[Crítica] «Los reyes de la casa»: La explotación de la vida íntima

La nueva entrega de la destacada narradora gala Delphine De Vigan es una intensa historia sobre una familia en un mundo globalizado y completamente dependiente de las redes sociales, y la cual nos sumerge en un circuito frívolo y sin esperanza, donde los seres humanos han convertido sus vidas en una mera exposición pública de todo lo que hacen.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 28.1.2023

Delphine De Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) es una destacada escritora francesa que en los últimos años se ha posicionado a nivel internacional como una de las voces que están renovando las letras del país galo. Sus novelas han recibido una excelente acogida de la crítica además de haber logrado capturar un significativo número de lectores, tanto en su país como en el resto de Europa.

En sus historia y relatos, traducidos a una veintena de idiomas, ha abordado una serie de problemas y situaciones actuales como el acoso, la memoria o el alcoholismo en los niños. En la gran mayoría de sus obras se puede detectar un hilo común que las atraviesa: la incomunicación entre parejas, familias y amigos.

Su última novela, Los reyes de la casa (Anagrama, 2022) es una intensa historia sobre una familia en un mundo globalizado y completamente dependiente de las redes sociales. Es el escenario del reality show, es la realidad donde la vida privada queda expuesta y convertida en una teleserie.

La joven Melanie comienza a subir videos a Youtube y le va tan bien que crea su propio canal. El éxito de seguidores continua y pronto los auspiciadores están interesados en que sus productos aparezcan en este canal.

En este sentido, lo primero que se nos viene a la cabeza es la forma en la cual el neoliberalismo y la globalización ha instalado en la retina de los seres humanos que todo puede estar a la venta, incluso la vida privada de una niña.

De Vigan logra sumergirnos en una reflexión no menor, pues el poder de las pantallas y la concepción de vender y producir está absolutamente radicado en nuestras existencias.

 

En constante virtualidad

La capacidad de la narradora francesa de construir una novela de intrigas, que incluso linda con lo detectivesco, es la cualidad que hace de esta historia una aventura absorbente. Nuestro mundo contemporáneo ha sido colonizado por las pantallas y por un sistema económico y político que no da cabida a otra forma de pensar y menos de vivir.

Es el mismo sistema que nos tiene al borde del colapso medio ambiental y con una serie de enfermedades mentales producto de la constante competencia y productividad que se nos exige en todos los ámbitos de nuestra vida.

La explotación de nuestra vida íntima y la alienación en la que vivimos son los ejes que recorren de comienzo a fin Los reyes de la casa, una historia llena de sombras pero que es capaz de alumbrar el camino que vamos recorriendo y nos obliga a hacernos algunas preguntas.

¿Hay alternativas a este mundo? ¿Seremos capaces los seres humanos de cambiar el rumbo que han tomado nuestras vidas? ¿Será nuestra realidad futura la de las pantallas? ¿En qué momento se podrá detener este avance sin sentido donde la globalización y la vida virtual sea nuestra forma de comunicarnos y de existir?

En definitiva, esta última novela de De Vigan nos sumerge en un mundo frívolo y sin esperanza, donde los seres humanos han convertido sus vidas en una mera exposición de todo lo que hacen.

La radiografía es tenebrosa, sin embargo, la capacidad narrativa de la narradora francesa, más que dejarnos abatidos, lo que hace es dejarnos en el mundo de la reflexión para que podamos comprender los elementos y situaciones que nos han arrastrado a vivir nuestras vidas en constante exposición.

 

 

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.

 

«Los reyes de la casa», de Delphine De Vigan (Editorial Anagrama, 2022)

 

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Delphine De Vigan.