[Crítica] «Mi madre nada»: Una sanadora melancolía

El dramaturgo Nicolás Lange tomó el diario de vida que relataba la existencia de Ximena Toro Vega previa al Alzheimer, junto a los nostálgicos recuerdos de su hija Daniela Castillo Toro, y construyó el guion de una obra teatral cuyo título muestra que pese a sufrir su protagonista de ese profundo deterioro, ésta mantuvo la práctica de la natación.

Por Patricio Altamirano Arancibia

Publicado el 17.7.2025

La obra de teatro Mi madre nada resulta en primera instancia, totalmente convocante de un público que tiene o tuvo alguna relación con la izquierda previa al año 1989, de cualquier país del planeta Tierra.

Su trama es de tal atracción, que una de sus funciones convocó al Presidente Boric, quien ingresó tardíamente y salió al final de la presentación del montaje, para evitar ser reconocido, algo totalmente imposible debido a su abrigo, boina, y libro, en el Teatro de la Memoria.

Luego de ver esta obra, Gabriel Boric retomó su rol de Mandatario, a fin de escribir un texto criticando el ataque de EE. UU. en contra de Irán. Esto puede ser muy relevante, y que retomaré más adelante, pero no es lo más atrayente de la puesta en escena en cuestión.

En el año 2019 la actriz Daniela Castillo Toro encontró el diario de vida de su madre Ximena Toro Vega, quien fuera terapeuta ocupacional y académica de la Universidad de Chile, y quien luego de padecer Alzheimer pierde el hábito de escribir.

Así, su hija comienza a escribir para calmar la pena de observar la manera en la cual esa enfermedad consume a su madre: la tristeza de Daniela Castillo Toro se fue transformando en melancólicas páginas sobre los mejores recuerdos de su progenitora.

Esta reconstrucción que hizo Daniela Castillo Toro acerca de su madre, no se basó en la crianza que ella le dio, ni en el amor que ella recibió, ni tampoco se quiso mostrar el sufrimiento del Alzheimer, los padecimientos familiares: pena, la rabia, la frustración, entre otras.

Desde la puesta en escena de la obra Mi madre nada se puede apreciar las profundas debilidades del filme La memoria infinita, pues el guion escrito por Nicolás Lange, se aleja el estilo de Maite Alberdi que busca romantizar el Alzheimer de Augusto Góngora, a través de mostrar el deterioro del periodista, junto a la admirable acción de su amada, Paulina Urrutia.

Para percibir la falencia del largometraje audiovisual de la realizadora Maite Alberdi también se puede recurrir a la magistral En otras palabras, exhibida en el Teatro San Ginés, donde actúa Magdalena Müller, y en la cual la amada le confiesa al médico que a veces quiere matar a su marido que sufre Alzheimer, pero que finalmente nunca lo haría, porque lo ama, en una trama donde el romanticismo se vuelve coherente.

 

La política de los olvidos

El Alzheimer es una enfermedad que arrebata los sentimientos y los deseos más contradictorios en los seres queridos de quien lo padece, y que se expresan en una rabia incontrolable, y en deseos inconfesables. Frente a esto fue muy saludable lo que hizo Daniela Castillo Toro.

Daniela Castillo Toro se dejó embriagar por la melancolía, que le permitió configurar un relato de los más preciados recuerdos de su madre, destacando en ella las situaciones donde se aprecia su plena conciencia histórica de sus actos, logrando recordar lo más preciado de la vida de Ximena Toro Vega.

La sanadora melancolía de Daniela Castillo Toro fue un acto de una excepcional sublimación psicoanalítica, donde su mecanismo de defensa frente a los impulsos o deseos socialmente inaceptables, los transformó en una actividad aceptable —en una brillante obra de teatro—, y la cual corresponde a una de las mejores curas terapéuticas frente al Alzheimer, cada vez que la autora recrea su montaje, ella se fortalece todavía más.

El sufrimiento de ver la forma en que un ser querido es consumido por el Alzheimer produce daños que, al no ser sublimados, genera en los seres queridos enfermedades posteriores, tal es el caso de Paulina Urrutia, quien ahora padece un cáncer muy agresivo.

