[Crítica] «La Araucanía. Cinco siglos de historia y conflictos no resueltos»: ¿Qué es lo que provoca la violencia en la Región de La Araucanía?

El profesor Jorge Pinto Rodríguez —Premio Nacional de Historia 2012—, aborda en este ensayo una historia de la extracción de recursos naturales o un retrato del campo intelectual perteneciente a las ciencias sociales que trabajan el tema de las relaciones entre el Imperio Español, el Estado de Chile y el Pueblo Mapuche, desde sus orígenes.

Por Ramiro Villarroel Cifuentes

Publicado el 4.8.2021

Pocas veces un libro de historia es tan contingente en relación a un tema en desarrollo y que al mismo tiempo incluya una porción inmensa de tiempo, con una estructura donde son los mismos antecedentes que menciona el autor los que van esbozando un fresco muy actual de La Araucanía, La Wallmapu, en un tono que aumenta su dramatismo a medida que avanza sus análisis crítico, narrado en una primera persona activa y reflexiva, que culmina en un poema largo que remata y sintetiza lo que en el libro relata.

Texto que es una contribución autoconsciente al campo de la investigación histórica regional y de la relevancia en la producción de pensamiento, reflexiones, estudios e investigaciones que ha propiciado la acontecida relación entre el Estado de Chile y el Pueblo Mapuche, sobre todo considerando que muchos de los elementos aquí tratados son de plena incumbencia para la ciudadanía en general tanto de La Araucanía, como del Pueblo Mapuche, que necesita conocer sus demandas y propuestas, las que probablemente se incorporarán en mayor o menor medida en la Carta Fundamental que se encuentra en pleno proceso de conformación en su reglamento, composición y funcionamiento para ser redactada.

Diversos y señeros son los elementos a destacar en este libro, ensayo que inicia con una definición conceptual muy importante por parte del autor al momento de declarar sus filiaciones intelectuales y limitaciones ofrecidas por esas mismas filiaciones para sus fines:

“En La Araucanía convivían dos tipos de sociedades, una tribal y otra capitalista que se desenvolvían con códigos económicos, políticos, sociales y culturales muy distintos. El marxismo me permitía estudiar a la sociedad capitalista; pero, y ¿qué pasaba con la otra, con la sociedad tribal? En ésta predominaban los valores de uso y no los del cambio; tampoco tenían el concepto de producción de excedentes, ahorraban en la naturaleza y no en barras de oro y en los bancos después, por eso su relación con ella era diferente. La sociedad capitalista explota los recursos naturales, no los protege; la sociedad tribal ahorra en esta, se siente protegida por ella y también la protege, por eso su apego a la tierra que les concede una identidad que mantienen” (p. 26), base para identificar los distintos tipos de conflictos que se dan cita en esta región a lo largo de la historia como son: “conflictos verticales y conflictos horizontales. Los primeros eran los que afectaban a las dos sociedades, la tribal y a la capitalista; los segundos, aquellos que se producían en el seno de sus propias sociedades” (p.27), a los que agrega: “un tercer tipo de conflicto que se da particularmente en La Araucanía y es el que enfrenta a las comunidades mapuche con los latifundistas y el empresariado que llegó hace unas pocas décadas” (p.28) y “un cuarto conflicto de naturaleza distinta que enfrenta a toda la región con el Estado” (p. 28), conflictos que han provocado violencia y muerte, cuyo nudo dramático se da en la pugna entre: dos “posiciones que se han mantenido durante cinco siglos: por una parte, la de quienes optaron por la extinción del mapuche; y, por otra, la de quienes han dado luces de respetar su condición de pueblo, distinta a la de quienes invadieron la Frontera. Los primeros privilegiaron la seguridad; los segundos, la paz” (p. 37).

 

Los vínculos entre el Imperio Español, el Estado de Chile y el Pueblo Mapuche

En términos temporales en este libro se establece una cronología que va desde la llegada de los españoles en el siglo XVI hasta el parlamento de Quilín; un segundo periodo desde esa fecha hasta el año 1641, conocida como época de los parlamentos, la que duraría hasta el año 1850 aproximadamente; un tercer momento demarcado por la llegada del Estado al territorio y finalmente una cuarta etapa en que: “el Estado demostró su incapacidad para resolver el conflicto que provocó cuando invadió la región y, últimamente, estimuló la instalación de empresas forestales, mineras y vinculadas al manejo de recursos hídricos” (p. 47), cronología que se engarza de forma precisa con el tratamiento colonialista que hace, primero el Imperio Español y después el Estado de Chile, del territorio asignándole la tarea de: “producir oro; más tarde productos derivados de la ganadería; en el siglo XIX cereales y en el XX, madera y recursos hídricos” (p. 51-52).

