«Conejo blanco, conejo rojo»: Un viaje hacia el universo de los sueños fatídicos

El montaje que se exhibe actualmente en el Teatro Mori de Bellavista es, sin dudas, una obra novedosa pero extremadamente lúdica, donde cada actriz que participa de su singular puesta en escena (cuatro distintas, en igual número de presentaciones) será un aporte de acuerdo a cómo se plantea su desenvolvimiento dentro del espacio dramático.

Por Miguel Alvarado Natalí

Publicado el 17.8.2018

Nassim Soleimanpour, es el autor iraní de este montaje que lleva por nombre “Conejo blanco, conejo rojo”, el cual lo ha llevado a ser considerado un dramaturgo influyente en la escena contemporánea, ya que se atreve a estar siempre en cada escenario donde se presenta su performance. Imaginen un actor que llega a representar su papel, pero no conoce el texto hasta que sube al escenario y abre un sobre sellado donde en su interior está el libreto de la obra y las instrucciones del propio Soleimanpour. Y esto se repite en cada función pero con un actor distinto, el cual va siguiendo el guion y las instrucciones del autor, quién hasta da a conocer su correo electrónico para que le envíen la foto del público, al cual el mismo hace participar. Estrenada en 2011 fue escrita por Soleimanpour en momentos cuando se le negaba la salida de su país por no hacer el servicio militar obligatorio e influenciado por un sueño donde se predecía su suicidio: por tanto, hace el texto para poder viajar junto a su obra.

En esta ocasión es la actriz, Eliza Zulueta (Juana Brava), (Un diablo con Ángel) la que se somete a este juego de actuar un texto sin un trabajo previo, ni ensayo ni un director que la dirija. La escena comienza y se observa ese nerviosismo a lo desconocido, para dar paso a la improvisación en la medida que va leyendo el libreto. “Prepárate para personificar a ‘xxx’. Una vez que hayas comenzado, debes terminar… sin importar lo que suceda”, son las primeras instrucciones de Nassim Soleimanpour, para luego seguir con el conteo del público y donde cada asistente dice su número en voz alta, pero esto ya es parte de lo que no puedo revelar después de ser un observador y testigo de esta presentación, asumiendo que el factor sorpresa es lo que mantiene motivado al público, que se asombra, ríe y teme.

“Conejo blanco, conejo rojo” que se está presentando en el Teatro Mori de Bellavista, es sin dudas, una obra novedosa pero extremadamente lúdica, donde cada actriz va a ser un aporte según como se plantea su desenvolvimiento dentro del espacio escénico. Eliza Zulueta sale airosa de este proyecto. Es cooperadora con el texto, desborda simpatía y logra la improvisación necesaria, pese a que, de pronto, va cometiendo errores de lectura, pero que sirven para que la audiencia se relaje y ría. Entonces podemos señalar que se puede hacer una pieza teatral con un texto y un actor que se cruzan por primera vez en esta historia de conejos, donde deambula la muerte y parte de la biografía del propio creador de este enigmático montaje, que siempre es el mismo, pero nunca es igual.

El climax, está muy bien logrado en momentos donde el único personaje en escena debe hacer una elección entre dos vasos de agua. No hay escapatoria entre beber agua sola o con cianuro. Lo que genera una expectación y reflexión, en tanto, el autor se sale nuevamente con la suya, que es estar presente indirectamente en la sala teatral.

 

 

 

Ficha técnica

Autor: Nassim Soleimanpour.

Elenco: Mariana Derderian (8 de agosto), Elisa Zulueta (15 de agosto), Javiera Acevedo (22 de agosto), Amaya Forch (29 de agosto).

Producción: The Cow Company.

Horario: Desde el miércoles 8 hasta el 29 de agosto, a las 21:00 horas.

Duración: 50 a 70 minutos.

Edad: +12 años.

Valor de las entradas: $18.000 general.

Sala: Teatro Mori Bellavista, calle Constitución N°33, comuna de Providencia, Santiago.

 

 

Crédito de las imágenes utilizadas: Teatro Mori Bellavista