Muy importantes es que la obra es un testimonio, es una receta terapéutica en torno a una postura existencial a fin de enfrentar el Alzheimer, sin importar si se trata de una persona o ciudadano de derechas o de izquierdas.

Si es de derecha, la hija recordaría al final de la obra a su madre en una recreación al estilo de Bigote Arrocet, cuando este artista cantó el tema «Libre» en Viña del Mar el año 1974, y las personas más conservadoras se sentirían plenamente identificadas con el martes 11 de septiembre, y eso les llegaría al alma.

De igual manera como sucede al final de la obra que interpreta Daniela Castillo Toro, donde el público llega a las lágrimas con una canción símbolo de la Unidad Popular, interpretada por una Ximena Toro Vega mientras padece Alzheimer, y olvidando la letra.

Nicolás Lange —dramaturgo— tomó el diario de vida que relataban los días de Ximena Toro Vega previa al Alzheimer, junto a los melancólicos recuerdos de su hija Daniela Castillo Toro, y construyó el guion de una obra cuyo título muestra que pese a sufrir deterioro su protagonista, la enferma mantuvo la práctica de la natación, donde ella se veía feliz al nadar, pero al mismo tiempo su experiencia no tenía nada de recuerdos, y de ahí viene dado el nombre de este montaje: Mi madre nada.

El estilo de Nicolás Lange de una dramaturgia en base a actores que representan distintos personajes en sus obras, lo cual es llevado en lo máximo porque Daniela Castillo Toro representa a la hija, la madre, y otros roles de este elenco unipersonal, pues lo encarna todo.

Además, Castillo hace de tramoyista al construir las escenografías. Nicolás Lange, en su estilo, usa telones, donde proyecta guías para que el público siga la obra, como carteles que cuelgan. Se conjuga un guion y una escenografía excepcionales.

En la obra Daniela Castillo Toro habla alemán y ruso, para recrear el exilio forzado de su madre. Como lo harían los hijos de Agustín Edwards Eastman, que hablarían inglés cuando su padre se exilió voluntariamente en EE. UU. mientras gobernó Salvador Allende Gossens.

Si la puesta en escena tratara sobre alguien ligado a José Antonio Kast o a Johannes Kaiser, la actriz hablaría en inglés y alemán.

 

Ficha artística:

Co-creación: Daniela Castillo Toro y Nicolás Lange | Dramaturgia: Nicolás Lange* | Dirección y actuación: Daniela Castillo Toro | Diseño sonoro y microfonía: Ximena Sánchez Egaña | Operador de sonido: Raimundo Stevenson | Diseño integral y realización pinturas: Laurene Lemaitre | Operador iluminación: Matías Trujillo | Asistencia de pinturas y montaje: Viviana Araya | Realización de vestuario: Paulina Giglio Gutiérrez | Compositor musical: Tomás González | Video mapping: Matías Carvajal | Producción: Inés Bascuñán Pérez.

*Texto basado en los diarios de Ximena Toro y memorias de su hija, Daniela Castillo.

 

Coordenadas:

Desde el 18 al 28 de junio, los días miércoles a sábado a las 20.00 horas, en la sala del Teatro La Memoria (calle Bellavista 0503, Providencia).

 

 

 

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Patricio Altamirano Arancibia realizó sus primeros estudios en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, para luego ingresar a la carrera de sociología en la Universidad ARCIS, donde se especializó en la investigación académica sobre la clase alta chilena. En esa misma casa de estudios obtuvo el grado de doctor en procesos sociales y políticos en América Latina.

Desde entonces, ha publicado y presentado diversos trabajos en congresos de sociología tanto en el país como en el extranjero, por citar: «La ruta de la modernización agraria chilena: capitalista, reaccionaria y extranjerizante», «El capitalismo ilustrado del siglo XXI» y «Las ocho sombras de los mayorazgos modernos en el siglo XXI», entre otros.

En septiembre de 2021 presentó la monografía La casta Larraín en la burguesía chilena (Ojo Editores).

 

La actriz Daniela Castillo Toro interpreta a variados personajes en el montaje de «Mi madre nada»

 

 

Tráiler:

 

 

 

Patricio Altamirano Arancibia

 

 

Imagen destacada: Mi madre nada (por Daniel Corvillón).