Pero es en la dimensión del honor y el respeto a los compromisos y acuerdos suscritos donde, según las palabras de Manuel Manquilef, el “gobierno de Chile violó tratados, promesas. Hizo pedazos la Constitución declarando la guerra de Arauco en la forma más insidiosa y ruin que jamás una nación lo hiciera. Lo pervirtió hasta matar en parte sus energías y hoi eleva estatuas a esos conquistadores que a fuerza de propagar vicios, le permitió quitar tierras, animales y lo que es más, la vida a una nación” (p. 80), texto aparecido en su libro Las tierras de Arauco. El último cacique (Imprenta y encuadernación modernista, Temuco, 1915, p. 2).

En cuanto a la dictadura como operadora del Estado y su relación con La Araucanía y el Pueblo Mapuche, el profesor Pinto es categórico al destacar que: “los grandes triunfadores durante la llamada ‘transición chilena’ fueron sus artífices, que consagraron una institucionalidad que hizo de los proyectos económico de ‘Los Chicago-Boys’ y político elaborados por Sergio de la Cuadra y Jaime Guzmán, respectivamente, se perpetuaran en el tiempo. La tercera figura de la dictadura fue Manuel Contreras, el general que permitió que de la Cuadra y Guzmán lograran sus objetivos sin oposición alguna. Bajo estas condiciones fue difícil que el Pueblo Mapuche pudiera avanzar en sus propósitos de corregir con justicia los errores del pasado. Y esto ha quedado de manifiesto en los sucesos de los últimos años” (p. 149), y que los distintos gobiernos de la interminable transición, “no solo han sido incapaces de contener los abusos que alimentó la ira que describimos anteriormente; sino, a través de la enseñanza ocultaron esta historia mediante relatos que se apartaron de la verdad. Desconocieron que en parte muy importante la pobreza del mundo indígena es consecuencia de la acción de un Estado que expropió sus tierras y recursos” (p. 152), a lo que agrega más adelante que además: “ninguno de los gobiernos de la transición respondió a lo que se esperaba.

Por el contrario, Martín Correa y Eduardo Seguel han demostrado en un estudio serio y riguroso, que la situación del Pueblo Mapuche se agudizó a partir de 1990” (p. 153), como consignan en su libro Las razones del illkun/enojo (LOM Ediciones, Santiago, 2010), periodos, institucionalidad, élites y bloques políticos y económicos que, en definitiva, no han hecho otra cosa que profundizar la desconfianza del Pueblo Mapuche por un lado y de las y los habitantes de la región de La Araucanía, por otro.

Muchos otros son los temas que aborda el profesor Pinto en este ensayo, una historia de la extracción de recursos naturales o un retrato del campo intelectual perteneciente a las ciencias sociales que trabajan el tema de las relaciones entre el Imperio Español, el Estado de Chile y el Pueblo Mapuche en el que no se restringe en destacar la labor de muchos intelectuales mapuche, chilenos y extranjeros, así como tampoco se restringe en las críticas a algunas producciones o, más bien dicho, a la originalidad de temas y tratamiento de los mismos; en definitivas, suma de acontecimientos históricos y personales que tratan de explicar, de alguna manera, la pregunta capital que cruza todo el texto, que es: ¿qué es lo que provoca la violencia en la Región de La Araucanía?

 

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Ramiro Villarroel Cifuentes (Temuco, 1974). Escritor, poeta, ensayista y crítico literario, también se desempeña en la producción ejecutiva de actividades culturales en distintos formatos y géneros principalmente en Temuco y la Araucanía.

“La Araucanía. Cinco siglos de historia y conflictos no resueltos”, Jorge Pinto Rodríguez (Pehuén Editores, 2020)

 

 

Ramiro Villarroel Cifuentes

 

 

Imagen destacada: Jorge Pinto Rodríguez.