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Novela «Nazis en Chiloé», de Miguel Vera Superbi: La lectura de una historia subyugante

Esta obra literaria constituye una aventura narrativa que no solo entretiene de principio a fin, sino que además, se erige sobre una construcción muy bien armada y con dos personajes centrales que nos resultarán sin duda entrañables, como Luis Bahamondes y su sobrino Carlos, eje sobre el que descansa gran parte –sino toda- la línea argumental: sin duda una trama para releer y comentar. Ágil, desenvuelta, penetrante, con variados y sorpresivos giros expresivos, que la evidencian como una pieza notable en su género.

Por Juan Mihovilovich

Publicado el 2.11.2018

Desde cierta mitología del nazismo esotérico a algunas recientes teorías de la conspiración se ha situado a Hitler como probable habitante de la Patagonia. En algunos casos el mito ha sobrevivido incólume con un séquito no despreciable de seguidores y en otros se le ha mirado con sorna, con claro escepticismo y desprecio no exento de burlesca ironía. Lo cierto es que la figura del Führer ha servido para mantener al nazismo con visos de sobrevivencia y cada cierto tiempo es recuperada por los más recalcitrantes defensores y propugnadores del nacionalsocialismo.

En esa perspectiva la novela de Miguel Vera Superbi (1957) se enmarca en una saga de suyo interesante. Un viejo pescador y lobero llamado Luis Bahamondes, habitante del archipiélago de Chiloé, de la noche a la mañana se ve envuelto en una trama dantesca: es el héroe anónimo llamado a desmantelar la llegada de Hitler a tierras chilotas, previa venida de un número variable de avanzada que le irá despejando el camino y que propugnará el renacimiento del Tercer Reich en un plazo incierto, pero que suma las voluntades de nazis discretos, siniestros  y decididos a hacer de Chiloé la nueva tierra prometida del nazismo mundial.  Solo que este individuo chilote constituirá un foco de contención, en tanto su pareja Helga, alemana por añadidura, será un elemento de incredulidad primero y de abierta oposición y división familiar después.

En un entramado interesante la novela se sitúa en tiempos disimiles que son engarzados de hábil modo por la narración, alterándose la tradicional secuencia de los hechos para hacerlos confluir de forma natural. Luis Bahamondes tiene un sobrino, Carlos, hijo de su hermano del mismo nombre, avecindado en Santiago y que habitualmente pasa los veranos en Quellón. La relación de amistoso parentesco será un vínculo indestructible y hará que Carlos, el sobrino, se vea envuelto en una aventura delirante proyectada en tiempo futuro por Luis Bahamondes. Éste descubrirá, por esas casualidades que nunca son tales, una caverna donde aquellos nazis de avanzada han situado una no despreciable cantidad de lingotes de oro y algunas armas con las cuales pretenden hacer realidad la venida de su líder.

El renacimiento del nacionalsocialismo tendrá, entonces, en el sur de Chile una posibilidad real de recuperar la historia que el Führer le ha trazado. Pero, Bahamondes se encargará de desvirtuar el plan. Se apoderará del contenido oculto en la caverna y luego dirigirá unas cartas en clave para el sobrino, quien las leerá veinte años después. Los hechos se suceden desde fines de la Segunda Guerra Mundial y por ende deberá aparecer una generación para que el descubrimiento de Bahamondes se haga realidad a través de su sobrino. Ambos están unidos por la magia de una amistad que trasciende la empresa que los liga por obra y gracia del primero.

En este intercambio de roles narrativos será el tío Luis Bahamondes, quien sostendrá parte importante del relato. Sus encuentros con los nazis llegados a Quellón. La infidelidad de Helga, su mujer -subyugada por Heinz, actor relevante y fatídico a la vez-, su conversión en homicida involuntario, su encarcelamiento, el rescate desde la cárcel donde fuera condenado por miembros del nazismo y una serie de hechos concatenados que harán de la historia una conspiración envolvente, tensa, con un desenlace que el sobrino dilucidará en su adultez, desde su condición de abogado, y que desentrañará los misterios de una vida que, desde su anonimato, obstruyó la llegada del nazismo a Chile.

Si se mira el desarrollo de los hechos desde una posición crítica y suspicaz podría argumentarse que todo el relato resulta inverosímil. Pero en la buena literatura todo es válido. La narración está tan bien estructurada, los protagonistas resultan tan creíbles e imbuidos de sus íntimas contradicciones humanas que se hacen queribles u odiables, y no puede sino pensarse que la ficción tiene visos de una realidad que pudo (¿por qué no?) ser posible.

Nazis en Chiloé constituye una aventura narrativa que no solo entretiene de principio a fin, que no únicamente coloca en el centro de la lectura una historia subyugante, sino que además, se erige sobre una construcción muy bien armada y con dos personajes centrales que nos resultarán sin duda entrañables, como Luis Bahamondes y su sobrino Carlos, eje sobre el que descansa gran parte –sino toda- la línea argumental.

Sin duda, una novela para releer y comentar. Ágil, desenvuelta, penetrante, con variados y sorpresivos giros expresivos, que la evidencian como una obra notable en su género.

 

Juan Mihovilovich Hernández (Punta Arenas, 1951) es un importante poeta, cuentista y novelista chileno nacido en la zona austral de Magallanes. De profesión abogado, se desempeña como juez de la República en la localidad de Puerto Cisnes, en la Región de Aysén. Asimismo, es miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua.

 

«Nazis en Chile», de Miguel Vera Superbi (Simplemente Editores, Santiago, 2017)

 

 

 

Imagen destacada: Adolf Hitler (Braunau am Inn, Austria-Hungría, 20 de abril de 1889-Berlín, Alemania, 30 de abril de 1945).

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