Antología «Degenerados»: Una guía de lectura

Un libro interesante y entretenido, que abre barreras y permite conocer -de un lado y del otro de la Cordillera de los Andes- obras en curso, funcionando el texto como una cartografía de apreciaciones estéticas, que mediante prólogos sólidos y necesarios, nos permite seguir teorizando desde nuestra condición de lectores sudamericanos.

Por Joaquín Escobar

Publicado el 7.3.2019

Una antología (o en este caso una muestra) siempre será arbitraria. La elección de cierto autor, siempre estará mediada por una subjetividad que llevará al mundo literario a preguntarse por la falta de tal o cual. ¿Por qué, dentro de las escritoras chilenas, está, por ejemplo, Paulina Flores y no otra, que podría ser su equivalente? ¿Por qué Leonardo Sabatella, de reconocida trayectoria en Argentina, podría resultar novedoso en una antología que pretende presentar nuevas aproximaciones narrativas? Las preguntas, odiosas y recurrentes, siempre estarán, no obstante, no pretendemos recurrir a ellas, más bien, nos limitaremos a analizar una selección interesante que en la mayoría de sus cuentos huye de lo que Damián Tabarovsky llamó literatura café con leche.

Degenerados no hace alusión a lo que se entiende socialmente por esta palabra. Refiere a un grupo de escritores que no entran -no son registrados- dentro de ninguna generación, más bien, son plumas desperdigadas que llegaron quizás antes o después de las tan académicas categorizaciones. Además, en sus ejercicios estéticos, degeneran el patrón de normalidad escritural de su tiempo, por ejemplo, Michel Nieva -huyendo de la autoficción- hace mutar «El matadero» (1871) de Esteban Echeverría, deformando y reformulando una obra clásica a partir de un pedazo de carne, que al ser injerido, genera una adición delirante.

Gonzalo León realiza el prólogo de los escritores argentinos. Recurriendo a una nutrida batería teórica, narra cómo los escritores seleccionados, obvian el canon y deciden volver a la gauchesca. Este ejercicio ya fue realizado anteriormente por Jorge Luis Borges, y tiempo después por Osvaldo Lamborghini y Ricardo Zelarayán; ambos copiarían la fórmula, pues escribieron -deformando el lenguaje- como si la obra de Borges nunca hubiera existido.

El prólogo de los escritores chilenos lo hace el francés Guillaume Contré. Leon -pese a su nacionalidad- prefiere hacerse a un lado, y tal como expone en su primera mitad, opta por trabajar desde -en palabras de Saer- una perspectiva exterior que le dé una mirada afuerina a una literatura local.

Si tuviera que elegir tres cuentos -en ningún caso pretendo establecer un podio, solamente me remito a subjetividad motivada por escritos novedosos, rebeldes y ajenos a los conservadurismos,- optaría por Gaete, Nieva y Sabatella. La literatura, pese a que a muchos no les guste, también se compone de elecciones y subjetividades, de hecho, nosotros como lectores -a su vez bibliotecarios y libreros- también somos creadores de cánones.

Leonardo Sabatella construye un texto en donde los personajes funcionan como espejos de sus propias desgracias. Michel Nieva, juega, delirantemente, con la tradición y la ciencia ficción, construyendo un escrito mediado por una secta de ancianos que degüellan al Papa de turno. Cristóbal Gaete -fiel a lo realizado en Valpore (2009)- nos narra un cuento en donde narcotraficantes y policías habitan en el estómago de otro personaje.

Un libro interesante y entretenido, que abre barreras y permite conocer -de un lado y del otro- obras en curso, funcionando el libro como una guía de lectura, que mediante prólogos sólidos y necesarios, nos permite seguir teorizando desde nuestra condición de lectores.

 

Joaquín Escobar (1986). Escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017). Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Degenerados: Muestra de narrativa chileno-argentina hipercontemporánea» (2018)

 

 

Joaquín Escobar Catalán

 

 

Crédito de la imagen destacada: RIL editores.