[Crítica] «Náufrago»: Consciencia del mar de la vida

Quizás este poemario de Francisco Silva Durán (Notebook Poiesis, 2021) parezca a la deriva, pero no se equivoque: las palabras como herramientas del lenguaje tienen sus límites, de allí la importancia de prestar atención a las acciones, al comportamiento y a los gestos.

Por Víctor Ilich

Publicado el 16.7.2021

Ser náufrago implica haber vivenciado un naufragio: quizás un divorcio, alguna pérdida o simplemente alguna decepción: sentimental, política, social, cultural o económica. Navegar siempre conlleva un riesgo, se puede perder el rumbo y encallar, para finalmente naufragar o quedar a merced de las olas y el viento, en medio de una tempestad.

Otros sostienen que aún los que caminan sobre las aguas pueden experimentar su hundimiento, dicen que basta una duda para ello: un naufragio por desconfiar.

Celebro a quien no se haya sentido náufrago alguna vez en su vida, pero la autopercepción siempre es restringida y desde la otra orilla puede que nos vean hundirnos, incluso que nos quieran ayudar; no obstante, podemos seguir sin darnos cuenta de cómo descendemos poco a poco o estrepitosamente lento.

La naturaleza humana se especializa en autoengaños y falsas percepciones, lo que también desemboca en falsas expectativas y de allí pueden nacer además las decepciones.

Por eso es un alivio conocer a otro náufrago, saber que no estamos solos en el mar de la vida.

Francisco José Silva Durán conoce de naufragios y es un sobreviviente. Y su poemario Náufrago, una bitácora sinóptica de lo que puede significar naufragar, con un lenguaje que procura ser claro, resumido y de rápida lectura, donde nos comparte lo esencial que todo náufrago debiera saber:

Los náufragos / recomendamos / no fiarse. / Decididamente / sugerimos / dar un lugar al mar / para que hable, / o exprese algo / de su desamparo / y lloremos —juntos—/ en el mudo / mundo de los miedos.

No se trata de vivir en la desconfianza, sino de ser selectivos, de aprender en quién confiar y en quién no. Esto supone haber aprendido a leer a las personas, no tan solo poniendo atención a sus palabras, sino aún más a sus actos.

Las palabras como herramientas del lenguaje tienen sus límites, de allí la importancia de prestar atención a las acciones, al comportamiento y gestos. Los malos entendidos alimentados por la ambigüedad y la falta de claridad están en todas las esquinas de la vida, incluso en los recovecos del mar.

Y si el mar simboliza lo inestable de la vida, bienvenidos entonces a un libro que busca tierra firme.

Quizás este poemario parezca a la deriva, pero no se equivoque: un náufrago que sabe que lo es está más propenso y tiene más posibilidades de buscar y llegar a la otra orilla.

Solo me resta decir que Francisco no está solo en este naufragio. El que quiera oír, que oiga.

 

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Víctor Ilich nació en Santiago de Chile en 1978. Egresado del Instituto Nacional y de la Escuela de Derecho de la Universidad Finis Terrae. Abogado y juez de garantía en la Región de O’Higgins. Autor de más de una docena de obras literarias. Algunas de ellas han sido prologadas y comentadas por destacados académicos, escritores y críticos como Hugo Zepeda Coll, Thomas Harris, Andrés Morales, Alfredo Lewin, Juan Mihovilovich y Marcos Buvinic.

Entre sus obras se puede citar Infrarrojo, poemario presentado por el académico, escritor, poeta y miembro de la Academia Chilena de la Lengua, Juan Antonio Massone del Campo, quien le ha antologado, Réquiem para un hombre vivo, poemario dedicado al poeta Juan Guzmán Cruchaga (presentado por quien fuese ministro de la Corte Suprema y escritor Carlos Aránguiz Zúñiga y el ex ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Guzmán Tapia).

Su bibliografía también incluye: La insurrección de la palabra, Arte de un ocaso vital, Baladas de un ruiseñor (poemario erótico romántico), Dragón, escorpiones y palomas, Hojas de té, La letra mata, y El silencio de los jueces, un volumen para sazonar el corazón, prologado, en su primera edición, entre otros, por Sergio Muñoz Gajardo, quien fuese presidente de la Excelentísima Corte Suprema de Justicia (2014-2015).

Asimismo, hizo circular Disparates, un poemario relativo a la libertad de expresión y a los prejuicios (2016), y Cada día tiene su afán (2017), que procura motivar en la lucha en contra del cáncer, presentado por Haroldo Brito Cruz, quien también fue presidente del máximo tribunal del país, con ocasión de la celebración del Día Internacional del Libro.

Ha lanzado, además, el poemario titulado Toma de razón, en coautoría junto a Roberto Contreras Olivares, poeta y ministro de la Corte de Apelaciones de San Miguel, presentado en Hanga Roa, Isla de Pascua, en agosto de 2017.

En abril de 2018 junto a otros tres jueces penales publicó el libro Duda, texto fruto del taller literario que impartió, al cual luego de terminar denominó: “Ni tan exacto ni tan literal”.

También, en octubre de 2019, en pleno estallido social, público Venga tu reino, poemario prologado por Felipe Berríos, S..J. y Alfredo Pérez Alencart, poeta y docente de la Universidad de Salamanca.

Por añadidura, en marzo de 2020, publicó el libro Al derecho y al revés, que recopila las columnas de opinión y crítica literaria escritas bajo el alero del diario El Heraldo de Linares, quien patrocinó su cuidada edición, en un libro prologado por Lamberto Cisternas Rocha, quien fuese vocero de la Corte Suprema.

Sin ir más lejos, en octubre de 2020 fue uno de los galardonados en el concurso literario Cuentos y Relatos en Pandemia de la Asociación Nacional de Magistradas y Magistrados del Poder Judicial de Chile con su relato «La billetera de Héctor».

Y en diciembre del mismo año, publicó junto al psicólogo clínico, escritor y editor Luis Cruz-Villalobos, el poemario A la otra orilla. Este último texto basado en los doce pasos de alcohólicos anónimos.

Finalmente, en marzo de 2021 publicó bajo el sello Independently Poetry, el poemario Ridículum Vitae, escrito en coautoría junto a Fidel Améstica y Marcelo Uribe L’Amour.

 

«Náufrago», de Francisco Silva (Notebook Poiesis, 2021)

 

 

Francisco Silva Durán

 

 

Víctor Ilich

 

 

Imagen destacada: Francisco Silva Durán.