[Crítica] «19-20-21»: En las cavernas de otras almas

El poeta y periodista chileno Héctor Cabaña Gajardo presenta su tercer set de versos bajo el alero de la casa impresora independiente NoteBook Poiesis, un sello a cargo de uno de los integrantes del comité editorial de esta plataforma medial, el inefable psicoterapeuta nacional Luis Cruz–Villalobos.

Por Víctor Ilich

Publicado el 31.5.2022

¿Qué le pasa a Héctor Cabaña (Machalí, 1976)?

¿Por qué publica estos textos 19 20 21?

Qué titulo más consecutivo. Una posible interpretación puede ser tan simple como decir: por necesidad. La suya en primer lugar. No se puede dar más de lo que se tiene, según dicen. Y hoy poesía es lo que tiene. Y la necesidad de articular en palabras cierta nostalgia, dolor y confusión, que pueden hallar eco en las cavernas de otras almas.

No es posible negar que en estos textos hay oscuridad, pero pareciera que es la oscuridad de quien está en la caverna mirando las sombras de su dolor. Un dolor que no admite la opinión de la democracia. Es la versión oficial de algo personal.

No sé que le pasó a Héctor en su infancia o en su vida adulta para acumular lo que dice que acumula, pero me hizo recordar una bodega prácticamente abandonada en la ciudad de Santiago, cuyo contenido no recordábamos con exactitud y que hace un par de meses tuvimos la intención de ordenar.

Fue tal la sorpresa cuando la abrimos y descubrimos el cúmulo de cosas y el despelote que aún había, a pesar de esfuerzos pretéritos por vaciar ese espacio, que hubo una sensación de desánimo en principio y luego un aliento de manos a la obra, pero con la claridad que en un día no terminaríamos el objetivo propuesto: desocupar y reordenar.

En la vida también solemos acumular emociones, sentimientos, a través de nuestras vivencias, las buenas y las malas, aunque son estas últimas las que, a veces, más espacio ocupan. Y cuando nos damos cuenta de la necesidad de ordenar nuestra vida, nos resulta inevitable entrar a esas bodegas del alma.

 

Independiente no neutral

Comprenderá el lector que mientras más tiempo pase acumulando experiencias sin resignificar, en otras palabras, sin aprender nada del dolor, cualquiera que sea este, la existencia se hace pesada, una carga.

E intentar poner orden en la vida, en esas condiciones, se hace difícil de conseguir, sin el ejercicio del diálogo honesto en un ambiente de confianza, donde el temor a la vulnerabilidad se pueda disipar por el amor de quien empatiza, al ajustar su horma a los zapatos del dolor o la confusión que se traten de acompañar.

¿Qué le pasó a Héctor?

Quizás lo que siempre ha estado allí, y que no es nada de otro mundo, sino del nuestro, de sus carencias y fisuras, y que esta pandemia y sus cuarentenas lo hicieron aflorar como la cizaña que cada uno lleva en su interior y que siempre aspira a ahogarnos.

¿A quién no? Si usted no ha sentido esto, ese Venom interior, bien por usted. Lo que no significa que no exista… ya que en cada uno de nosotros esa semilla miserable nos quiere arrebatar la vida. Es cosa de reflexionar un poco en las toxinas del egoísmo y sus subproductos: conformismo e indiferencia para reaccionar hacia el propósito de la higiene mental.

Entre el estallido social y las paradojas del aislamiento obligatorio y del autocuidado, una cosa parece cierta: que a Héctor le hace bien compartir su dolor. ¿Y a quién no?

Hablo como un independiente no neutral: dispuesto a leer. Y también a escuchar.

 

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Víctor Ilich nació en Santiago de Chile en 1978. Egresado del Instituto Nacional y de la Escuela de Derecho de la Universidad Finis Terrae, además de ejercer como abogado y juez de garantía en la Región de O’Higgins es el respetado autor de más de una docena de elogiadas obras literarias.

 

«19 20 21» (NoteBook Poiesis, 2022)

 

 

Víctor Ilich

 

 

Imagen destacada: Héctor Cabaña Gajardo.