«Cyrano, Mon Amour»: Cartas del pasado al futuro

El filme inaugural del Festival de Cine de Las Condes 2020 -que se desarrolla hasta el domingo 12 de enero en el Parque Araucano de esa comuna-, es una obra audiovisual del realizador francés Alexis Michalik, que ambientada en el siglo XIX, se encuentra protagonizada por los actores Thomas Solivérès, Olivier Gourmet y Mathilde Seigner.

Por Felipe Stark Bittencourt

Publicado el 5.1.2020

El título original de Cyrano, Mon Amour es Edmond (2018), dato no menor si se considera que es una adaptación de la comedia homónima del autor francés Alexis Michalik. Aquí, el propio Michalik adapta y dirige la versión fílmica, en la que transmite con júbilo y desenfado su admiración a Edmond Rostand y su Cyrano de Bergerac, pieza infinitamente adaptada, traducida y montada en todo el mundo.

Rostand —interpretado por Thomas Solivérès— es presentado como un artista pasado de moda. Incapaz de adecuarse a las nuevas tendencias del teatro francés y a las del mismo mundo, es, sin embargo, dueño de una sensibilidad poética privilegiada, pues mientras los países progresan frenéticamente con la llegada del cine, el automóvil y el ferrocarril, y sus colegas artistas ganan fama y renombre con obras más actuales, él sigue escribiendo en verso y sobre el pasado. Pero actualmente no tiene inspiración y cree estar acabado. Encontrará, no obstante, su oportunidad cuando le ofrezcan escribir una obra de la que nacerá su famoso Cyrano de Bergerac.

Michalik establece un paralelo entre la vida de su Edmond Rostand y la propia pieza que este estrenara en 1897. El resultado es una comedia ligera que entretiene a cabalidad con un guion ágil y gracioso. Es elocuente, sin duda, cuando de comparaciones se trata. La llegada del cine es un buen ejemplo; apenas esbozado en la película, es, sin embargo, una amenaza latente para un artista como Rostand y para un mundo que ha puesto un pie en el futuro, pero al que le falta solo dar un paso para estar (definitivamente) en el mañana.

Con estos elementos, Michalik arma un relato que se regocija en la nostalgia por el pasado sin la mecanicidad que se suele ver en la mayoría de blockbusters norteamericanos. Quizá sea más evidente en la misma configuración del relato y su tipo de humor (cercano al slapstick en algunos momentos), el cual está bien empleado y saca risas de verdad. En este punto, además, Michalik introduce sus propias reflexiones sobre el teatro y el cine, apuntando la naturaleza efímera del primero y la tendencia a la repetición del segundo.

En la película, todos los actores que luchan por montar Cyrano creen que tendrán solo una oportunidad y lo único que ven es que están destinados al fracaso, porque Rostand escribe y reescribe su obra en cada ensayo que hacen. El cine, aunque en pañales y gateando lentamente desde la lámpara mágica hasta los ensueños de Méliès, parecería ofrecer otro tipo de experiencia, una de la que Rostand teme, porque él es un hombre del pasado, y en la que algunos miembros de la producción ven una oportunidad de no quedarse atrás.

Pero junto con estas virtudes y reflexiones, el largometraje acarrea consigo algunos elementos, no necesariamente propios del pasado —en tanto que se siguen repitiendo en varias películas de la actualidad hasta el cansancio—, pero que por inútiles y prescindibles son ripio y lastre en la historia: la cosificación femenina y las soluciones fáciles del guion. De todas formas, y a modo de protesta, Michalik parecería echarle la culpa de la presencia de estos elementos (casi omnipresentes en las artes representativas) a los productores, gente que en su filme tienen más dinero que sensibilidad artística (o inteligencia).

Pero una cosa es segura y hay que decirla: Cyrano, Mon Amour aunque sin ser una obra brillante o demasiado ambiciosa sabe lo que es y hace lo imposible por mantenerse fiel a su premisa: ser un agradable pasatiempo cinematográfico y un bello homenaje a uno de los mayores dramaturgos de la historia francesa.

Cyrano, Mon Amour fue proyectada en Chile en el contexto del Festival de Cine de Las Condes 2020, el cual se presentará hasta el próximo domingo 12 de enero en el rosedal del Parque Araucano de la citada comuna.

 

Felipe Stark Bittencourt (1993) es licenciado en literatura por la Universidad de los Andes (Chile) y magíster en estudios de cine por el Instituto de Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Actualmente se dedica al fomento de la lectura en escolares y a la adaptación de guiones para teatro juvenil. Es, además, editor freelance. Sus áreas de interés son las aproximaciones interdisciplinarias entre la literatura y el cine, el guionismo y la ciencia ficción. También es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

 

«Cyrano, Mon Amour» (2018)

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Los actores Olivier Gourmet y Tom Leeb en un fotograma de Cyrano, Mon Amour (2018).