«El humor en Borges», de René de Costa: Contra la fauna de los tontos graves

En este libro, el reconocido investigador y académico estadounidense recorre los principales textos del autor argentino –»La biblioteca de Babel», «El aleph», «El informe de Brody», «El libro de arena», algunos poemas, y hasta una entrevista dada en Madrid por el creador bonaerense-, leídos esta vez bajo las claves estéticas de una burlesca parodia.

Por Luis Felipe Sauvalle

Publicado el 5.6.2019

Existe ya una extendida tradición literaria de realizar exégesis de la obra de Jorge Luis Borges (1899- 1986). Dicha tradición es quizá tanto o más amplia que la propia obra del autor. Dejando atrás piezas en exceso académicas, desde la muerte del argentino destacan El factor Borges, de Alan Pauls; y aun más emparentado con el libro que nos convoca, la sección correspondiente de El canon occidental de Harold Bloom, donde el célebre crítico norteamericano afirma que Carlos Argentino Daneri y su poema total (el argumento de El aleph) sería una parodia de Pablo Neruda y su Canto general.

Tenemos entonces un nuevo libro sobre Borges, que sin embargo no es simplemente otro más. Al iniciar el texto Rene de Costa se muestra convencido de que existe un prisma nuevo bajo el cual explorar la obra del argentino, y que no es simplemente una excusa para repetir lo ya dicho. Y lo logra.

En su libro De Costa se vale de seis capítulos para adentrarse en el universo borgeano con una sonrisa en los labios: el primero, «De cómo Borges convierte lo serio en cómico», y que sirve a manera de introducción; el segundo, «De cómo Borges se divierte», que busca –a mi juicio– transformar en hombre de carne y hueso la pétrea imagen que existe del autor; el tercero, «De cómo Borges se divierte a costa de otros»; el cuarto, «Diversiones en Ficciones y el Aleph»; un quinto, «De cómo Borges escribe para divertir»; y el sexto, ominosamente titulado, «Divirtiéndose hasta el final».

Cada capítulo opera como una arista nueva para enfocar el humor –un tema de por sí difícil de asir– en un autor cuya mitificación quizás lo ha alejado del tipo de lectura desinhibida, despreocupada, que el mismo Borges gustaba de practicar. El humor en Borges es un libro que en lugar de ofrecer una interpretación generalizada a la obra de Borges en su conjunto –lo que nos parecería descabellado– destaca por poner de manifiesto, exhibir de cara al lector, los momentos lúdicos presentes en el autor argentino.

En su libro, Rene de Costa recorre los principales textos de Borges –La biblioteca de Babel, El aleph, El informe de Brody, El libro de arena (incidentalmente mi cuento favorito), algunos poemas, y hasta una entrevista dada en Madrid, en donde el periodista no dio pie con bola–, leídos esta vez en clave de humor.

Así, el también doctor en literatura de la Universidad de Chicago realiza un análisis exhaustivo, con prosa clara, y pese a su vocación de claridad y de entretención, se muestra implacable: con los editores de Borges, que no supieron salvaguardar bromas específicas al momento de la internacionalización de su autor; con los traductores, que extraviaron el rumbo, ensombreciendo textos escritos con humor; y con los críticos literarios, muchos de los cuales no han hecho  –a juicio de De Costa–una lectura lúcida del autor.

Hacia el final de su libro no nos cabe duda de que Borges –quien afirmaba que tuvo que quedar ciego para encontrar su voz– guardó para sí la ironía, que tenía un desarrollado gusto por el ridículo, el absurdo, y también una tendencia hacia lo escatológico, sustrato rescatado tanto de las tradiciones de la pampa argentina profunda como de sus lecturas acuciosas de Franz Kafka.

Un reparo que podría hacerse –y quizás sea el único válido– es que, pese a que al lector le queda claro el entusiasmo gozoso con que el profesor Rene de Costa se entrega a la lectura de Borges, el lector no necesariamente tendría que compartir a priori el juicio de De Costa de la luminosidad, del genio, del autor. Aquello se da por sentado.

De cualquier manera, toda excusa es buena para hablar de Borges; el libro constituye una arqueología de su humor que en una sociedad como la nuestra –poblada de tontos graves– resulta absolutamente recomendable.

 

Luis Felipe Sauvalle Torres (Santiago, 1987) es un escritor chileno que obtuvo el Premio Roberto Bolaño -entregado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y que reconoce las obras inéditas de jóvenes entre los 13 y los 25 años- en forma consecutiva durante las temporadas 2010, 2011 y 2012, en un resonante logro creativo que le valió el renombre y la admiración mítica de variados cenáculos del circuito literario local.

Asimismo, ha participado en la Feria del Libro de Santiago de Chile, como en la de Buenos Aires y ha vivido gran parte de su vida adulta en China y en Europa del Este.

Licenciado en historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile y magíster en estudios rusos por la Universidad de Tartu (Estonia) es el autor de las novelas Dynamuss (Ediciones Chancacazo, Santiago, 2012) y El atolladero (Ediciones Chancacazo, Santiago, 2014), además de creador del volumen de cuentos Lloren, troyanos (Catarsis, Santiago, 2015).

También es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

«El humor en Borges», de René de Costa por Ediciones Tácitas (2019)

 

 

Luis Felipe Sauvalle

 

 

Imagen destacada: Fotomontaje con la figura de Jorge Luis Borges en su juventud y durante su vejez.