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[Ensayo] Juan Mihovilovich, pensar la existencia humana y el sentido de la vida

El vínculo clave entre entre las dos últimas novelas publicadas por el escritor magallánico que reside a las afueras de Linares —»Útero» y «Tu nuevo anticristo», respectivamente— radica en la comprensión del significado que tiene sobre el quehacer cotidiano de las personas de su país, insertas en la era del caos propio de la globalización.

Por Željka Lovrenčić

Publicado el 28.1.2024

Juan Mihovilovich Hernández (1951) quien es uno de los escritores chilenos contemporáneos más importantes, miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua, ex juez y luchador por los derechos humanos durante la dictadura.

Se ha escrito mucho sobre él en Croacia (Jerko Ljubetić, Ţeljka Lovrenčić) y se han traducido cuatro libros: Sus pies descalzos en la nieve (Editorial Bošković, 2001, traducido por Jerko Ljubetić), El contagio de la locura (Naklada Bošković, 2007, traducida por Jerko Ljubetić), Clasificador (Naklada Bošković, 2014, traducción de Ţeljka Lovrenčić), Ja mojbrat (Asamblea General Anual, 2018, versión de Ţeljka Lovrenčić).

En los últimos años ha publicado dos novelas: Útero (Zuramérica, 2020) y Tu nuevo anticristo (Simplemente editores, 2021), cuyo vínculo es pensar la existencia humana y el sentido de la vida.

Maternica (Útero) es una especie de biografía escrita en el conocido estilo de Mihovilovich: al autor le gusta sumergirse en el subconsciente de los personajes y dedicarse al análisis de sus estados mentales. Pero, junto con los hechos biográficos, aquí también nos encontramos con ficción: parte de la información es inventada.

Como en sus otras obras (Njezine nogeposnije, Zadna osuda, Me mojbrat, algunas historias), Juan Mihovilovich recuerda su Punta Arenas natal y el barrio pobre croata donde creció, y a su abuelo que llegó a Chile desde Praţnice, Brac. Según palabras del difunto Jerko Ljubetić: «describe su región natal como inhóspita y fría». El hecho de vivir en una zona tan helada es probablemente una de las razones del carácter cerrado y reservado de los magallánicos.

Sin embargo, el tema de este gran escritor no es sólo su tierra natal. A menudo busca motivos universales que van más allá de las fronteras de Chile. Generalmente lo hace partiendo de su propia vida y de acontecimientos vividos en su región natal o en su propio país.

Lo mismo ocurre en la novela Maternica: el personaje principal, Juan, cuestiona lo que ha sobrevivido y aprendido durante su vida, y luego piensa en temas cercanos al mundo entero.

Es un juez y un escritor que se encierra en un apartamento de su Punta Arenas natal, al que regresa siendo ya maduro cuando piensa intensamente en la muerte y anhela la paz. Su deseo es trazar una línea y reflexionar sobre todo lo vivido, aceptar la historia personal y aceptar los errores y la culpa.

Venir a su ciudad natal a escribir sobre sí mismo y a adentrarse en lo más profundo de su alma es al mismo tiempo un acto de resistencia al destino y una búsqueda de la identidad, como el Juan Preciado de Pedro Páramo. (La influencia de Juan Rulfo también se siente en esta novela de Mihovilovich).

La trama comienza con el momento presente, y luego el protagonista regresa al pasado, donde su ciudad natal es «el lugar en el fin del mundo», y el distrito de inmigrantes donde vive es el epítome de la pobreza. Ahora está de vuelta en una ciudad moderna: destaca que vive en un apartamento con Internet. Nada es igual en él, todo ha cambiado.

 

Volver a las raíces y aceptar el destino

Juan nació en 1951 (como el escritor), está casado con una mujer decepcionada que sólo ve lo malo en todo. Tiene dos hijos mayores y una hija adoptiva. Además, dos hermanos, uno de ellos está completamente loco. Su madre muere repentinamente y sin dolor, mientras que su padre se encuentra en una larga y dolorosa agonía, que hace sufrir a él y a todos los que lo rodean. (No se trata de datos biográficos).

El héroe de esta novela se cuestiona constantemente, analizando todo lo que vivió y lo que anhelaba. Parece que recordando su vida quiere castigar algo. Una de las características de esta obra llena de simbolismo y, según muchos, es la más pesimista de todas las no muy alegres novelas de Mihovilovich, es que el lector se convierte en testigo activo de la vida del protagonista.

Le cuenta lo que ha aprendido durante su relativamente larga vida, le transmite sus experiencias y sus sentimientos, le introduce en su intimidad. En las historias personales e íntimas del protagonista (escritor) de la novela, el lector se reconoce a sí mismo; le parece que sobrevivió a todo eso.

Además del reexamen del personaje principal y el análisis de la vida que se suele hacer al final de la carrera y antes de la jubilación, esta obra habla de volver a las raíces y de aceptar el destino.

En Útero, el escritor sintetiza con éxito sus vivencias, recuerdos y sentimientos que interpreta el protagonista de la novela, así como una descripción del mundo en el que vivió y de las personas que lo rodearon a lo largo de los últimos años.

Además de la vida del escritor, que en realidad estuvo marcada por sufrimientos y enfermedades (la esquizofrenia de su hermano y su ansiedad, neurosis, depresión, asma), el tema de esta obra es también ser y pensar la existencia humana. Es una confesión humana pura y desnuda. Todo está contado sin adornos.

El autor expone sus partes íntimas y revela sus remordimientos, el complejo de Edipo y otras patologías varias sin ocultar nada. Sus recuerdos recuperados son muy dolorosos porque están relacionados con la muerte, el dolor físico y emocional, la vergüenza, la ira, la sumisión, la culpa y su aceptación. Pero también busca un mundo mejor.

