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[Ensayo] «Los ojos son la mejor parte»: Cuerpos violentamente exóticos

En la ópera prima de la escritora norteamericana de origen asiático Monika Kim, la voz narrativa en primera persona hace mención a ciertas discriminaciones contra la comunidad coreana en los Estados Unidos y, en particular, Ji-Won (la protagonista) siente culpa y pena por las oportunidades que perdió su padre, quien, al comenzar la novela, acaba de abandonar a la familia para irse con otra mujer.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 15.7.2025

Los ojos son la mejor parte es el debut de Monika Kim, que se oferta como: «salvaje y original. La oscura génesis de una asesina en serie», según el NY Times, pero ninguno de estos adjetivos le hacen realmente honor a la experiencia de lectura y, aunque los cabos se atan (de manera predecible), quedan muchos vacíos, muchas preguntas.

Y, más preocupante: la sensación de un machismo intrínseco que no consigue ni ser profundamente repudiado, ni tampoco realmente denunciado.

Ji-Won es la protagonista, una adolescente de origen coreano, primera generación gringa viviendo en California. Aquí la voz narrativa en primera persona hace mención a ciertas discriminaciones contra la comunidad coreana en los Estados Unidos y, en particular, Ji-Won siente culpa y pena por las oportunidades que perdió su padre, quien, al comenzar la novela, acaba de abandonar a la familia para irse con otra mujer.

En el pequeño departamento quedan Ji-Won, su hermana y su madre. Ji-Won describe: «Mi madre casi nunca se enfada… es de esas personas que prefieren la tristeza y las lagrimitas. Mi padre era el que tenía un carácter colérico, el que se ponía hecho una furia sin que nadie pudiera calmarlo».

Frustrada, se pregunta: «¿Por qué no pude nacer niño? ¿Ser un chico fuerte y seguro de mí mismo…?».

Paradójicamente, aunque el padre es quien abandona a la familia, le interesa inculcar el sentido de seguridad en su hija. Primero la obliga a tomar clases de taekwondo y, después, le regala una cortaplumas para que lleve en su mochila en caso de necesitar protegerse.

 

Fetiches culturales

En adelante, Ji-Won describe los machismos y micro machismos que percibe en todo momento y sus colmillos se afilan al ingresar en el circuito familiar un novio gringo para la madre abandonada. La madre está feliz porque es un norteamericano y no un coreano o descentiente coreano.

Este hombre, George, es un cerdo caricaturizado a más no poder. George, describe Ji-Won, es muy privilegiado, impune como hombre blanco y su poder: «no solo proviene del hecho de poseer un pene. Proviene de ser blanco».

Así, el propósito de Ji-Won es eliminarlo y finalmente poder consumir sus preciosos ojos azules. Lo curioso es que Ji-Won critica a su madre y sus decisiones permanentemente y mantiene un respeto hacia su padre, aunque este está totalmente ausente de la escena y ni siquiera va a ver a su hija al hospital cuando tiene una operación seria de cerebro.

Aunque él las ha dejado a su suerte, Ji-Won lo justifica: su perversión deviene aversión no hacia el padre, sino hacia otros hombres.

Como personaje Ji-Won es celosa, narcisista, maquina tramas, miente y roba a sus amigas para enemistarlas entre ellas, pero intentar seguir sus pasos es acompañarla en su mundo de paranoia y alucinación. Y es que lo que acontece aquí es un vertiginoso proceso de desmoronamiento psicológico, visto como un delirio, una mezcla de sueño y realidad.

El punto es que nada parece muy convincente o verosímil, las resoluciones son postizas y la explicación final (porque este es un thriller) es tramposa, un recurso fácil.

Así y todo, Los ojos son la mejor parte, resulta en una lectura rápida en la que es posible observar ciertas críticas sociales, como las de las generaciones asiáticas de migrantes en los Estados Unidos, la fetichización de marcas culturales para el consumo masivo, y el modo en que la pornografía explota cuerpos violentamente exóticos.

 

 

 

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio, Succión, Corral y La casa de las arañas, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, la novela bilingüe En la isla/On the Island, y el conjunto de poemas Atisbos.

Traducciones de sus textos han aparecido en las revistas The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Los ojos son la mejor parte» (2025)

 

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: Monika Kim.

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