«Todo pasa en Tel Aviv»: El espejo de la ficción

Exhibida en la cuarta edición de Seret, Festival de Cine Israelí de Santiago, este es un filme que dirigido por el realizador hebreo Sameh Zoabi, espera que alguna distribuidora local se anime a conseguir los derechos para nuevas proyecciones, pues se trata de una comedia que el lector no querrá dejar pasar.

Por Felipe Stark Bittencourt

Publicado el 21.12.2019

Todo pasa en Tel Aviv (2018) podría haberse enredado seriamente por las notas políticas que toca, pero consigue salir bien parada por su acertada dirección y divertidísima trama. La película sigue a Salam (Kais Nashif), un joven palestino que trabaja tras bambalinas en una popular teleserie producida en Ramallah sobre la Guerra de los Seis Días: Tel Aviv en llamas.

Luego de un malentendido con un comandante israelí (Yaniv Biton), Salam escalará casi sin darse cuenta hasta el departamento de guion donde tendrá que poner a prueba su ingenio para no enojar al militar sin que lo descubran en el estudio.

La complejidad de la Guerra de los Seis Días le sirve al director Sameh Zoabi para proponer un mensaje de unidad a través del humor. La tarea, aunque ardua, la cumple a cabalidad gracias al juego de espejos que crea entre la realidad y la ficción, cruzándola y altercándola con esta dupla de personajes protagónicos.

En ese sentido, cabe destacar el ingenio con que Zoabi resuelve sus escenas, en las que la teleserie no solo le sirve como espejo de una realidad histórica, sino también como un mecanismo de homenaje cinematográfico. Y es que en Todo pasa en Tel Aviv, los conflictos históricos trascienden el soporte para sacarle unas risas al espectador con las típicas incongruencias dramáticas del medio televisivo.

Asimismo, dentro de otro plano, y cual juego de cajas chinas, Tel Aviv en llamas y la misma película (cuyo título original es precisamente ese) dialogan para presentar con desenfado la visiones entre uno y otro bando histórico para reducirlas hasta el absurdo. El mecanismo permite que el humor se apodere de la película y que cada situación, por inverosímil que parezca, se sienta tan creíble como divertida, enfatizando desde la gran pantalla que el mismo cine también puede ser una farsa.

Esto en buena medida es posible gracias al dúo que forman Nashif y Biton, el cual se siente orgánico y creíble dentro de este contexto humorístico. Mérito especial merece el primero al dar vida a un personaje que es impertérrito como el mejor Buster Keaton, tranquilo y comedido con pocos y bien utilizados recursos, perfecta antítesis de su contraparte dramática: un militar histriónico y divertido, iracundo, pero también muy sensible.

Todo pasa en Tel Aviv se estrenó dentro de la cuarta edición de Seret, Festival de Cine Israelí de Santiago 2019. Solo queda esperar que alguna distribuidora local se anime a conseguir los derechos para nuevas proyecciones, porque esta es una comedia que el lector no querrá dejar pasar.

 

Felipe Stark Bittencourt (1993) es licenciado en literatura por la Universidad de los Andes (Chile) y magíster en estudios de cine por el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Actualmente se dedica al fomento de la lectura en escolares y a la adaptación de guiones para teatro juvenil. Es, además, editor freelance. Sus áreas de interés son las aproximaciones interdisciplinarias entre la literatura y el cine, el guionismo y la ciencia ficción. También es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Un fotograma de «Todo pasa en Tel Aviv» (2018), del realizador israelí Sameh Zoabi

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Un fotograma de Todo pasa en Tel Aviv (2018), del realizador israelí Sameh Zoabi.