[Crítica] «Swallow»: La intimidad audiovisual de una mujer que sufre

Dirigida por el joven realizador estadounidense Carlo Mirabella-Davis, la cinta protagonizada por la actriz Haley Bennett (premiada en el Festival de Tribeca por la calidad de su interpretación) es un thriller de terror psicológico y existencial, y el cual se encuentra disponible para su visionado en la plataforma de streaming MUBI. La pandemia global del Covid-19 evitó que pudiésemos apreciar a esta brillante ópera prima en las salas de cine.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 14.1.2021

De estructura clásica, con un conflicto que se va resolviendo gradualmente, una última escena, donde la protagonista abandona su vida pasada, devela un desenlace algo controversial, una apuesta feminista que transcurre en un baño de mujeres y que emociona de buena manera, cuando entendemos la compulsión de la protagonista y empatizamos con su decisión.

Hunter está casada con un exitoso hombre de negocios, vive una vida perfecta agradando tanto a su marido, suegros y amigos de la empresa. La estética nos sitúa en los años 50 (la paleta de colores acentúa los tonos pasteles) aunque es para darnos a entender que Hunter vive una ilusión, algo televisiva, la verdad es que la acción transcurre en nuestra época.

Es importante dentro de esa pulcritud, la casa con amplios ventanales y la vista privilegiada hacia el río Hudson. Hunter no trabaja, hace los quehaceres domésticos e incluso pasa la aspiradora luciendo impecable.

Conmueve la vulnerabilidad que transmite la actriz (Haley Bennett) cuando en una cena con los suegros la ningunean y la dejan hablando sola. Ella proviene de otro estrato social y su belleza es un adorno en la vitrina de su esposo.

Hunter vive una vida prestada, ha quedado embarazada y un comentario de la suegra la cuestiona al punto de ponerse a leer un libro de autoayuda: «debes atreverte a experimentar cosas nuevas».

El espectador intuye que la compulsión con los objetos tiene algún origen sexual, pero la película dará un giro y su comportamiento es más bien debido a una falta de arraigo familiar. Hunter conoce un suceso desgraciado que afectó a su madre y el cariño que ella le prodigó siempre estuvo marcado por ese evento.

El marido (Richie) está preocupada por el deterioro mental de Hunter, pero está más preocupado por el hijo que espera. Internarla en un hospital psiquiátrico, parece la opción lógica para salvar al bebé, la distancia emocional de la madre se repite a través del comportamiento de Richie, que actúa según piensan sus padres.

Hunter escapará por el bosque y se arriesgará haciendo autostop. Arrienda un cuarto en un motel, comienza a expresarse por sí misma y recién ahí decide confrontar al victimario de su madre. Transcurre en la cocina de este último, ella lo amenaza con destrozar su vida, pero Erwin (su padre) le confiesa que necesitaba sentirse como un dios. El diálogo remece a Hunter y empatiza con el acto violento, de cierta forma, cuando Erwin le expresa que está profundamente arrepentido.

Ese diálogo es de los puntos altos, tanto actorales como por el hecho de hacernos comprender algo de la compulsión con los objetos. Hunter siente en esa revelación una especie de perdón, que de alguna manera la enfoca en su persona y le permite perdonarse a sí misma.

Decide poner fin al embarazo y al tragar la pastilla se completa nuestra comprensión de su desequilibrio mental. Algo inconsciente une el acto de tragar cosas con el de expulsar objetos, en este instante se trata de expulsar el feto de su cuerpo, de hacerse dueña no sólo de su cuerpo, sino de su persona y darse cuenta que no está dispuesta a traer un niño al mundo para hacerlo infeliz.

El guion está construido de forma impecable, un tratamiento lineal del tiempo no es impedimento para mostrarnos su visión transgresora, el visionado resulta un regalo al espectador, las escenas son limpias y el director logra que miremos este drama de una mujer como algo íntimo, en definitiva, nos instala en la mente de Hunter.

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013)El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014), El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015), además de los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Su último libro puesto en circulación es la novela Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020).

Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Swallow (2019).