Muchas mujeres cultivan el quehacer de versos como oficio literario principal, pero no es corriente encontrar entre ellas una poesía de amor tan apasionado —como el descrito por la autora chilena Paola Tirapegui—, el cual siendo físico, lo trasciende en un placer que no se agota en la mera relación sexual: eso es lo erótico.
Por Jaime Hales Dib
Publicado el 21.10.2025
Hace unos días, fue presentado en la sede de la SECH, el libro de Paola Tirapegui Bittner (1972), Hazte desear. Parto diciendo que ha gustado mucho su texto.
En Chile hay muchas poetas y podemos recorrer todo el siglo XX y lo que ya va del siglo XXI para darnos cuenta del espacio que se ha abierto en la poesía chilena para las voces femeninas.
Desde que Gabriela Mistral rompió las duras barreras creadas para las mujeres en la literatura chilena, han brotado a lo largo y ancho del territorio muchas que ponen su poesía en lugares destacados. Chiloé, Magallanes, La Serena, Valparaíso, Santiago por cierto, Talca, Collipulli, Temuco, Valdivia, ¿sigo? No, no es necesario.
Obras de destacadas poetas como Delia Domínguez, Rosa Cruchaga, Isabel Velasco, Cecilia Casanova, Estela Díaz Varín, Astrid Fugellie, Elvira Hernández, Rosabetty Muñoz, Alicia Salinas, Teresa Calderón, Carmen Gloria Berríos, Blanca del Río, Heddy Navarro, por nombrar algunas, se han ido instalando en lugares destacados.
María León Bascur, a través de SAFO, la revista de literatura de mujeres, fue una luchadora por lograr espacios y combatir la discriminación negativa. Se han ido rompiendo las barreras instaladas por los hombres en una cultura en proceso de transformación.
De la generación siguiente a las nombradas, emerge una pléyade de escritoras, poetas o narradoras, algunas con ambas técnicas, también ensayistas que hoy se sitúa en esa edad que combina madurez con enorme energía. Entre ellas está Paola Tirapegui, ocupando una posición destacada tanto por la calidad de su obra como por dos aportes muy particulares.
Todos los sentidos despiertos
El primero es el rescate de la poesía oral. Desde tiempos inmemoriales la poesía fue oficio de juglares y de trovadores, llamados bardos o vates en distintas culturas, poetas para los griegos (pues la palabra proviene de poiesis, que significa belleza). Caminantes que leían la poesía en voz alta, declamaban ante auditorios cerrados, en los campos, en las calles, en los palacios.
La poesía declamada ha sido la mejor forma de entregarla, sobre todo cuando los editores temen tanto financiar libros de poesía y los libreros la esconden en cajones o debajo de otras obras. Inolvidables jornadas de Neruda proclamando a Salvador Allende en la campaña de 1970 o de Julio Barrenechea en la marcha de la Patria Joven de la campaña de Eduardo Frei Montalva en 1964.
Paola Tirapegui es creadora de poesía y trovadora, intérprete de excepción, declamadora excelente, que en tiempos de redes sociales difunde su obra de modo destacado en breves programas de lectura de sus poemas. Con eso, la poeta perfora espacios que en la Internet tienden a llenarse de músicas vulgares, chistes de mal gusto y agresiones descomedidas.
Ella envía poemas de amor, permitiendo que otros puedan «apoderarse» de sus textos, sentirse identificados con ellos, hacer suyas esas palabras que la autora descuelga de una dimensión oculta que algunos llamamos inconsciente colectivo. Porque la verdadera poesía se conecta con la esencia maravillosa de lo humano, que no es más ni menos que la fusión de la semilla divina puesta en el cuerpo físico. Paola, trovadora del siglo XXI. Gracias por eso.
Lo segundo es el contenido de este poemario. Muchas mujeres cultivan la poesía como oficio literario principal, pero no es corriente encontrar entre ellas una poesía de amor tan apasionado, que, siendo físico, lo trasciende en un placer que no se agota en la mera relación sexual. Eso es lo erótico, aquello que tiene que ver con despertar el placer sensual, es decir con todos los sentidos despiertos.
Con todo, leo: «Tengo tu rostro bordado en mi mente». Y agrega: «Tengo fresco el cristalino / usurpando mi belleza indeleble». Más adelante: «Demuéstrame que tus ojos son mar / Y detendrá mis pasos para mojar mis pies». Es el placer que va más allá de todo.
En el poema «Aleteo de beso» se lee: «No puedo dormir / siento un aleteo de beso / me confunde/ perturba / quita toda calma». Y en el poema «Clima», se responde: «Te dormiste pensando en mí / puedo pronosticar tu clima / variando a parcial / pero hoy / se convierte en lava / volcán roja pasión / que nutre mi espera».
Paola es una poeta de extremos formales. Tiene poemas breves, largos, larguísimos y brevísimos. En una obra de 70 páginas, uno solo ocupa más de un 10 por ciento del libro y no es raro, porque enfrenta el tema más difícil en el amor: el olvido.
«Quiero olvidarte» tiene ocho páginas y es un texto que quizás da la definición del libro, porque lo tiene todo. Si yo lo hubiera editado, habría sugerido ponerlo de cierre y que ése fuera el título de la obra misma.
Y los brevísimos, dos joyas de la poesía. «Última» dice en una sola línea: «En tu mejilla se desdibuja mi última caricia». El poema «Unión», también en una línea: «Mis labios se encienden cuando tu boca se une a la mía». Para terminar con «Sombra»: «Quiero remover el oasis de tu sombra».
Paola Tirapegui, trovadora del siglo XXI, ya no de pie en las plazas sino hablando a través de las redes mágicas de lo intocable y entregando en sus libros, este libro, para que sean instalados en nuestras mesas y leídos en todo momento: en soledad y en compañía, al amanecer y en las noches en que la oscuridad se pierde en el destello del amor. (Su libro lo vende ella y Qué Leo de Román Díaz 68, una de las pocas librerías que vende poesía en lugares destacados).
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Jaime Hales Dib (1948) es un abogado formado en la Universidad de Chile, poeta, narrador y profesor.
En 1995 fundó la Academia de Estudios Holísticos SYNCRONIA, luego fue agregado cultural en México durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos Escobar. También formó parte del directorio y fue secretario general de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech).
Además, integró el Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile, participó en la comisión redactora de la Ley del Libro, fundó la Editorial Casa Doce, ha publicado varios textos de su autoría y ha dado recitales poéticos en diversas ciudades tanto de Chile como del extranjero (Francia, España, Estados Unidos, Colombia, Ecuador, Panamá, Uruguay, Argentina y México).
En la actualidad es columnista y redactor estable del Diario Cine y Literatura.

«Hazte desear», de Paola Tirapegui Bittner (Editorial La Trastienda, 2025)

Jaime Hales Dib
Imagen destacada: Paola Tirapegui Bittner.