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«Bajo la cruz del sur»: Patricia Cerda y la renovación de la novela histórica en Chile

En su nueva entrega la escritora nacional logra construir —en base a los acontecimientos públicos y universales que la inspiran— un relato literario que logra enganchar al lector, al asumir esta primera circunvalación terráquea a comienzos del siglo XVI, y dirigida por el navegante de origen portugués Hernando de Magallanes, como una verdadera tragedia humana y política.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 7.9.2020

Alejada de las hazañas trascendentales y más bien centrada en las desgracias y peripecias que tuvieron que soportar los navegantes que iban en las carabelas, el relato de Patricia Cerda es una reconstrucción del viaje que permitiría a la corona Española acrecentar su poderío sobre el mundo. El objetivo de Magallanes, quien viajó con cinco naves, era una exploración hacia las islas Molucas.

Luego de convencer al rey y obtener financiamiento para su osado proyecto, logró reunir más de doscientos hombres para zarpar del puerto de Sevilla. “Es la gran aventura del nuevo rey de Castilla. La misión es encontrar el paso al Mar del Sur descubierto por Vasco Núñez de Balboa seis años antes y llegar por esa ruta a las islas de la Especiería, las misteriosas Molucas” (p. 12).

La novela histórica en Chile ha tenido una tradición que se remonta al siglo XIX. Desde entonces hasta la actualidad su protagonismo ha ido variando. A partir de 1940 se produjo un declive en el interés por esta forma literaria, el que sin embargo, volvió a crecer a partir de la publicación de Martes tristes, de Francisco Simón (Paine, 1943), cuyo ejercicio escritural puso en juego una suerte de historia de Chile, “trasgresora y reconstructiva” a la vez. La autora Patricia Cerda ha explorado anteriormente esta línea de novela histórica, con trabajos como Mestiza (2016), Rugendas (2016), Violeta y Nicanor (2018) y Luz en Berlin (2019).

Los apuntes y notas acerca del viaje de Hernando de Magallanes, se los debemos a Antonio de Pigafetta, quien aparte de ser uno de los dieciocho sobrevivientes, fue el encargado de registrar los detalles del periplo, y así mismo es como aparece en el trabajo de Cerda: “Y en la parte baja de la nao, Pigafetta aprovecha la tranquilidad y la rutina de la navegación sin contratiempos para estudiar el idioma aonikenk. Se sienta junto al nativo sobreviviente con su cuaderno abierto. Le muestra su mano y pronuncia la palabra mano. El nativo entiende la intención, pero no dice nada”(117).

Es gracias a este trabajo de cronista que posteriormente se ha podido tener noticia de los sucesos que debieron soportar los primeros hombres en dar la vuelta al mundo. El registro de este italiano, además fue destacado en su momento por Gabriel García Márquez, quien en su discurso de recepción del premio Nobel, señaló que el trabajo de Pigafetta, parece: “una aventura de la Imaginación”.

Sin embargo, sabemos que esto no fue imaginación sino una dolorosa travesía. “El 12 de febrero cruzan la línea equinoccial por segunda vez mientras el escorbuto sigue ganando victimas”(p. 125). En este sentido, el viaje es una suerte de martirio por el cual deben atravesar todos aquellos que se embarcaron, cuyos principales “sufrimientos” fueron hambre, heridas, enfermedades y semanas completas de incertidumbre y temor.

“En  su camarote Magallanes trata de dormir, pero no puede. Sus pensamientos son como estrellas fugaces que despuntan y se funden en otros pensamientos. Cuando logra conciliar el sueño tiene pesadillas. Manuel ha mandado una armada desde Malaca que lo está esperando en las Molucas. Su amigo Serrao es atacado por un portugués en la playa. Él trata de acercarse en su nao para ayudarlo, pero no avanza…despierta sudando y preocupado”(p. 126), es decir, la angustia por lo que les está sucediendo en el viaje, traspasa los momentos de vigilia y se instala en el inconsciente.

En este sentido, la pluma de Patricia Cerda logra construir un relato en base a los acontecimientos históricos que logra enganchar al lector, asumiendo esta primera circunvalación terráquea como una verdadera tragedia.

Historia y ficción construyen un diálogo muy bien complementado en esta novela, cuya imbricación genera una trama atractiva del relato, permitiendo en este sentido, desmitificar el viaje como la aventura exitosa que en algún momento se pudo haber expandido.

Sin lugar a dudas, que la lectura de esta ficcionalización permite al lector adentrarse desde otra forma a los acontecimientos que desde toda una vida hemos escuchado a través de la voz de la Historia.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

«Bajo la cruz del sur», de Patricio Cerda (Planeta, 2020)

 

 

Tráiler:

 

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Patricia Cerda.

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