La segunda novela del escritor chileno Pablo Errázuriz Montes representa un trabajo de memoria que se propone rastrear los pasos de una época, a través de la búsqueda de una realidad social y cultural perdidas, pero la cual se emprende con humor, dolor y gratitud.
Por Nicolás Poblete Pardo
Publicado el 28.10.2025
Pablo Errázuriz Montes (autor de la novela Guerra, tragedia y destino) publica Mundos ingrávidos y gentiles y, como en su entrega anterior, retoma su óptica culta para elaborar un amplio lienzo sobre el cual pinta una historia retrospectiva de un mundo que ya es pasado.
En este narrador chileno se debaten guerras de generaciones con marcas características. Aquí hay conflictos que permiten cuestionar las prácticas del pasado y las del presente, y reivindicar la nostalgia como válido sentimiento que se añora y pena.
Ya en el prólogo, el autor señala: «Este libro ha sido escrito para guardar la memoria de la sangre. El personaje real sobre el que monto algunas ficciones, es mi tío bisabuelo. La historia de Matías Errázuriz y su mujer Josefina Alvear es un postrero esfuerzo por manejar esa prosperidad, salvando la elegancia y unas buenas costumbres que se veían acosadas por aquel brusco cambio social».
Mundos ingrávidos y gentiles comienza en Zapallar, el año 1949, donde se retrata a don Matías, caballero de 82 años, que se perfila como: «un caballero sacado de un cuadro de El Greco y transportado al siglo XX».
Desde un inicio entendemos que este hombre se erige como un símbolo y un oráculo, y con su mera presencia y edad, la voz narrativa, en tercera persona, nos va compartiendo episodios de su vida en la cual confluyen tristezas, logros, muchos duelos, y, crucialmente, experiencias vitales que ofrecen una cronología histórica.
La novela también podría verse como una clase de historia, marcada por las fechas en las que transcurre y los eventos que repasa.
Que los reflejos de la realidad nos alcancen
Retrocedemos a 1905, ciudad de Buenos Aires, con el retrato de la niñez a través del ambiente de alta cultura, que perfila educación y gustos en la estirpe familiar: en Buenos Aires se incentivan las clases de historia, literatura, arte. Aquí entran en escena profesores de latín, francés e inglés.
La voz narrativa revela: «También era atípico para un niño, su interés por las obras musicales, óperas y tragedias a las que sus padres lo llevaban al teatro Colón, recién reinaugurado. Quedaba literalmente absorto en ellas. Luego de la caída del telón el niño se encerraba en un mutismo total, a veces conmocionado, conducta que inquietaba a sus padres».
El París de los primeros años del siglo XX nos ofrece una panorámica de la emergencia del arte europeo, que es asimilado con gran entusiasmo. El año 1907 encuentra al matrimonio Errázuriz Alvear en pleno apogeo de la capital francesa, entre colecciones y pinacotecas, esculturas, literatura. Décadas después, ya en Chile, el anciano recuerda:
«¡Qué tiempos aquellos mis niños; qué tiempos! Éramos jóvenes, bellos, París nos recibía con los brazos abiertos, compartiendo con amigos franceses, argentinos, chilenos, rusos, ingleses, norteamericanos. Todos alegres, espontáneos, seguros de sí mismos; la cultura se vivía desde que despertabas hasta la tertulia nocturna. París era el centro del universo conocido».
Pero París también guarda horrores, pues la pareja se halla ahí cuando se informa del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
De las diversas avenidas que se pueden tomar para leer esta novela, una medular es el predicamento humano, en particular el sufrimiento de la enfermedad mental, tanto para quien la carga, como para la familia que debe lidiar con ella, especialmente en una época en la que se sabía poco de estos diagnósticos y en la que los estigmas eran ineludibles, por más recursos y plataformas de las que dispusieran sus protagonistas.
Así, por más catástrofes históricas que se repasen en una narración o se vivan en carne propia, muy pocos dolores pueden compararse con el duelo que representa la muerte de un hijo.
Mundos ingrávidos y gentiles entrelaza realidad y ficción para proponer, con su mera representación atmosférica, una vasta reflexión sobre nuestro lugar en el mundo como espectadores sensibles y perceptivos partícipes de una historia común, universal, a la vez que muy particular.
Se trata de un trabajo de memoria que se propone rastrear los pasos de ese tiempo; una búsqueda del tiempo y el mundo perdidos que se emprende con nostalgia, humor, dolor, humildad y gratitud por el lugar de privilegio que encarna la educación con la que se observa la realidad.
Efectivamente, la lectura de Mundos ingrávidos y gentiles presenta un desafío para los tiempos de hoy, pues demanda una atención pausada, esa práctica que parece estar desapareciendo en nuestra sociedad del espectáculo.
Un epílogo epistolar nos recuerda esa práctica anulada por la tecnología, y reafirma esta idea de duelo por una comunicación pausada y profunda.
Como el autor ha descrito: «¿Qué consecuencia trae para el alma humana la píldora, el smartphone, los aviones? Si no correlacionamos esos elementos, como lo hace don Matías Errázuriz, difícilmente seremos capaces de comprender nuestro tiempo. El inmediatismo moderno es como una voluntad deshumanizante de meternos más profundamente a la caverna de Platón, donde ni siquiera existe la luz que permite que los reflejos de la realidad nos alcancen».
La segunda novela de Pablo Errázuriz Montes será presentada el próximo miércoles 5 de noviembre a las 18:30 horas, en la Biblioteca de la Corporación Cultural de Las Condes, ubicada en la calle Nuestra Señora del Rosario 30, de esa comuna.
***
Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).
Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio, Succión, Corral y La casa de las arañas, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, la novela bilingüe En la isla/On the Island, y el conjunto de poemas Atisbos.
Traducciones de sus textos han aparecido en las revistas The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).
Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

«Mundos ingrávidos y gentiles» (Editorial Edisur, 2025)

Nicolás Poblete Pardo
Imagen destacada: Pablo Errázuriz Montes.
