos de los otros circos que se hacían llamar “circos pobres”, empeñados en conmover al pueblo, habían fracasado en sus rutinas, en cambio “Caretas”, ofrecía un nuevo amanecer.

Es así como en 2010, una alianza de borregos, medio pelo y la advenediza clase media, lo elegían como el circo de su preferencia. Desde 2010 a 2014, el circo daba funciones gratuitas desde la plaza de la Dignidad para arriba, y hacia los barrios bajos, cobraba entrada. Como era de esperar, el circo “Caretas” se desprestigió y quienes concurrían a sus funciones, decidieron apoyar a un circo pobre, cuya misión, resultó pobre. Cuatro años después, “Cara de Goma” creaba otro circo, el “Tiempos mejores” y los borregos unidos a sus aliados de siempre, volvían a creer en sus promesas, y llenaban la carpa de su circo.

En estos días de cuarentena, Cara de Goma despierta en las noches, al soñar grandezas. Apresurado corre a mirarse al espejo de la pedantería, frente al cual cada mañana se viste con traje de director de circo y se pone la careta. Sabe que se empieza a mimetizar con sus maestros y promotores, lo cual extasía su corazón.

 

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Walter Garib Chomalí (Requínoa, 1933) es un periodista y escritor chileno que entre otros galardones ha obtenido el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 1989 por su novela De cómo fue el destierro de Lázaro Carvajal, y el premio de novela Nicómedes Guzmán en 1971.

 

Walter Garib Chomalí

 

 

Imagen destacada: El Presidente de la República de Chile, Sebastián Piñera.

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