[Crítica] «Nunca, rara vez, a veces, siempre»: La soledad de una adolescente

El filme escrito y dirigido por la realizadora estadounidense Eliza Hittman ganó el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín 2020 y el U.S. Dramatic Special Jury Award, en el Sundance de esa misma temporada, aborda el complejo tópico del aborto juvenil en el ambiente social y afectivo de una muchacha adscrita a la clase obrera norteamericana.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 2.3.2021

La directora utiliza un enfoque cercano al documental para plantear la historia, verdaderamente expone la anécdota en un tono de corte naturalista (neutro si se quiere) y apenas filtra alguna posición moral, más bien el espectador es quien debe sacar sus propias conclusiones.

Sin embargo, el trabajo estético no se queda en los planos fijos. Hittman emplea tonos grises y respeta una cronología lineal, pero en cambio sus travellings expresan estados de ánimo, los viajes en bus y las caminatas por la ciudad reflejan una experiencia casi onírica, hay algo de Wenders en su cine, la idea del “movimiento falso”, el recorrer distancias para volver al punto de partida.

La maestría de la directora es utilizar elementos del cine clásico, en el sentido de que las transiciones de escenas son perfectas, no se nota el hilván y captura al espectador en una telaraña urdida con meticulosidad.

El tiempo se vive de modo veraz, pero a la vez sientes que no te puedes despegar de la historia, se percibe genuina, desarrollada en primerísima persona, cada paso de la protagonista es registrado minuciosamente y lo que expresa la cinta es la lectura de la mente de Autumn, una chica de diecisiete años que ha quedado embarazada y desea practicarse un aborto.

Hay diálogos que parecen sin importancia, pero son metafóricos. ¿Alguna vez has deseado ser un hombre?, le expresa su prima Skylar. Autumn es una adolescente quitada de bulla, que al parecer no tiene mucho arrastre con el sexo opuesto.

En su mundo, las mujeres tienden a presentar rasgos más humanos que los hombres, ellos la molestan todo el tiempo y se aprovechan de la debilidad de una mujer, claramente son unos patanes. Ese maniqueísmo no perturba el realismo de la cinta, recordemos que en todo momento las imágenes dan cuenta de la psiquis de la muchacha.

En otro instante, cuando el aborto ya fue realizado, las dos primas están disfrutando de comida chatarra y Autumn dice que es “buena para el alma”, ante la afirmación de Skylar de que probablemente “es mala para la salud”.

Claramente la directora no se está refiriendo a la comida, puntualiza sobre el aborto, efectivamente para Autumn haberse deshecho del feto representa un alivio. No más preocupaciones, ni mentiras a los padres, simplemente se trata de su cuerpo y los dolores de la intervención ya pasarán.

¿Dolió?, le pregunta Skylar, y Autumn aclara: “Sólo fue incómodo”.

En la película hay variados apuntes simplistas, propios del mundo adolescentes. A Autumn le molestan las personas demasiado religiosas: la primera consejera y los fanáticos de la calle. La religión no tiene respuestas para la experiencia que le ha tocado vivir, desea simplificarse la vida y hacerse un aborto representa la solución a sus problemas.

La directora no plantea dilemas morales, le interesa su personaje. La acompaña en todo momento en este trance que se vuelve extenuante, primero los consejos de la asistente social de su pueblo de Pensilvania, donde al parecer el aborto no es legal. Con la ayuda desinteresada de Skylar viajarán en autobús hasta Nueva York para llevar a cabo el procedimiento definitivo.

Apenas tienen unos dólares, no tienen donde quedarse y para más remate, el feto tiene dieciocho semanas y deberán sacárselo en dos intervenciones efectuadas en días sucesivos. Las primas duermen en lugares públicos y Skylar deberá enredarse con un muchacho a cambio de algo de dinero.

Un tema importante de la película es el apoyo incondicional entre mujeres, tanto entre las primas, pero también las asistentes sociales que la acompañan en el proceso. Para la directora, el aborto es un asunto de chicas, que sufren los padecimientos sobre su cuerpo, en el mundo de Autumn los muchachos no tienen derecho a opinar.

El enfoque de documental con pinceladas oníricas está filmado con una fotografía áspera, que tiene como función ocultar las emociones de Autumn, hasta que llega el momento de la verdad y la protagonista debe responder con las palabras del título a un cuestionario sobre aspectos de su sexualidad.

Parece un trámite ante la primera pregunta, aunque a la tercera el cuestionario tiene más que ver con la razón para tomar esa drástica decisión y se suceden primeros planos donde Sidney Flanigan (Autumn) simplemente deslumbra y con sus gestos y silencios aporta todo el caudal emotivo que requiere el filme, nos deja congelados ante ese plano fijo donde asistimos al milagro de las escenas que no se borran de nuestra memoria.

El trayecto de regreso a casa no será tan largo, el bus se interna por un túnel donde la oscuridad va quedando atrás y al salir de ese espacio sin escapatoria por fin vemos la luz, las ventanas dejan entrar algo de esperanza y Autumn por fin puede descansar.

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013)El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014), El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015), además de los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020) y Miedo (Zuramerica Ediciones, 2021).

Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Nunca, casi nunca, a veces, siempre (2020).