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[Crónica] No construirás tu casa sobre la arena

Las dunas —de Concón y otros lugares—, son organismos geológicos en permanente desplazamiento, de ahí el carácter sagrado que les dieron, desde tiempos inmemoriales, los habitantes del desierto, a estos mares de tierra débil que no funcionan al modo de bases de sustentación de torres de Babel o de Pisa, pero que sirven, de manera eficaz, como individuales o colectivas sepulturas.

Por Edmundo Moure Rojas

Publicado el 25.8.2023

El socavón provocado en el sector de dunas Concón y Reñaca, exhibido hasta la saciedad por nuestra cacofónica tevé, cuyos periodistas resaltan el costo de los departamentos y sus lujosas implementaciones, como si fueran más importantes que el desastre ecológico y urbano, es una certera metáfora de este larguísimo territorio, figura literaria y sociológica de un comportamiento histórico basado en el lucro inmediato, en la imprevisión y la premura irresponsable.

Quizá a eso se refiere, en un sentido de avasallamiento de tradiciones y cultura, de civilización, nuestra visionaria Gabriela, cuando niega para el largo pétalo su carácter de país.

El prurito aspiracional chileno, tal vez originado en los albores de la Colonia, como territorio pobre y extremo, el «último reino» sugerido en su toponimia de dos sílabas, fue el generador de esa búsqueda incesante de falsas prosapias, para levantar sobre ellas ilusorias grandezas y construcciones de equívoco rango —escudos nobiliarios incluidos—.

Puede ser.

 

La codicia es el peor de los oráculos

Hoy lo apreciamos, exacerbado por un sistema de extremo capitalismo salvaje, en una suerte de estilo de vida donde prevalece la despiadada lucha por trepar, sin tener en cuenta ni las consecuencias ni los cadáveres dejados en el camino de esta atroz epopeya consumista, exhibiendo parámetros y continuos logros materiales para justificarnos como penosos prometeos de multitienda y de supermercado.

El negocio inmobiliario se sostiene y prolifera sobre este sustrato sociológico, sin considerar la fragilidad corrosiva de sus bases, ni la amenaza permanente de las fuerzas telúricas en la frágil geología que recibimos como habitáculo y patria desmembrada.

Nuestra institucionalidad, tanto estatal como comunal y alcaldicia, ha ido adecuándose para servir de coartada y subterfugio a un pingüe negocio en el que participan empresarios venales, políticos paniaguados, lavadores de dinero y funcionarios ubicados en puestos clave para otorgar permisos de edificación, cambios de suelo, habilitaciones urbanas y «blanqueos» ecológicos, a solicitud y medida de los diversos requirentes. Y no sólo en el sector inmobiliario, sino que también en la minería, la industria y la agricultura.

La Biblia, voz escrita de la divinidad —según algunos—; testimonio de imaginativos escribas —según otros—, prescribe, con carácter taxativo: «No construirás tu casa sobre la arena». Esto es antes de que existieran arquitectos, constructores, ingenieros y aun alarifes, como el hábil Pedro de Gamboa, que construyera, en 1541, la villa de Santiago del Nuevo Extremo.

Pero nuestros adalides técnicos y empresariales han desoído esa voz bíblica y todos los consejos del sentido común y la cordura. La codicia es el peor de los oráculos.

Las dunas, de Concón y otros lugares, son organismos geológicos en permanente desplazamiento. De ahí el carácter sagrado que les dieron, desde tiempos inmemoriales, los habitantes del desierto, a estos mares de arena que no funcionan como bases de sustentación de torres de Babel o de Pisa, pero que sirven, de manera eficaz, como individuales o colectivas sepulturas.

 

 

 

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Edmundo Moure Rojas, escritor, poeta y cronista, asumió como presidente titular de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech) en 1989, luego del mandato democrático de Poli Délano, y además fue el gestor y fundador del Centro de Estudios Gallegos en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios superiores en la cual ejerció durante once años la cátedra de Lingua e Cultura Galegas.

Ha publicado veinticuatro libros, dieciocho en Sudamérica y seis de ellos en Europa. En 1997 obtuvo en España un primer premio por su ensayo Chiloé y Galicia, confines mágicos. Sus últimos títulos puestos en circulación son el volumen de crónicas Memorias transeúntes y la novela Dos vidas para Micaela.

En la actualidad ejerce como director titular y responsable del Diario Cine y Literatura.

 

Edmundo Moure Rojas

 

 

Imagen destacada: Socavón en edificio de Reñaca (Chile, 2023).

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