[Crítica] «Ennio, el maestro»: El playlist de la vida

En el contexto de la vigésimo tercera versión de Festival de Cine de Las Condes —un evento al aire libre en el Parque Araucano—, se presentó el documental del realizador italiano Giuseppe Tornatore en torno a su ya fallecido compatriota, el famoso músico y compositor de bandas sonoras, en una magnífica realización de 153 minutos de duración, y los cuales se pasan realmente volando.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 7.1.2023

Hablar del maestro Ennio Morricone (1928 – 2020) es hablar de una buena parte de la historia del cine. Esta información está en la cabeza de todo buen cinéfilo.

Por esto, al pensar en su vida y obra, existe la percepción de que cualquier intento por sintetizar su vasta creación, estará destinado a mostrar solo un fragmento de su universo musical. Así, sus más de 500 intervenciones en bandas sonoras de películas, podrían amedrentar a cualquiera que intente dicha tarea.

No obstante, el filme de Tornatore es un gran acercamiento a su talento y figura. Una de las buenas contribuciones de esta realización documental es acercar la leyenda del músico al gran público. La base del filme es una extensa entrevista efectuada a Morricone en su departamento, muy poco tiempo antes de su muerte.

Y aquí, sentado en el living de su hogar, el maestro repasa los hitos más importantes de su vida, así como las bandas sonoras más recordadas por el público.

 

La música era la verdadera protagonista de todo

Y lo primero que llama la atención, es la sencillez del genio. Él no pierde de vista sus orígenes, visualiza el esfuerzo por una pasión que lo acompañó toda la vida, repasa sus éxitos así como sus fracasos, y, ante todo, esta persona de edad muy avanzada, que mezcla sus recuerdos con explicaciones muy simples y pedagógicas de su creación, se erige como una eminencia explicándose antes de su despedida.

La importancia del maestro en la cultura occidental queda de manifiesto cuando se observan las distintas voces que van desfilando en pantalla para hablar del momento en que conocieron al hombre o que conocieron su obra. Músicos, directores, actores, cantantes y personalidades en general, todos muy reconocidos a nivel mundial, comparten sus vivencias y apreciaciones acerca de Morricone.

Y es que su trabajo musical no solo se fundamentó en el cine, sino que también en arreglos de música popular italiana tan escuchada e interpretada por los cantantes italianos de los años 60. El maestro nunca dejó de crear, como si fuera una pulsión de vida, y su producción no se detuvo sino con la muerte.

Hizo de todo y nunca dejó de experimentar. Su vida era la búsqueda de melodías para distintas instancias, ya sea a fin de pagar la cuenta mensual del gas, como lo menciona en el documental, o ya sea para crear unos arpegios que se quedarán en la memorias de los millones de espectadores que acudían a las salas.

Es difícil disociar los famosos spaguetti westerns de los 60 sin la mítica música que el maestro creó para aquellas obras. Asimismo, es complejo separar muchas de las películas de la vida sin sentir las melodías tan particulares que el maestro creó en específico.

Y algo de eso hubo en la exhibición del documental. Mientras en la pantalla aparecían testimonios de las más diversas personalidades o extractos de filmes, la música era la verdadera protagonista de todo. La emoción que transmitía los sonidos se percibía en las expresiones emocionadas de los espectadores. Y activaba la memoria emotiva de muchos asistentes. Memoria de una vida de películas.

Por ahí pasaron las colaboraciones con Sergio Leone, con quien tuvo una estrecha relación, llegando a decir que la música, la componía antes que se terminara la película.

Ante los ojos y oídos de los espectadores desfilaron partes de La batalla de Argel de Gillo Pontecorvo, Pajaritos y pajarracos de Pier Paolo Pasollini, Novecento de Bernardo Bertolucci, Días de gloria de Terrence Malick, La misión de Roland Joffé, Los intocables de Brian De Palma, y Los ochos más odiados de Quentin Tarantino, entre otros. En otras palabras, distintas generaciones y una existencia vinculada al cine.

El director del documental es Giuseppe Tornatore, con quien creó una buena dupla en las realizaciones como Cinema Paradiso, Malena o La leyenda del pianista en el océano. Y esa veneración y respeto por el anciano maestro se nota en la pantalla.

De esta manera, la realización audiovisual está a la altura del genio musical que muchas generaciones crecieron escuchando y, por otra parte, es una buena muestra para las nuevas camadas de cinéfilos que lo conocían solo de referencia o no lo ubicaban. En todo caso, una noche mágica junto a parte de la playlist de la vida.

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó en 2017 el libro Versos y yerros.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: Ennio, el maestro (2021).