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«Pacto de fuga»: La emoción artística de una sorpresa

La obra audiovisual del realizador David Albala es una película imperdible y a dos semanas de su estreno ya la han visto 120 mil personas, y constituye una pieza más de este rompecabezas que es nuestra historia, donde una vez más es el cine la disciplina artística que se encarga de recordarnos nuestra identidad y memoria colectivas.

Por Miguel Alvarado Natalí

Publicado el 7.2.2020

David Albala (47) es el director de la cinta chilena Pacto de fuga, y estudió periodismo en la Universidad Andrés Bello. El 2002 comenzó con su productora, pero ese mismo año un accidente en su moto lo dejó parapléjico, hoy —después de haberse postergado el estreno por el estallido social— llega a las salas de cine la historia del escape de 49 presos políticos pertenecientes al FPMR de la ex Cárcel Pública de Santiago, los cuales construyeron un túnel en un año y medio a poco más de un mes del retorno de la democracia en marzo de 1990.

Luego de que las autoridades militares de la época aglutinaran a todos los presos políticos en un pabellón separado del resto de la población penal, tres internos comienzan a idear un plan de fuga con bastante creatividad, cálculo matemático y herramientas precarias como un destornillador. Benjamín Vicuña interpreta al ingeniero y líder del grupo León Vargas, que junto a Rafael Jiménez (Roberto Farías) y el doctor Patricio Velásquez (Eusebio Arenas) son los personajes fundamentales para el aspecto técnico, los nexos con la ayuda externa y las soluciones necesarias a los problemas que se presenten en el camino. Francisca Gavilán (Violeta se fue a los cielos) hace el papel de Paulina Baeza, ex esposa del frentista Rafael Jiménez, ella es quien mueve los hilos con los otros miembros del FPMR para que den la ayuda logística a los presos cuando se fuguen, en tanto Fabiola Pizarro, (Amparo Noguera) es la abogada vinculada a la Vicaria de la Solidaridad, defensora de los presos políticos y pieza fundamental en la estrategia de negociación entre el interior y exterior del recinto penitenciario.

Pacto de fuga es un thriller de suspenso y su director logra hacer un relato audiovisual inteligente, que sorprende, pero lo más notable, es que convierte una situación muy local en una historia más universal, donde las ansias de libertad, el compañerismo y la frialdad logran un escape perfecto. Es de esas películas que no importa saber previamente el final, porque la trama va atrapando al espectador hasta ponernos con los nervios de punta. Aquí se aprecia una maduración del cine chileno, que ya hemos visto en cintas como Una mujer fantástica (2017) y Araña (2019).

La obra de Albala es un filme emocionante, con una buena ambientación ochentera y un excelente vestuario. El detalle de la recreación del microbús “Matadero Palma”, la gaseosa “Free” y los cigarrillos “Advance”, te sumergen en ese Chile pobre y reprimido que esperaba por la Alegría que vendría. Con una banda sonora extraordinaria, que es el acorde triste y amargo de la dictadura, pero también sobrecogedor y esperanzador, la música de fondo mantiene la emoción de un expectante relato y Anita Tijoux canta el tema Libertad: “Abre cada muro, abraza el sentido, expande tu llanto por cada fugado, sopla el aire puro en tiempos liberados”.

En tanto el manejo de cámara es bastante bueno, donde hay un travelling realizado en el entretecho de las habitaciones de los reos y un zoom que muestra el largo del túnel con los prisioneros dentro, muy bien logrado que seguramente a más de alguno en el público le dio claustrofobia. Además hay un efecto especial, cuando la cámara muestra desde el aire a la Estación Mapocho, parte del río del mismo nombre y la Cárcel (la cual, recordemos, fue demolida en 1994).

Rodada en la ex Cárcel de La Serena y de Buin, Pacto de fuga recrea a la perfección esa atmósfera penitenciaria, donde los actores tuvieron un trabajo previo a la filmación y además el director David Albala contó con la asesoría de uno de los protagonistas reales del escape el 29 de enero de 1990, el ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Raúl Blanchet, quien no pudo ver la película terminada ya que falleció a principios del año pasado. Cabe mencionar, que en la realidad esta huida se llamó “Operación Éxito”, donde veinticuatro presos políticos —entre ellos siete condenados a muerte, por el atentado a Pinochet y la internación de armas de Carrizal Bajo— realizaron un túnel de 60 metros y escondieron dentro del propio penal alrededor de 55 toneladas de tierra, considerada una verdadera obra de ingeniería y la mayor fuga de la historia de Chile que dejó en ridículo al sistema carcelario de la dictadura.

Pacto de fuga, sin dudas, es una película imperdible y a dos semanas de su estreno ya la han visto 120 mil personas, y constituye una pieza más de este rompecabezas que es nuestra historia y una vez más es el cine el que se encarga de recordarnos nuestra identidad y memoria. Es una apuesta ambiciosa y que logra llegar a la audiencia con un buen montaje y excelentes actuaciones.

 

Miguel Alvarado Natalí (Santiago, 1968) es periodista de profesión y escritor de oficio. Ha publicado los poemarios Estaciones (1997) y Barrio Yungay (2012), y la novela Calle Dieciocho (2001).

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Pacto de fuga (2020), de David Albala.

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