La novela de Alejandro Zambra —que Anagrama acaba de reeditar— narra la historia de Gonzalo, un autor que mantiene una relación con Carla, madre de Vicente, de esta forma la obra profundiza en temas fundamentales como la literatura, la familia, y más concretamente, en la noción que se tiene de la paternidad.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 16.7.2025
«Leí las novelas de Alejandro Zambra una tras otra, porque eran muy buena compañía. Sus libros son como la llamada de un viejo amigo en mitad de la noche, y luego extrañé la voz elegante y divertida del otro lado del teléfono, con sus historias raras y hermosas».
Nicole Krauss
Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) se ha convertido, a lo largo de estos años, en uno de los escritores más originales del panorama literario latinoamericano. El riesgo que toma en sus audaces planteamientos narrativos no les resta sutileza.
Otro de los rasgos de su escritura es que no deja de divertir al lector con sus historias. Zambra es novelista y ensayista y en ambas disciplinas demuestra la singularidad de sus propuestas.
Novelas como Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007), Formas de volver a casa (2011) y Poeta chileno (2020); el libro de relatos Literatura infantil (2023), o ensayos como No leer (2018) y Tema libre (2019), configuran la bibliografía de un destacado creador que ha merecido, entre otros, el English Pen Award, el O. Henry Prize y el Premio Príncipe Claus.
La editorial Anagrama, cuyo catálogo reúne gran parte de la producción literaria del autor chileno, viene reeditando gran parte de sus libros.
Ridículo e inescrutable
Su novela más extensa hasta el momento es Poeta chileno, título que rinde homenaje a un país, Chile, donde la poesía se ha convertido en espina dorsal de su cultura.
La novela narra la historia de Gonzalo, un poeta que mantiene una relación con Carla, madre de Vicente. Así, la obra profundiza en temas fundamentales como la literatura, la familia y, más concretamente, la paternidad. Porque Gonzalo ejerce como padre sin ser padre biológico.
Y la poesía chilena convertida en mito, pues uno de los personajes alude al país andino como «bicampeones mundiales de poesía». Ahí están poetas como Pablo Neruda, Nicanor Parra, Vicente Huidobro, Gabriel Mistral o Raúl Zurita.
La novela está dividida en cuatro partes: «Obra temprana», «Familiastra», «Poetry in motion» y «Parque del recuerdo». Temporalmente va desde el año 1991 hasta el año 2014 y se inicia con la presentación de Gonzalo como aspirante a poeta chileno, continua con la relación entre Gonzalo y Carla y su hijo Vicente. El mismo Vicente ya con dieciocho años y aspirante, el mismo, a ser poeta. Y «Parque del recuerdo» constituye el epílogo final.
El narrador de Poeta chileno: «despliega un revelador olfato para el tono menor, íntimo, doméstico, un talento que puntúa con confesiones en apariencia casuales sobre sus propias limitaciones o deseos». Una voz sabedora de que los personajes no hacen nada muy diferente de lo que hacemos cada uno de nosotros.
«La comunidad poética tiene algo de valiente y de cómico, de ridículo e inescrutable. De eso escribí». Así reflexiona Alejandro Zambra sobre Poeta chileno.
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, realiza sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma Casa de Estudios superiores.
Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.
Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.

«Poeta chileno», de Alejandro Zambra (Editorial Anagrama, 2025)

Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Imagen destacada: Alejandro Zambra (por Begoña Rivas).