[Crítica] «Volveréis»: Los artificios de un montaje cinematográfico

El nuevo largometraje de ficción del realizador madrileño Jonás Trueba es una comedia irreverente que si bien rememora la emblemático filmografía de Woody Allen y muestra un derroche de creatividad en la forma en la cual presenta sus situaciones, no logra profundizar en el desarrollo de sus personajes o de su historia, siendo sus mayores fortalezas su diálogo dinámico y su llamativa estructura estética y audiovisual.

Por Giorgio Kazdikian

Publicado el 19.6.2025

La última película del director español Jonás Trueba (1981), ganadora del premio a Mejor Película Europea de la Quincena de Cineastas de Cannes en 2024, nos presenta a Ale (Itsaso Arana) y Alex (Vito Sanz), una pareja que ha decidido separarse después de catorce años juntos.

Para concluir esta etapa en sus vidas, acuerdan organizar una especie de boda a la inversa, con el objetivo de celebrar su separación. Ambos personajes cuentan con interpretaciones destacables por parte de sus respectivos intérpretes.

El factor diferencial de la película proviene de la forma en la que esta se presenta. Aquello es visible tanto en los diálogos como en el montaje, pues a través de este último se toman muchas libertades a lo largo del filme y su realizador se arriesga a experimentar con el orden narrativo de los eventos o con la estética general de la obra, constantemente homenajeando y replicando al cine de Woody Allen (en obras como Desmontando a Harry o Annie Hall).

Por ejemplo, el largometraje por momentos se convierte en metacine, a partir del personaje de Itsaso Arana, quien es una directora de cine que está en la fase final del montaje de su película.

Así, hay escenas que parecen continuar la narrativa, pero solamente ocurren dentro de la diégesis de su película, como parte del trabajo de montaje de la protagonista, dando lugar a una llamativa forma, desafortunadamente contrapuesta a un fondo no tan provocativo en su propuesta audiovisual.

La cuestión es que la pareja de Ale y Alex presenta una visión de la vida alejada de la realidad de la mayoría, por lo cual se hace difícil empatizar con su situación y con ellos como personas, algo similar a lo que suele ocurrir con los personajes de Woody Allen.

Del mismo modo, la cinta podría haber tomado más tiempo para desarrollar el mundo interno de los personajes, permitiendo así entenderlos y conectar con ellos.

 

El escaso desarrollo dramático de los personajes

La idea principal que la película propone es la del «amor-repetición», de la filosofía de Kierkegaard. Esto se manifiesta no solo a partir de los diálogos y de la dirección de la trama, sino que también mediante la estructura narrativa que sigue la obra: conversaciones y situaciones de carácter repetitivo que son entretenidas, pero que pueden llegar a sentirse agotadoras o tediosas.

Con todo, el filme se percibe un poco inconsistente en su enfoque, pues no deja del todo claro qué actitudes glorifica y cuáles critica. A pesar de ello, a través del metacine, la película realiza una autocrítica de muchos aspectos que he mencionado anteriormente, como lo repetitivo que puede llegar a ser la obra o el escaso desarrollo de los personajes.

De esta manera, Trueba justifica dichos fallos entendiéndolos como buscados e intencionados, lo cual puede llevar a una interpretación confusa para el espectador.

También, en ocasiones, los mismos personajes interpelan la conducta del otro, mostrando cierta conciencia sobre las inmoralidades y frivolidades de la pareja. A pesar de ello, se aprecian inconsistencias en dicha autocrítica, pues no hay conciencia de la manera en la cual las expectativas y opiniones de la sociedad pueden afectar la vida de los protagonistas.

Cada integrante de la familia y de los amigos tiene una opinión propia sobre la relación de los protagonistas, como el mismo título de la obra refleja. Me habría parecido más acertado que la cinta cuestionara la influencia de las opiniones externas en nuestras acciones, en lugar de mostrar indiferencia al respecto.

En resumen, Volveréis es una comedia irreverente que, si bien rememora el emblemático cine de Woody Allen y muestra un derroche de creatividad en la forma en la que presenta sus situaciones, no logra profundizar en el desarrollo de sus personajes o de su historia, siendo sus mayores fortalezas el diálogo dinámico y el llamativo montaje.

 

 

 

 

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Giorgio Kazdikian (Santa Marta, Colombia, 2006) hizo el Bachillerato Internacional Voramón en Barcelona, y actualmente estudia cinematografía en la Escuela Superior de Cinematografía y Audiovisuales de Cataluña (Universidad de Barcelona).

Apasionado por la narrativa visual, es director y escritor de cortometrajes como Gala (2024).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Giorgio Kazdikian

 

 

Imagen destacada: Volveréis (2024).