[Ensayo] «Los divagantes»: El resplandor oscuro y fascinante de Guadalupe Nettel

El nuevo libro de relatos de la autora mexicana —ganadora del prestigioso Premio Herralde con su novela «Después del invierno» (2014)—, tiene como tópico estético central de sus argumentos, una renovación de la idea subjetiva del pasado y de su consecuencia, los recuerdos.

Por Alfonso Matus Santa Cruz

Publicado el 17.1.2024

Los secretos y los puntos ciegos muchas veces urden la trama de lo que es una familia, de lo que puede ser, y por qué se descompone o trata de salvarse a su manera particular.

Todas las familias son enrevesadas a su manera, y los deseos de cada persona muchas veces pasan a llevar los del resto, sea el deseo de habitar un departamento que compró un viejo compañero de teatro o de cuidar a una araucaria podrida por dentro contra el juicio de los vecinos.

Sobre estos vericuetos y curiosas derivas en las relaciones de sus personajes, nunca típicos o predecibles, es que se construyen los cuentos de la narradora mexicana Guadalupe Nettel (1973) reunidos en el volumen titulado Los divagantes y publicado por editorial Anagrama.

La prosa de Nettel tiene algo de esa luz oscura y radiante que es tan propia a las noches en que sentimos que la realidad tiembla en torno nuestro, en que asirnos a tierra firme no es una apuesta del todo segura.

En efecto, las vidas cambian en pequeños movimientos, en elecciones que pueden pasar por triviales como es ir en familia a pasar unos días de vacaciones a una cabaña junto a un bosque. El tira y afloja entre padres e hijos a veces conlleva consecuencias imprevistas y en apariencia desproporcionadas.

 

La reinvención de la memoria

Eso es lo que ocurre en «Jugar con fuego», un relato que ya avisa su desenlace en el título, pero que más allá de su final se sostiene por la intrincada elaboración que hace Nettel de los deseos y miedos de dos hermanos en relación a su padre mientras la madre observa todo desde una distancia acomplejada, sin saber de qué forma resolver las pequeñas disputas de poder.

La sombra de esas disputas de poder, de ese largo e inestable puente que va desde el cariño hasta la violencia en las relaciones interpersonales, es el territorio que navega Nettel como quien penetra un bosque a oscuras, linterna en mano, confiando en una pequeña luz y la brújula de la intuición.

Es un truco difícil de lograr, pero lo que hay de variadas texturas y matices en las descripciones, en la elección de cada palabra e imagen, parece de una fluidez natural cuando sabemos que no es así. El oficio se siente en la prosodia y en la arquitectura de cada uno de estos relatos.

Hay una constante, sin embargo, que puede funcionar tanto de fortaleza como de debilidad. Todos los cuentos son en primera persona.

Esto no significa que no haya diversidad en los narradores; los hay desde un joven que rememora sus experiencias como huérfano hasta una adolescente estudiante de literatura que descubre a un tío desterrado de su familia en la sala de una clínica, esto ocurre en «La impronta», quizás el más conmovedor de los relatos incluidos aquí.

No obstante, se echa en falta cierta distancia, esa capacidad de alejarse de los personajes y observarlos con el efecto difuminado de una memoria ajena, tal y como muchas veces nos tratamos a nosotros mismos. Por contraparte, Nettel logra que conectemos con sus protagonistas, y así no es difícil que nos involucremos en sus pequeñas luchas y asombros.

Incluso la autora mexicana va más allá de la realidad y nos sorprende con un relato intermedio en que un hombre come un pequeño dulce, después de entrar a un lugar que pensaba era un prostíbulo, solo para ver cómo cambia su relación matrimonial volviendo años atrás.

La reinvención del pasado y de la memoria son entonces centrales en ese relato y en otros del volumen, cada uno con su distinto cariz y dinámica. Cada uno con su resplandor oscuro y fascinante.

 

 

 

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Alfonso Matus Santa Cruz (1995) es un poeta y escritor autodidacta, que después de egresar de la Scuola Italiana Vittorio Montiglio de Santiago incursionó en las carreras de sociología y de filosofía en la Universidad de Chile, para luego viajar por el cono sur desempeñando diversos oficios, entre los cuales destacan el de garzón, el de barista y el de brigadista forestal.

Actualmente reside en la ciudad Puerto Varas, y acaba de publicar su primer poemario, titulado Tallar silencios (Notebook Poiesis, 2021). Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Los divagantes», de Guadalupe Nettel (Editorial Anagrama, 2023)

 

 

 

Alfonso Matus Santa Cruz

 

 

Imagen destacada: Guadalupe Nettel.