La barcelonesa Alba Editorial ha publicado una de las novelas más maduras y extensas de Charles Dickens —con más de mil páginas en la presente versión—, y donde destacan las pequeñas aventuras domésticas, la evolución moral y aprendizaje de sus personajes sobre el amor, la abnegación y la buena voluntad.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 2.12.2025
«Siempre encontraremos esa riqueza y desbordamiento de la personalidad donde la halló Dickens: entre los humildes. Es en la vida cotidiana adonde hemos de ir a buscar portentos y prodigios».
Gilbert Keith Chesterton
La editorial Alba ha tenido una especial predilección por la obra de Charles Dickens (1812 – 1870). Así lo atestigua el número de obras publicadas y el esmero de sus traductores y el cuidado de sus portadas; por lo demás, algo habitual en el resto de su catálogo.
Oliver Twist (1839), Estampas de Italia (1846), David Copperfield (1849 – 1850), La pequeña Dorrit (1855 – 1857), Historia de dos ciudades (1859) o Grandes esperanzas (1860 – 1861) forma parte de una editorial que desde hace muchos años pone su mirada en los grandes clásicos entre los siglos XVIII y XIX.
Recientemente, la editorial barcelonesa ha publicado una de las novelas más maduras de Charles Dickens: Casa desolada (1852 – 1853).
Como era habitual en la época, el primer contacto que tenía el público lector con las historias del escritor británico no era en forma de libro, sino a través de las publicaciones semanales en revistas y periódicos, lo que suponía incrementar el interés de los lectores por lo que podría suceder en los siguientes capítulos.
La gran popularidad de las narraciones de Charles Dickens le llevó a realizar lecturas públicas de sus obras a partir de 1858. Recordemos, asimismo, el gran éxito que obtuvo en sus lecturas en los Estados Unidos.
Un magistral antecedente de El proceso
Casa desolada es una extensa novela en la que el genio de Dickens reúne a una treintena de personajes: «palpitantes por su verismo, falsos, hipócritas, cómicos, truculentos y siempre humanísimos, muchos de los cuales han estado basados en personas de existencia real».
El hilo argumental que une las distintas historias conexas es un asunto legal testamentario. En este sentido, Charles Dickens sitúa los enredos judiciales y la absurdidad en la que en ocasiones se convierten en precursor de la obra de Franz Kafka. Saltando en el tiempo, Casa desolada podría ser magistral antecedente de El proceso.
La extensa novela —más de mil páginas en la edición de Alba— posee dos narradores, dos puntos de vista a través de los que podremos ser testigos privilegiados de los sucesos.
Por un lado: «uno que parece ver el mundo desde las alturas, capaz de entrar en todos sus recovecos y juzgarlos, tan propenso al sarcasmo como al patetismo, y también a la fantasmagoría»; y por otro lado, Esther Summer, una joven huérfana de gran sensibilidad y retrato fidedigno de los elementos esenciales del espíritu dickensiano.
Casa desolada es una creación grandiosa. Una obra maestra sin lugar a duda, donde destacan las pequeñas aventuras domésticas, la evolución moral y aprendizaje de sus personajes sobre el amor, la abnegación y la buena voluntad.
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, realiza sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma Casa de Estudios superiores.
Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.
Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.

«Casa desolada», de Charles Dickens (Alba Editorial, 2025)

Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Imagen destacada: Charles Dickens.