Útero es una obra es muy sofisticada y está llena de citas a los clásicos y a los poetas y novelistas favoritos de Mihovilovich. Con muchas alusiones a la música, el arte, la historia y todo lo que particularmente le interesa, el escritor sigue la estela de las ficciones de la época del boom que hicieron famosa la literatura latinoamericana en todo el mundo.

Particularmente conmovedoras son las descripciones de las calles de Punta Arenas, ciertos barrios, escuelas, maestros, familiares y recuerdos de la Isla Dawson, símbolo de la dictadura militar que causó especial malestar en Mihovilovich como defensor de los derechos humanos en ese momento.

Aunque pesimista y llena de tonos oscuros, esta novela es verdaderamente una auténtica perla literaria por su profunda emotividad e intelectualidad y su homenaje a la extrañeza de la existencia humana.

 

Un lugar atemporal en el universo

Y en una novela corta de sólo cien páginas titulada Tu nuevo anticristo, Mihovilovich continúa viajando a través de la conciencia y planteándose preguntas sobre la existencia humana. Al igual que el anterior, está lleno de simbolismo. También es pesimista, pero parece ver una luz al final del túnel. El escritor vuelve a recurrir a hechos biográficos, pero también a motivos universales.

Está inspirado en personajes históricos famosos. El personaje principal es Juan, cuyo loco hermano Vicente, un soñador diagnosticado con esquizofrenia, murió repentinamente de un infarto en plena pandemia del coronavirus. Antes de eso, presagió la venida del Anticristo, el inevitable apocalipsis y la destrucción del mundo por la aparición de ese terrible virus.

De hecho, esta obra es el soliloquio de Juan que recorre toda la obra, desde su principio hasta su fin. Piensa en su lugar en este mundo, en la vida y la muerte humanas. La novela entrelaza pensamientos sobre la existencia del individuo y la comunidad social, sobre problemas psicológicos y dilemas morales. Al descubrir los numerosos secretos de un universo cada vez más diverso, el personaje principal se acerca al misticismo en sus pensamientos.

Juan recuerda a su hermano que, después de encender un cigarrillo, muchas veces miraba al cielo. De hecho, el personaje de Vicente lo sigue constantemente: con una leve sonrisa, lo observa desde todas partes y en todo momento. Por eso lo inundan los recuerdos: además de su hermano, también piensa en su difunto padre, el perro Calpún, y en todos aquellos que lo acompañaron en una parte del camino de su vida y que ya no están en este mundo.

Al protagonista le preocupa el hecho de que las fuerzas del mal se están fortaleciendo y la gente está empeorando: provocan guerras, explotan a los niños como mano de obra, destruyen el medio ambiente, estimulan cambios climáticos que provocan inundaciones y sequías.

La protagonista de esta obra considera la vida como un viaje eterno que emprende una persona cuando sale del útero; es inevitable que eventualmente muera. Antes que ella, como en la novela Maternica, regresa a su Ítaca, que según el escritor chileno Aníbal Ricci no es un término geográfico sino un lugar atemporal en el universo.

El viaje de su vida, que comienza en su natal Punta Arenas, continúa en Puerto Aysén y pasa por Santiago, terminará en Linares, donde se encuentra la tumba de Vicente. (Todos estos son lugares a los que Mihovilovich estuvo apegado en su vida). Allí finalmente se encontrará consigo mismo.

Así, esta compleja novela que simboliza el camino hacia la muerte, tiene treinta y tres capítulos (la edad de Jesucristo). Habla del mundo al borde del colapso. Según Vicente, su caída será provocada por un virus perverso, obra del Anticristo.

El reconocido crítico literario chileno y profesor de la Universidad de Chile, Cristián Montes Capó, señala la multitud de contradicciones que abundan en esta obra. En él se entrelazan, entre otras cosas, el pasado y el presente, el ser y el no ser, la mortalidad y la inmortalidad, el sueño y la realidad, lo visible y lo invisible, la vida y la muerte, el dolor y el sufrimiento, etcétera.

Con esta dualidad, también advierte el simbolismo del nombre Vicente: cree que es una alusión a Vincent Van Gogh quien era muy cercano a su hermano Theo. También destaca el carácter polifacético de esta novela corta y la influencia de Nietzsche en el autor. Junto a los contrastes, cita el sufrimiento que en él se comenta como uno de los rasgos más significativos de esta obra y concluye que el escritor nos está diciendo que la vida es en realidad dolor.

El miedo a la muerte juega aquí un papel destacado y que, de hecho, es el motivo principal que lleva al autor a pensar profundamente sobre sí mismo y la existencia humana en este mundo. En cualquier caso, tenemos ante nosotros una obra muy valiente, estratificada y simbólica que profundiza en las preguntas básicas que el hombre se plantea en la vida y que podemos interpretar de diversas maneras.

Por ello, no es de extrañar que despertase el gran interés de la crítica chilena, así como de los lectores de su país.

 

 

 

 

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Željka Lovrenčić es una crítica literaria y traductora croata, que estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de Zagreb. Es licenciada en literatura comparada, letras hispánicas y filología. Su tesis doctoral versa sobre escritores chilenos de origen croata, y para su conocimiento y mejor perfección del español, residió en México y Chile.

Estudiosa de la emigración croata, especialmente, a Sudamérica, tradujo hacia la lengua croata obras de eminentes escritores en idioma español: Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Ernesto Sábato, Roberto Ampuero y Miguel Aranguren.

 

Željka Lovrenčić

 

 

Imagen destacada: Juan Mihovilovich en Venecia, Italia.

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