El confinamiento, una oportunidad para fascinarse con «Don Quijote»

Reseñar este libro sería casi un absurdo, pues se trata de un texto sumamente conocido y tal vez, espero que lo bastante leído (ojalá no me equivoque), de modo que mi afán es compartir con ustedes algunas de las notas que fui haciendo sobre la marcha, mientras me deleitaba con sus páginas.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 28.4.2020

Tengo la ventaja de ser viejo y de que mi mujer y mis hijos me mantengan confinado sin poder salir a la calle, salvo para tomar el correo y sacar, cada lunes, la basura de reciclaje. Gracias a estas disposiciones de mi familia que yo obedezco a pie juntillas he tenido tiempo suficiente para atreverme a releer nada menos que el libro Don Quijote de la Mancha. Debo de confesar que solo he conseguido la versión trasquilada de la Real Academia Española y llevada a cabo por Arturo Pérez Reverte, que no es un escritor que sea santo de mi devoción.

En fin, que gozando de tantas horas de ocio, me he atrevido a esta empresa, en sí misma, un poco quijotesca y debo añadir que la he disfrutado de cabo a rabo, para usar un refrán de los muchos de que echa mano el bueno de Sancho Panza.

Reseñar este libro sería casi un absurdo, pues se trata de un texto sumamente conocido y tal vez, espero que lo bastante leído (ojalá no me equivoque), de modo que mi afán es compartir con ustedes algunas de las notas que fui haciendo sobre la marcha.

Lo primero que debo decir es que me parece que la primera parte del libro, que tal vez también sea la más conocida, y en parte puede deberse al original mismo pues, es en la primera parte en la cual ocurren las aventuras más conocidas de El Caballero de la Triste Figura, que en la segunda mitad también será llamado El Caballero de los Leones, por el episodio aquel en que don Quijote detiene la carroza que lleva leones para el rey, sin que los leones se dignen a salir de la jaula y enfrentar a tan valeroso caballero.

Como iba diciendo es en la primera parte donde don Quijote se muestra más audaz en esto de deshacer entuertos y hacer justicia, no solo embistiendo los molinos de viento y liberando a los prisioneros que iban a las galeras o atacando a cabras y borregos, o sufriendo todo lo que le ocurre en la venta que él buenamente creía era castillo, entre otras muchas aventuras.

Además, en esta primera parte don Quijote da muestras de más locuras y menos reflexiones filosóficas, las cuales abundan en la segunda parte.

En esta sección, sin embargo asistimos a un trabajo más elaborado desde el punto de vista literario; no solo se nos informa que la primera parte del libro ha sido ya publicada y se da cuenta del impacto que ha tenido la “verdadera” historia, así como se nos comenta el número de libros: “12 mil libros para universal entretenimiento de las gentes”.

Nótese que el autor habla de “universal entretenimiento”, es decir el autor es consciente del alcance que tiene su libro, él se da cuenta que no es un texto menor, sino que se trata de un libro con gran circulación.

Además en esta segunda parte, se habla de versiones apócrifas de la “verdadera” historia de don Quijote, tanto así que para desmentir una de ellas don Quijote decide no ir a Zaragoza, pues en ese libro se afirmaba que había ido a esa ciudad, y en su lugar el Quijote y Sancho se van a Barcelona, donde sufre su última derrota a manos de El Caballero de la Blanca Luna lo cual lo obliga a regresar a su tierra y estarse un año sin salir al encuentro de sus aventuras.

Me parece, además, que la segunda parte se vuelve más didáctica, como cuando nos alecciona sobre las palabras de origen árabe en el español, o cuando don Quijote le da consejos a Sancho de como conducirse cuando sea gobernador, y el mismo Sancho, socarrón como es, se vuelve un juez prudente, como cuando el opina de sobre la carrera del hombre flaco y el gordo y como su justa opinión detiene la contienda, por estar en contra del hombre flaco.

Para mi gusto, en esta segunda parte las aventuras de don Quijote son menos espectaculares y el autor da más paso a las reflexiones de los protagonistas tanto así que los otros personajes que los circundan admiten la locura de don Quijote cuando se trata de asuntos de caballería y su pensamiento cuerdo y profundo cuando se trata de otros temas.

Habiendo sido publicada la primera parte, en 1605, y en 1615 la segunda. El libro es sumamente avanzado para su época, no solo estamos leyendo (en apariencia) el texto escrito por otra persona, el árabe Cide Hamete Beningeli, lo cual ya es un salto hacia adelante en la literatura española, sino que además los personajes opinan sobre el texto que se ha publicado, se da cuenta de la cantidad de libros publicados, estamos leyendo (en apariencia) una traducción del árabe al español y el autor mismo tiene conciencia de la importancia y del impacto de su propio libro; es decir Cervantes sabe que su creación es una obra de arte de gran alcance y de suma importancia para las letras; y por si fuera poco, las opiniones que pone en boca de don Quijote se acercan, muchas veces, al ensayo moderno, por ejemplo cuando éste define conceptos tan complicados como el amor, la libertad o la belleza.

En fin, que me parece que el Quijote ya para la segunda parte es una figura popular, recuérdese que el caballero del Gabán Verde lo hospeda en su casa, y poco después lo recibe el duque y su esposa quienes aprovechan la ocasión para divertirse a sus costillas; es durante este tiempo que los duques hacen a Sancho “gobernador” de una ínsula. Y cuando llegan a Barcelona los reciben como a figuras populares, es verdad que siempre para burlarse de ellos, pero eso no anula que la persona de don Quijote ya estaba en boca de muchos.

Y hablando de Barcelona, el Quijote tiene palabras muy lindas para la ciudad al decir: «Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes”.

Hago votos para que si ustedes no tiene algo mejor que hacer desempolven el libro y se adentren en este texto divertido y profundo, a la vez. Esto nos dará tiempo para pensar si la misión de don Quijote, quien se define a sí mismo como un paladín de la justicia y un defensor de los oprimidos y benefactor de los más necesitados, es una locura o merece la apreciación de todos nosotros.

 

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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Don Quijote» en la edición de la Real Academia Española de la Lengua

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: Don Quijote (1955), boceto de Pablo Picasso.