[Crítica] «Oye Gabriela»: La majestuosidad del cuerpo vivo y latente de Mistral

La novela de Elisa Clark (Los Perros Románticos, 2020) es un complejo entramado escritural cuyo punto focal es la representación de la poeta chilena Premio Nobel 1945, y alrededor de la cual se trabajan capas de contenido que muestran a la autora desde aristas políticas, estéticas, y también románticas.

Por Darwin Caris

Publicado el 30.3.2021

Oye Gabriela, trabajo narrativo de Elisa Clark, es de esas escrituras que vienen a remover las fronteras de géneros literarios que en sus más de 180 páginas se tornan porosas y terminan en un incesto virtuoso que se aglutinan, sin pudor, en torno a la figura de Gabriela Mistral, voz fundamental de la poesía hispanoamericana del siglo XX.

Este “oye Gabriela” bien puede ser un llamado, un S.O.S por parte de la autora que, en la voz protagonista de Regina, se interna en un trabajo investigativo a partir de los papeles de la poeta de Montegrande para dar forma a una obra que removerá el universo académico de la literatura:

“¿Qué más puedo hacer sino intentar mi gran obra?, la mejor que se haya escrito sobre la Premio Nobel chilena para presentarla en el congreso de agosto (…)”.

Porque esta novela incestuosa en su literatura es también una escenificación de los egos, los embustes, las excentricidades y celos de la academia, territorio de competencias afanosas y brutales por donde trasciende la representación dual de quienes se esmeran en mantener a la figura de una Mistral asexuada y maternal y de quienes, académicas todas, resisten desde el feminismo para devolverle a Gabriela esa majestuosidad del cuerpo vivo, latente y sexual.

Este texto que es un llamado de atención a esta Gabriela madre-virgen/mujerona-vagabunda del mundo de las ideas es un trabajo de conexiones femeninas; de celos, desgastes, fidelidades, imposturas, egos. Una Mistral que siempre está presente en su escultórica figura y que “hoy es figura de culto y disputa”.

Un artificio que inserta Clark a manera de paratexto que “guía” y da continuidad son las figuras de los “papelitos” arrugados y desperdigados por el suelo, detonados por la acción rabiosa de la mano de Gabriela que en un apriete muscular desecha los materiales de su escritura para ser recogidos por una hábil secretaria, figura de la esclava fiel que tiene un correlato en la Regina investigadora, recipiente moderno de la esclava-escribana, nueva integrante de la corte mistraliana.

Los “papelitos” sueltos y motivantes de las discusiones académicas “amarran” los distintos escenarios del trabajo textual de Clark, resignificando la escritura y su proceso de artesanía como artificio intelectual de Mistral y su ubicuidad en el mundo del pensamiento y de la vanguardia.

La figura de estos trozos de papel con borrones es una metáfora interesante que viene a vincular la borradura con la negación del nombre de la poeta en su propia patria y ahí el ejercicio de la escritura se torna sustrato de esta novela sobre la épica mistraliana: “Porque escribir también es eso. Tapar, borrar, tachar”.

Las propias borraduras sobre el cuerpo poético de Gabriela devienen en ejercicio de política oficial para amordazar las rutinas románticas de la poeta con la serie de mujeres que estuvieron presentes en su vida, potenciando la sororidad, los diálogos académicos y las latencias románticas que, en Doris Dana, explotan como figuración de la relación de pareja visada en Chile como colaboraciones entre la secretaria y la poeta.

Oye Gabriela es un trabajo arriesgado, de escritura inteligente con una musicalidad inserta que se potencia con la intriga y la presencia de la corte de admiradores de Gabriela Mistral en constante tensión y lucha, donde reaparece lo borgeano como escenificación de la búsqueda de materiales, arquitectura no solo física de la Biblioteca Central, epicentro de las investigaciones de Regina, sino que también artificio poético de la obra de la Mistral, tanto en su materialidad como en su discurso estético.

Clark sabe cómo mantener indisoluble el trabajo de la poeta y su influencia en los estudios literarios, pues según señala el texto: “(…) imagen y discurso político también eran parte de su poética”.

La autora nunca se escapa del argumento central, hay un seguimiento y un “amarrar” los nudos dramáticos que se suceden, interponen y secuencian.

Elisa Clark desenvuelve los “papelitos” arrugados y propone una nueva lectura a la figura de Gabriela Mistral, poeta de Chile y el mundo, voz soberana que en un “oye Gabriela” se hace eco de generaciones que la están leyendo y revalorando.

Chile comenzó a oírla en su cansino tono de poeta innegable.

 

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Darwin Caris es periodista y magíster en literatura latinoamericana de la Universidad Alberto Hurtado.

 

«Oye Gabriela», de Elisa Clark (Los Perros Románticos, 2020)

 

 

Darwin Caris

 

 

Imagen destacada: Doris Dana y Gabriela Mistral.