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«Tosca», versión estelar en el Municipal de Santiago: La apuesta «dramática» de una régie ambiciosa

La escenografía de solo tres o cuatro elementos, con una virgen portentosa al centro, nos recordó la pintura despojada y metafísica de un Giorgio de Chirico, y a la imagen que prevalece al centro de la ciudad de Santiago de Chile, en la cima del cerro San Cristóbal. Acá, el análisis ofrecido por «Cine y Literatura».

Por Jorge Sabaj Véliz

Publicado el 20.7.2018

El miércoles 18 de julio asistimos a la función de estreno del elenco estelar de la ópera Tosca (1900) del compositor italiano Giacomo Puccini (Lucca, 1858 – Bruselas, 1924), libreto de Luigi Illica y de Giuseppe Giacosa, correspondiente al tercer montaje de la temporada lírica regular 2018 del Teatro Municipal de Santiago.

El elenco estelar estuvo conformado por:

Floria Tosca: Lilit Soghomonyan

Mario Cavaradossi: Artem Golubev

Barón Scarpia: Alexander Krasnov

Cesare Angelotti: Francisco Salgado

Sacristán: Sergio Gallardo

Spoletta: Pablo Ortiz

Sciarrone: Eleomar Cuello

Carcelero: David Gaez

Pastor: Belén Torres

 

La dirección musical: Pedro Pablo Prudencio

Régie: Willy Decker

Escenografía y vestuario: Wolfgang Gussmann

Iluminación: Ricardo Castro

Director del Coro del Municipal de Santiago: Jorge Klastornik

Directora del Coro de niños del Municipal de Santiago: Cecilia Barrientos

 

La escenografía de solo tres o cuatro elementos, con una virgen portentosa al centro, nos recordó la pintura despojada y metafísica de un Giorgio de Chirico, y a la imagen que prevalece al centro de la ciudad de Santiago de Chile, en la cima del cerro San Cristóbal. La tela gigante representando a la Marquesa Attavanti estuvo presente en dos de los tres cuadros escénicos, casi como un leit motiv. En la iglesia de Sant Andrea della Valle funcionó como detonador de los celos de la diva. En el Palacio Farnese como un símbolo de lo femenino violentado por la lujuria insaciable de Scarpia. La escasez de elementos escenográficos distractores funcionó como un amplificador del libreto, del drama, de la música y de las actuaciones solistas, para bien y para mal.

Floria Tosca – Lilit Soghomonyan: La soprano armenia funcionó más como spinto que como lírica, dado su grueso caudal vocal. En el aria Vissi d’arte del acto II no lució su gran registro medio y las notas agudas las acortó en demasía, esto le restó la pasión que el aria requiere. Su actuación fue un poco distante, le costó en demasía entrar a la compleja psicología de la protagonista. Sus mejores momentos dramáticos y musicales los alcanzó en el III acto en el dúo o dolci mani.

Mario Cavaradossi – Artem Golubev: Al revés de la soprano su vocalidad fue 100 por ciento lírica, con una voz natural, bella, redonda y brillante, que por su característica, tuvo algunas dificultades para sobrepasar a la orquesta, en algunos pasajes fortísimos. El papel del pintor exige una voz con cualidades spinto además de líricas. Su actuación fue correcta para alguien que está recién incursionando en el papel, pero debe tocar más aspectos como el heroico del revolucionario y el resignado del condenado a muerte.

El barón Scarpia de Alexander Krasnov: Voz grande con buen registro medio y agudo. Salvó el Te Deum gracias a su afinación y potencia. Intérprete aun joven con muchas posibilidades de desarrollo para su cuerda. Su interpretación es un estudio del personaje al que todavía le falta adentrarse en sus aristas más profundas y siniestras. Su fisonomía lo hace más proclive a papeles cómicos que a dramáticos.

Cesare Angelotti – Francisco Salgado: Interesantísima voz de bajo que cumplió sin problemas las exigencias musicales de su rol. En cuanto a la actuación urge una preparación específica en éste ítem, sobre todo si aborda papeles secundarios y quiere saltar a algún protagónico. La regie cometió el error, tanto en el elenco estelar como en el internacional, de presentar a un Angelotti a torso desnudo pues ambos cantantes lucían prominentes pectorales y abdominales del todo ajenos a un preso muerto de hambre.

El sacristán de Sergio Gallardo estuvo actoralmente más contenido que en la versión de estreno internacional, lo que o hizo más eficaz. La voz sonó completa sin problemas y no se enredó con los ritmos. Redonda faena.

 El coro de niños sonó asombrosamente afiatado y afinado, con algunos problemas de trempo en el Te Deum, en donde el Coro del Teatro Municipal hizo un excelente trabajo, brindándonos uno de los puntos altos de la ópera. Tabién lució en la banda externa acompañando a Tosca en el segundo acto.

El Spoletta de Pablo Ortiz, fue mostrado en todo su servilismo e insignificancia.

La orquesta conducida por el director suplente Pedro Pablo Prudencio, tuvo algunos desencuentros rítmicos internos, sonó apresurada, sin darle el suficiente aire y espacio a los distintos temas. Pero en términos generales contribuyó con los cambios dinámicos y con el juego de timbres a mostrar la rica paleta de colores pucciniana, enmarcando las emociones de los personajes, como en esos acordes cromáticos descendentes previos a la interpretación del aria E lucevan le stelle.

 

La soprano armenia Lilit Soghomonyan encarnó el papel de Tosca en la versión estelar del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile

 

 

Tráiler 1:

 

 

Tráiler 2:

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Edison Araya, del Municipal de Santiago, Ópera Nacional de Chile

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